Abdullah Öcalan es el pueblo kurdo

El 15 de febrero de 1999, el gobierno turco anunciaba el “principio del fin” del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) tras haber secuestrado ilegalmente Abdullah Öcalan, su secretario general e ideólogo, en una operación que violó todas las leyes del derecho internacional y que contó con el apoyo explícito de los servicios de inteligencia norteamericana e israelita. Veinte años después, el PKK y el Movimiento de Liberación Kurdo se encuentran inmensamente fortalecidos, son millones de personas dentro y fuera del territorio histórico del Kurdistán quienes los integran y reconocen a Öcalan como su legítimo líder.

A todas luces, las predicciones turcas se estrellaron contra un pueblo que ha sabido hacer suyas las ideas que Öcalan sintetizó, y que estuvo en la capacidad de sobreponerse a la caída de su principal líder, constituyendo un sistema enorme de organizaciones transnacionales y transfronterizas. sustentado en la liberación de las mujeres, la autodefensa, la ecología social, la democracia directa, entre otros elementos, que constituyen el paradigma de la modernidad democrática.

“El PKK es el pueblo, y el pueblo está aquí”

Es imposible pensar el Movimiento de Liberación Kurdo contemporáneo sin la labor de síntesis de Öcalan, quien constituyó el paradigma de la modernidad democrática tras un extenso estudio de la historia del pueblo kurdo, así como de las principales corrientes de la izquierda moderna. Öcalan en su labor dirigente, apoyado e influido por las masas y el partido, dio los primeros pasos en la constitución del futuro Movimiento de Liberación Kurdo, partiendo de un profundo ejercicio de crítica y autocrítica al interior del PKK desde inicios de los 90.

La constitución de un movimiento político social transnacional y transfronterizo, fue la respuesta contundente que el Movimiento de Liberación Kurdo dio tras el secuestro de Öcalan. De allí se entiende que millones de kurdos en Bakur (Kurdistán ocupado por Turquía) y Turquía canten a viva voz “el PKK es el pueblo, y el pueblo está aquí”, dando cuenta de profundidad que han alcanzado las ideas de Öcalan y de cientos de miles de militantes del PKK que con su ejemplo han influenciado de forma decisiva en la sociedad kurda.

El PKK no solo se fortaleció tras un breve periodo de impase luego del secuestro de su líder, sino que recompuso sus fuerzas y pasó a implementar en todos los niveles y áreas de su influencia el nuevo paradigma sintetizado por Öcalan. De esta forma, y en contraste con otros procesos en América Latina y Asia, la detención del principal referente político de la organización no significó la bancarrota del partido ni del Movimiento de Liberación Kurdo sino todo lo contrario.

Öcalan y la liberación de las mujeres

Para Öcalan no era posible la liberación de la sociedad kurda de la opresión colonial que sufría el Kurdistán sin la liberación de las mujeres. Para el líder kurdo el Estado nación modernidad capitalista no habría podido constituirse sin el desarrollo del patriarcado, es por ello, que la idea originaria de un Estado para los kurdos, con la adopción del paradigma de la modernidad democrática por el Movimiento de Liberación Kurdo, deja de tener sentido para el PKK.

El PKK deja de ser un partido revolucionario de liberación nacional que luchaba por un Estado kurdo independiente, de esta forma, el Estado nación para los kurdos deja de ser el objetivo a conseguir, más bien consideran que es necesario desmantelarlo desde una perspectiva revolucionaria hasta el punto que sus funciones sean asumidas paulatinamente por la sociedad sin negar la existencia de un marco institucional de derecho; es si se quiere, una forma en la que el Movimiento de Liberación Kurdo plantea la destrucción del Estado y la instauración del socialismo añorada tanto por marxistas como por anarquistas.

De esta forma para Öcalan, la liberación de las mujeres se convierte en el eje transversal de la lucha del pueblo kurdo por su liberación, pues no solo condensa el combate contra el patriarcado, sino también contra los estados coloniales que oprimen al Kurdistán, y el imperialismo que respalda las agendas locales de las clases dirigentes de Oriente Medio.

Como hemos afirmado a lo largo de este texto, Öcalan ha jugado un rol importantísimo en la constitución del Movimiento de Liberación Kurdo contemporáneo, sin embargo, es ilógico reducir a su figura el desenlace que hoy millones de personas dentro y fuera del Kurdistán le han dado al mismo. El líder kurdo ha trascendido desde la isla prisión de Imrali en Turquía a su pueblo, altamente politizado y organizado, y que sobre la marcha de la historia ha tenido que caminar en ausencia de su líder hacia la libertad.

FUENTE: Carlos Pazmiño / Revista Crisis