El 26 de septiembre pasado, Zehra Dogan, la artista y periodista kurda exiliada, realizó una acción de protesta en la embajada iraní en Berlín, Alemania, tras la muerte de Mahsa Amini bajo custodia policial en Teherán. Amini murió en un hospital a principios de este mes después de ser detenida por la policía de moralidad del régimen por supuestamente no cumplir con las regulaciones del país sobre el hiyab.
Según un portavoz de Dogan, el artista untó las rejas del exterior de la embajada con una mezcla de henna, cabello y sangre menstrual. “Esta acción fue para apoyar la resistencia de las mujeres iraníes”, agregó el portavoz.
En un video publicado en Twitter, se ve a Dogan caminando hacia la embajada y embadurnando los barrotes; posteriormente, dos agentes del orden la sacaron del sitio. El tuit dice: “Berlín, consulado iraní. Estamos frente a ellos con lo que maldicen; sangre menstrual, henna y cabello. ¡No estamos solos, estamos en todas partes!”.
Dogan ya fue puesta en libertad. “No han dado ningún castigo ahora, pero más adelante el consulado iraní puede exigir una multa por dañar la propiedad”, indicó el portavoz de la artista.
Mientras tanto, el padre de Mahsa Amini acusó a las autoridades iraníes de mentir y dice que a su hermano Kiarash le dijeron que la habían golpeado, según la BBC. Las autoridades iraníes dicen que Amini no fue maltratado sino que sufrió una “insuficiencia cardíaca repentina”.
La muerte de Amini provocó protestas masivas en Teherán y ciudades como Yazd, Isfahan y Bushehr, que han continuado durante más de diez días. El grupo con sede en Oslo, Iran Human Rights, informó que al menos 76 personas han muerto en la subsiguiente represión estatal contra la disidencia que ha visto restringido el acceso a WhatsApp e Instagram.
Dogan fue liberada de una prisión turca a principios de 2019 después de cumplir una condena de 25 meses por “difundir propaganda terrorista”, según un tribunal turco. A principios de 2016, estaba informando y pintando desde Nusaybin, una ciudad en la provincia mayoritariamente kurda de Mardin.
En marzo de 2017, el segundo tribunal penal superior de Mardin en Turquía condenó a Dogan a dos años y diez meses de prisión por publicar una pintura en las redes sociales que mostraba la ciudad kurda destruida de Nusaybin, con banderas turcas sobre las ruinas humeantes (su trabajo fue basado en una fotografía).
Mientras estuvo recluida, Dogan fabricó pigmentos a partir de sangre menstrual, hierbas y especias trituradas, posos de café y col rizada para pintar sobre periódicos, cartón y retazos de ropa. Creó más de 300 obras en total, sacándolas de contrabando de su celda como ropa sucia.
FUENTE: Gareth Harris / The Art Newspaper / Traducción y edición: Kurdistán América Latina
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