Las bombas de fósforo se han puesto en el foco de la información mediática debido al conflicto entre Rusia y Ucrania. Ambas naciones acusan a su respectiva adversaria de utilizarlas en la guerra que hoy acapara todos los titulares.
Pero en el mundo hay otras muchas guerras y algunas son incluso más dispares. Una de ellas es la que padecen las localidades de Kurdistán contra el Estado turco y diversos aliados; la cual ha sido seguida por Tercera Vía, debido a que en su lógica de resistencia el pueblo kurdo nos ha dado importantes lecciones de construcción comunitaria, organización feminista y autonomía en todos sus niveles.
Si bien es difícil saber si las bombas de fósforo han sido utilizadas por los ejércitos de Rusia o Ucrania, hay evidencia clara sobre la forma en la que el Estado de Turquía las utiliza. