“La Unión Europea debe presionar a Turquía para que cambie sus políticas respecto a Rojava”

Tras el ataque de Turquía contra la región de mayoría kurda del noreste de Siria, Ercan Ayboga comenta las políticas racistas de Turquía, la democracia directa en Rojava y la reacción internacional. Ercan es ingeniero ambiental y activista, coautor del libro “Revolución en Rojava. Autonomía democrática y liberación de la mujer en el Kurdistán sirio” (Pluto Press, 2016).

-El pasado 9 de octubre el mundo se dio cuenta de que Turquía estaba bombardeando Rojava, después de que Donald Trump decidiera retirar sus tropas de Siria. ¿Podrías explicarnos qué está pasando en Rojava?

-Desde el 9 de octubre, el ejército turco ha estado atacando una franja de 500 kilómetros a lo largo de la frontera con Siria. Cuentan con el apoyo de miles, quizás decenas de miles de mercenarios, incluido el llamado “Ejército Sirio Libre”, que en su mayoría proceden de Al Qaeda y el Daesh. Este ataque es una invasión ilegítima. El ejército turco y los yihadistas han atacado con aviones y tanques no solo posiciones militares sino también civiles. Destruyen hospitales, casas, así como redes de suministro de electricidad y agua. Es una campaña de terror.

Los civiles y las SDF (Fuerzas Democráticas Sirias que luchan por una Siria laica, democrática y descentralizada) resisten con lo que tienen, pero ni siquiera cuentan con armas antiaéreas. Con los elementos de que disponen, su resistencia es intensa y consiguen lo máximo posible. Por ello, aunque la gente esté organizada, es una batalla injusta y desigual.

-El presidente turco, Erdogan, dice estar luchando contra los “terroristas”.

-El Estado turco sostiene que las fuerzas militares como son las YPG (Unidades de Defensa del Pueblo) y las YPJ (Unidades de Defensa de la Mujer), que forman parte de las SDF, y que durante cinco años han defendido la ciudad de Kobane, Hesêke (Al-Hasakah) y el territorio que rodea a Alepo ante los ataques de Daesh, son terroristas que amenazan al Estado turco. Eso es mentira. No habían atacado a Turquía ni una sola vez antes de la invasión. Las fuerzas de defensa del noreste de Siria hicieron lo acordado entre las SDF, Turquía y Estados Unidos a principios de agosto de 2019, como mecanismo de “seguridad” a lo largo de la frontera turco-siria. Para Turquía dicho acuerdo no fue suficiente, porque su plan era controlar esta área y seguir impulsando cambios demográficos en la región, como ya hizo en Afrin. El ejército turco atacó al cantón más occidental de Rojava, al noreste de Siria, en enero de 2018 con el apoyo de Rusia, que le había dado luz verde. Ha vuelto a producirse una situación similar. A pesar de la fuerte resistencia de las SDF, el ejército turco y los yihadistas han ocupado esta zona. Cuando el ejército turco se acercó a la ciudad de Afrin, las SDF se retiraron para evitar una masacre. La invasión provocó la muerte de 300 civiles y 1.000 defensores de Afrin. En el período siguiente, casi todos los kurdos abandonaron la ciudad: cuando Turquía instaló allí a combatientes yihadistas con sus familias, se consolidó el cambio demográfico. Ahora está sucediendo lo mismo en las partes ocupadas del noreste de Siria. Mientras hablamos, están atacando con bombas.

-¿Qué papel desempeñaron Estados Unidos en la invasión turca?

-El 7 de octubre se retiraron de las posiciones militares de Serekaniye y Tel Abyad (en kurdo, Grî Spî) en la frontera con Turquía. En ambos lugares, el ejército turco y sus aliados están atacando ahora. No había muchos soldados estadounidenses en el noreste de Siria, pero controlaban el espacio aéreo por lo que, al retirarse, Estados Unidos ofrecieron a Turquía la oportunidad llevar a cabo ataques aéreos. Le dieron luz verde al dictador.

