“¡Doctora Lêgerîn hoy te despedimos como mártir de la revolución de Rojava!”

El domingo pasado se realizó en Buenos Aires un homenaje a la internacionalista y médica argentina Alina Sánchez (Lêgerîn Çiya), quien falleció el 17 de marzo en un accidente automovilístico en Rojava (norte de Siria).

Lêgerîn se encontraba hacía varios años luchando junto al pueblo kurdo, en el marco de un proceso de profunda transformación social.

El domingo más de doscientas personas se reunieron en el auditorio de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) para recordar a Alina.

Durante la actividad, desde el Comité de Mujeres en Solidaridad con Kurdistán se leyó un sentido texto sobre Lêgerîn Çiya.

A continuación lo reproducimos completo:

Palabras desde el Comité de Mujeres en Solidaridad con Kurdistán

Allí donde hay un pueblo que lucha, que se levanta y resiste. Allí donde se construyen los cimientos de ese mundo que anhelamos, aunque las grandes potencias destruyan todo a su paso. Allí, donde hay vida a pesar de tanto dolor y hostigamiento, allí está la semilla que se esparce por todo el mundo. Ese puente alrededor del mundo que nos hermana, que nos hace sentir en lo más profundo, la fuerza organizada para construir esa realidad que anhelamos, ese mundo donde queremos vivir.

Hoy desde el Comité de Mujeres en Solidaridad con Kurdistán pronunciamos estas palabras colectivas, de homenaje, porque sabemos muy bien que si un pueblo se levanta y lucha ya cuenta con el triunfo de hermanarse con todos los pueblos que también entregan su vida en diferentes puntos cardinales. Y sabemos que esa solidaridad que recorre todas nuestras fibras del corazón, no tiene fronteras, sino que tiene humanidad.

Este homenaje nos encuentra con la urgente memoria de Lêgerîn Çiya, Alina Sánchez. Amiga, compañera, luchadora si las hay. Mujer desobediente y valiente que no dudó en enfrentar al patriarcado que insiste en disciplinarnos por ser mujeres, y al capitalismo que nos condena a una vida de muerte y miseria.

Homenajear a nuestra compañera Lêgerîn nos convoca a pensarla desde varias dimensiones que nos atraviesan como mujeres que nos solidarizamos con la resistencia de los pueblos de Kurdistán y con la revolución que llevan adelante las compañeras como motor de la lucha por la liberación de la sociedad.

Su partida física nos hace sentirla más presente que nunca como guía, como ejemplo de compañera, de hermana de los pueblos oprimidos del mundo. Nos hace  tomar de su sonrisa y de su amor por la vida, la convicción de que no podemos bajar los brazos.

En un momento muy complejo de la realidad de Argentina y de toda América Latina en su conjunto, se nos hace más necesario aún, entendernos como parte de la misma lucha que llevan adelante las compañeras en Kurdistán; una lucha que no están dando sólo por ellas, sino por todas nosotras y que también nos encuentra enfrentando enemigos comunes.

Solíamos conversar con Lêgerîn sobre las estrategias que debemos desarrollar para conectar las experiencias emancipadoras que existen en distintas partes del mundo y de qué manera podemos aportar mejor a que esas experiencias crezcan y se nutran unas con otras. Y ese es uno de los desafíos que asumimos como Comité de Mujeres en Solidaridad con Kurdistán: ser un vínculo, un canal de diálogo entre las mujeres que están creando un nuevo paradigma para la vida libre en las montañas y desiertos de Medio Oriente, brindándoles todo nuestro apoyo, contribuyendo con la difusión de su lucha en esos territorios pero al mismo tiempo, aprendiendo de ellas y de su capacidad de organización.

Es en esa expresión concreta de solidaridad y diálogo, que Lêgerîn fue pionera desde estas tierras, construyendo puentes  de la manera más íntegra y humana que podamos imaginar.

Alina tomó la decisión de poner su cuerpo, su alma y su corazón allá donde lo peor de la humanidad hace estragos en la vida de los pueblos que luchan por su liberación.  Con una convicción muy firme y con gran humildad, forjó cada día el internacionalismo desde su oficio de médica,  asistiendo a las compañeras  y compañeros heridos en la guerra, dedicando todo su tiempo a la construcción de un sistema alternativo de salud para Rojava, proponiendo y poniendo en práctica iniciativas tendientes a integrar aspectos que parecían divergentes.

Como buena combatiente, el pueblo kurdo la abrazó como una hija más, y desde ese lugar se esforzó siempre para que llegáramos a compartir su amor y su entusiasmo.

Con su paciencia y ternura características, su propósito era que comprendiéramos  la historia del pueblo kurdo, el proyecto político que se toma forma en el Confederalismo Democrático y el trasfondo de las guerras que el Imperialismo necesita desatar en su contra. También desde su interés y pasión por aportar al desarrollo de la Jineoloji, contribuyó a que se conozca y se extienda por Latinoamérica, esta Ciencia de las Mujeres que desde la dificultad de poder pronunciar su nombre, al principio nos parecía tan extraña y distante.

En cada una de esas acciones, Lêgerîn sembró su amor al pueblo, sin restricción de idiomas ni fronteras. No nos queda más que tomar su fuerza para continuarlas.

Pero no sólo de internacionalismo nos habla el legado de la compañera Lêgerîn que conocimos. Pensar en todo lo que ella nos inspiró, es inseparable de sabernos todas mujeres caminando hacia nuestra liberación.

La necesidad de reconocernos en nuestra propia historia, individual y social, que crezcamos en autonomía para emerger con la fuerza de la reciprocidad, acuerpadas en una misma página de la historia, e  insistiendo de la mano de Apo y de Sara: ¡que la revolución de las mujeres es ahora! y que del ejercicio de libertad que logremos alcanzar las mujeres, surgirá lo que hará posible construir una vida libre para toda la sociedad. Este planteo, es sin dudas uno de los debates más necesarios que nos toca impulsar si queremos honrar la vida de nuestra compañera.

Hoy, el proceso revolucionario del pueblo kurdo y el Movimiento de Mujeres existen, resisten y se conocen en todas partes por compañeras como Legerin, con el inclaudicable compromiso de no sólo reivindicar la historia de un pueblo sino de poner allí el cuerpo. Desde el frente de batalla que eligió, la construcción de un sistema de salud alternativo que sea capaz de dar respuesta a las necesidades de un pueblo que resiste a la violencia del poder y se atreve a construir la utopía.

Haber tenido la alegría de conocer a Lêgerîn y haber compartido con ella momentos breves pero muy intensos, nos lleva a involucrarnos cada día más con sus sueños y objetivos, que también son los nuestros.

Hoy su partida, nos llama a defender con más fuerza la autonomía de Rojava, defender el cantón de Afrin de la invasión del estado turco; hacer todo lo que esté a nuestro alcance y más, para impedir el genocidio del pueblo kurdo por parte de las potencias de la OTAN y sus gobiernos cómplices.

Hoy, nos convoca a seguir apoyando y acompañando con más compromiso, la revolución de las mujeres, y a asumir que organizarnos es la mejor manera de autodefensa que podemos desarrollar.

¡Doctora Lêgerîn, como te decían en Kurdistán, hoy te despedimos como mártir de la revolución en Rojava. Pero aprendimos que las mártires nunca mueren. Seguirás viva en cada una de nosotras, en las montañas de Kurdistán y en los nuestros territorios donde supiste sembrar y sembrarte!

No hizo falta intentar desplegar ninguna teoría quántica para comprender en nuestros gestos, que el tiempo y el espacio se alteran cuando el amor es así de profundo.

Estás y seguirás estando en cada paso. Serás inmortal aunque tus pies siempre hayan estado bien plantados en la tierra. Desde tu entrega y sacrificio, desprendida de todo interés que no sea humanitario, fuiste verdad. Verdad que nos contagiaba de ganas de cambiarlo todo.

Viven en nosotras tus palabras enérgicas, llenas de entusiasmo y tu calidez abriga nuestros sueños. Hoy nos quedamos con la fuerza de tu ejemplo internacionalista y nos proponemos continuar con tu búsqueda incansable por  la libertad.

¡Jîn Jiyan Azadî!

¡Hasta la victoria Alina!

Compañera Lêgerîn ¡PRESENTE! ¡Ahora y siempre!

FUENTE: Comité de Mujeres en Solidaridad con Kurdistán – Argentina