No podemos olvidar que la política del Estado turco, y no solo del gobierno actual, es profundamente racista e islamista. En Turquía, la gente que critica la invasión está siendo duramente castigada. Allí, tanto los nacionalistas como los islamistas temen a los kurdos, debido a los procesos de democracia directa que promueven, o las posiciones políticas que los kurdos comparten con otros sectores de la oposición democrática en Siria y en Turquía. Se habla mucho de traición, porque después de que los kurdos lucharon contra el Estado Islámico con el apoyo de Estados Unidos, Trump abrió el camino para que Turquía desencadenase una limpieza étnica.

-¿Pueden Trump y el resto del mundo ignorar el peligro de Daesh?

-No. Las SDF son fuerzas multiétnicas, principalmente kurdas, pero también árabes, asirias, chechenas, armenias y turcomanas. Este mismo año fueron absolutamente cruciales para vencer a Daesh en el este de Siria. Sin ellas, Daesh no podría haber sido derrotado a medio plazo, ni por el régimen sirio ni por la coalición global liderada por Estados Unidos. La amenaza habría seguido estando vigente para el mundo entero.

Estados Unidos prestó apoyo aéreo y proporcionaron equipamientos, pero miles de miembros de las SDF murieron defendiendo esta causa. Ahora, más de 10.000 miembros de Daesh están en prisión así como alrededor de 6.000 miembros de sus familias. Las SDF solicitaron a los gobiernos del mundo que retiraran a sus ciudadanos de las cárceles, ya que la mayoría de ellos no son ciudadanos sirios, pero solo unos pocos lo hicieron. Con los bombardeos turcos, se han escapado a centenares. Pueden ir a cualquier sitio, reorganizarse en el desierto o lanzar ataques en Europa, Asia, África y América. Y Turquía ha prestado apoyo a Daesh desde el principio. Diversos miembros arrestados de Daesh han hablado abiertamente en entrevistas sobre cómo cooperan con Turquía.

-Rojava es conocida por su implementación de la democracia directa y su defensa de la liberación de las mujeres. Esto no solo es extremadamente progresista en relación con la opresión de las mujeres en muchos estados autoritarios en Medio Oriente, sino incluso para los estándares occidentales. ¿Podrías explicar cómo funciona el “confederalismo democrático”?

-La Federación Democrática del Noreste de Siria, comúnmente conocida como Rojava, es una región autónoma de Siria que se ha desarrollado durante los últimos años. No se relaciona con el gobierno sirio, ni con la oposición islamista ni con cualquier otra oposición reaccionaria antidemocrática. Unos cinco millones de personas vivían en esta región; después de la invasión, alrededor de 300.000 ya han sido desplazadas. Es, con mucho, la región más democrática y pacífica de Siria, siempre abierta a acoger a refugiados procedentes de Siria e Iraq.

Desde el comienzo de la guerra civil siria, el movimiento de liberación kurdo comenzó a autoorganizarse en Rojava. En 2012 establecieron una administración autónoma democrática, que reorganizaron a principios de 2014. Calificamos este proceso de revolución porque estimuló el cambio de mentalidad y transformó las relaciones sociales. Las personas relacionadas con este movimiento comenzaron a reorganizar todos los ámbitos de la vida: político, cultural y económico. También se unieron a las fuerzas armadas las YPG y crearon las YPJ, constituidas exclusivamente por mujeres, que se hicieron famosas cuando Daesh atacó a Kobane en septiembre de 2014.

Más tarde, los medios de comunicación comenzaron a interesarse por la presencia de este movimiento en otras esferas de la vida social. Dondequiera que fueran los periodistas, había mujeres. Tenemos una cuota de género del 40% en todos los puestos públicos y un sistema de altos representantes que presiden conjuntamente mujeres y hombres. Esto ha ido cambiando la tradicional mentalidad antidemocrática y patriarcal de la gente. Por supuesto que hubo y sigue habiendo cierta oposición, pero es pequeña. Ha sido un proceso mediante el cual las mujeres, al organizarse y adquirir voz y capacidad de actuación, se han ido emancipando de la opresión y el trato desigual. El aspecto democrático debe entenderse así: no es un sistema parlamentario como el existente en gran parte del mundo, sino un sistema de participación directa, que calificamos de “democracia radical”. La democracia consiste en que la mayoría de la sociedad discuta y tome decisiones continuamente. Y esto significa que la base se organiza en comunas.

Unos 200 hogares forman una comuna, que se reúnen periódicamente para coordinarse y organizar muchas cosas de su vida cotidiana: economía, asuntos políticos, educación, salud… En todo el noreste de Siria hay unas 4.000 comunas multiétnicas en las que la vida se organiza desde abajo. Además existen consejos populares de nivel superior. Se puede decir que en ellos se combina el parlamentarismo y la democracia directa; el 60% de sus miembros son elegidos y el 40% provienen de diferentes movimientos sociales, sectores y minorías étnico-religiosas.

Esta estructura permite la participación y la implicación de diferentes grupos y organizaciones, por lo que la democracia significa la participación continua de todo el mundo. En las comunas, la mayoría de las decisiones se suelen tomar a menudo por consenso, en asambleas en las que todos tienen la oportunidad de vincularse, y la mayoría lo hace. No todo el mundo, pero sí la mayoría.

-Cuando Estados Unidos y Europa se apartaron, os visteis obligados a llegar a un acuerdo con el gobierno sirio. ¿En qué consistieron los acuerdos? ¿Tendrá que renunciar Rojava a su autonomía, para proteger la vida de las personas?

-El acuerdo entre la autoadministración del noreste y Siria se ha llevado a cabo en condiciones muy difíciles y arriesgadas, a causa de la invasión turca. Siempre hubo conversaciones con el gobierno central sirio. Desde 2017, ha habido serias negociaciones sobre una solución política. Se han producido avances, pero el gobierno sirio no ha estado interesado en llevarlos a buen fin. Por supuesto, su posición depende del gobierno ruso, que es la fuerza principal que mantiene al partido Baath en el poder en Siria. Rusia ejerció de moderador en las negociaciones pasadas y también en el último acuerdo.

El acuerdo solo contempla aspectos militares y prevé que el gobierno sirio envíe tropas a la frontera y lugares amenazados por las tropas turcas, como Ain Issa. Este acuerdo no afecta al autogobierno democrático en los territorios liberados. Si el gobierno sirio resulta crucial para defender el noreste de Siria de la agresión turca, entonces también se harán acuerdos sobre asuntos internos, en particular en materia de seguridad local, salud, educación, economía, etc. Por el momento, esta posibilidad es muy difícil de predecir.

Si el noreste de Siria tiene éxito en su defensa y aumenta la solidaridad internacional, el gobierno sirio no podrá socavar la autonomía democrática. Si, por el contrario, las tropas sirias en el noreste de Siria no contribuyen a detener la invasión turca y Turquía consigue ocupar gran parte del noreste de Siria mediante una guerra criminal, la autoadministración no podrá negociar gran cosa. Pero si el gobierno sirio, y también Rusia, resultan cruciales para detener la invasión turca, el gobierno sirio podrá controlar el contenido de otros acuerdos. Es arriesgado alcanzar acuerdos con el gobierno sirio en condiciones desfavorables porque la antigua mentalidad del gobierno sirio no ha cambiado. Es autoritario.

-Pero el régimen sirio es el aliado de Rusia y Rusia es el aliado de Turquía. ¿Podrías explicar el papel de Rusia en la región?

-Rusia trata ahora de beneficiarse de la situación a base de presionar al noreste de Siria para que firme acuerdos con el gobierno sirio. Rusia y Estados Unidos tienen muchos intereses geoestratégicos en Siria y su entorno en Medio Oriente, por lo que la situación no solo tiene que ver con Siria. El interés de Rusia es, en primer lugar, mantener en el poder en Siria al régimen Baath. El apoyo activo prestado por Rusia en los últimos años ha permitido que el régimen de Assad sobreviviera.

Para Rusia, no se trata tanto de interés económico a largo plazo como de la presencia militar en la costa siria. Esto le permite ampliar las posibilidades de defender sus intereses geoestratégicos. Además, tiene como objetivo contrarrestar la presión política y militar ejercida por Estados Unidos y la Unión Europea (UE) en las últimas décadas.

Rusia tiene dos caras en la guerra siria, como todos los demás estados involucrados en este conflicto, el mayor de nuestro tiempo. Todos ellos están en contra de un fuerte movimiento democrático en Siria y Medio Oriente, que cuenta con importantes elementos de democracia directa y de liberación de las mujeres. Rusia, por un lado, habla con los kurdos y con todos los actores del noreste de Siria, diciendo que sin los kurdos no es posible una solución política.

Por otro lado, busca controlar el noreste de Siria, junto con los gobiernos de Siria e Irán. Mientras los grupos armados reaccionarios islámicos eran fuertes en Siria, el gobierno sirio y Rusia no deseaban que los kurdos flaquearan. Sin embargo, desde que esos grupos se debilitaron significativamente y los kurdos iniciaron nuevas y exitosas alianzas con los asirios y especialmente con los árabes en el noreste de Siria, la situación cambió. La mejor manera de debilitar la autoadministración democrática del noreste de Siria consistiría en dejar que el Estado turco, obsesionado con la eliminación de este proyecto democrático, lo atacase. Así, Rusia permitió que Turquía atacara a Afrin en enero de 2018. Esto fue posible después de una nueva alianza política en 2016 entre Rusia y Turquía, que resulta económica y políticamente muy beneficiosa para la primera.

Además, y esto también es crucial, Rusia quiere mantener a Turquía alejada de la OTAN y la UE, y provocar contradicciones entre ellas. Mediante este planteamiento Rusia podría obtener grandes beneficios económicos y muchas inversiones en territorio turco. Turquía compra armas y vende fruta barata a Rusia. La primera planta nuclear en Turquía está construida por una empresa estatal rusa. En efecto, hay muchas posibilidades de negocio.

-Recibisteis un apoyo internacional masivo, con manifestaciones en las principales ciudades de todo el mundo. Este crimen de guerra conmovió a mucha gente, no solo por la muerte de personas inocentes, sino también porque, como se dice, Rojava representa “su última esperanza en la humanidad”.

-Este es un lugar único. En medio de la guerra y en una región de fuertes conflictos étnicos, tuvimos una sociedad pacífica en la que árabes, turcomanos, kurdos, etc., vivían juntos. Una sociedad ecológica que se esfuerza por no depender del petróleo, y por proteger la naturaleza y la biodiversidad. La gente realiza proyectos con plantas, semillas, parques, para hacer que Rojava sea nuevamente un espacio verde. Con el tiempo, en toda Siria se comenzó a comprender que esto no era lo que el gobierno sirio afirmaba y que no se trataba del nacionalismo kurdo, sino, de una forma diferente de organizar la sociedad.

Nosotros no decimos “queremos nuestro propio Estado”, sino que decimos que queremos una Siria nueva y democrática, no nacionalista, federativa, descentralizada y con una nueva Constitución. Aquí venía gente de toda Siria y del mundo entero. Decenas de miles de personas han venido y lo han visto. Miles se han quedado durante meses. Habréis oído hablar de voluntarios internacionales que luchan y defienden Rojava, pero muchas otras personas, que se habían unido al proceso político y social, al regresar a sus lugares de origen, informaron sobre qué sucede en Rojava.

La sociedad está organizada de una manera diferente, democrática y participativa, y esta no supone solo una alternativa con respecto a Siria y Medio Oriente. Tiene el potencial de crear un nuevo paradigma democrático. Por eso hablamos de revolución democrática. La mayoría de los Estados la rechazan, por supuesto, porque la consideran una amenaza. Pero la gente en todas partes debería decir “esto es lo que realmente queremos” y presionar a sus gobiernos. Es difícil, porque los Estados se vuelven muy hostiles. Miles de personas que han venido de Europa, se han emocionado al ver que una alternativa es realmente posible. Es por todo ello por lo que recibimos tanto apoyo internacional, pero de la gente, no de los gobiernos.

-¿Qué opinas sobre la reacción de Europa? Francia, Alemania, Noruega y Finlandia dejaron de enviar armas a Turquía, y están hablando de posibles sanciones. ¿Crees que es suficiente? ¿Qué opinas de su reacción? ¿Qué más se debe hacer?

-Turquía dijo “si nos criticáis por una invasión, abriremos las fronteras y os llegarán 3,6 millones de sirios”. Por ello, las críticas son suaves. La UE está negociando con Turquía si renovar o cancelar su acuerdo sobre los refugiados, a quienes Turquía está impidiendo que lleguen a Europa. El temor entre los gobiernos de Europa es grande.

A medio plazo, la UE debería presionar a Turquía para que cambie sus políticas respecto a los kurdos y los demócratas, y se pueda encontrar una solución a este conflicto. La única vía eficaz es que la Unión Europea presione al Estado turco, para que se encuentre un camino de paz con los kurdos en Turquía y Siria.

Lo primero que debe hacer la UE es, por supuesto, no vender más armas y aplicar sanciones económicas. La Unión Europea tiene mucho poder económico en Turquía, y Turquía no resistiría las sanciones reales durante más de unos pocos meses. La UE tiene esta capacidad, pero no la usa. A sus estados no les importa la democracia en Turquía y Siria. Solo miran a sus estrechos intereses. Pero hay muchos demócratas en Europa que deberían alzar la voz y presionar a sus gobiernos.

Las reacciones de los gobiernos han sido muy débiles. Sus declaraciones condenan la invasión pero no profundizan en ella ni en los crímenes de guerra. Hablan de sus “preocupaciones”: el aumento de los refugiados, la creciente influencia de Rusia e Irán en Siria y los miembros de Daesh que se escapan.

Detener la venta de armas a Turquía no es muy efectivo. Por lo general, esas pausas duran algunos meses y Turquía tiene suficiente armamento para varios años de guerra. Si la UE decidiera implementar el cese total de la venta de armas durante mucho tiempo, esto supondría enviar una señal. Sin embargo, se requieren sanciones económicas. El 55% de los negocios turcos se realiza con la UE. Turquía está sumida en una crisis económica y es vulnerable.

Entendemos que la falta de sanciones es la manera que han tenido los gobiernos europeos de presentarse solo como actores políticos que estaban en contra de esta guerra criminal, pero no lo impidieron cuando podían hacerlo.

Los movimientos sociales, las ONG y los partidos políticos deberían solicitar la suspensión total de la venta de armas y unas sanciones económicas efectivas contra Turquía, y continuar protestando en esa dirección. Esta guerra puede continuar durante mucho tiempo, y es necesaria la solidaridad con la gente del noreste de Siria, que tiene una oportunidad real de detener la invasión del estado turco. Un gran movimiento contra la guerra en todo el mundo resulta crucial en estos días y semanas. Turquía no es solo una amenaza para los kurdos. El estado turco es la mayor amenaza para los movimientos democráticos en todo Medio Oriente, porque los kurdos son el motor de la democracia en Turquía y Siria. Además, Daesh es una amenaza para todo el mundo, incluidos Europa y Estados Unidos. Europa debe hacer más para comprender la situación y actuar en interés de todos los que luchamos por la democracia, la libertad, la liberación de la mujer, la ecología, la democracia directa y en contra del nacionalismo. Hoy es importante que mantengamos la solidaridad entre todos nosotros, en un mundo en el que los regímenes y los movimientos autoritarios son tan fuertes.

FUENTE: Collective for Global Municipalism / El Salto Diario / Edición: Kurdistán América Latina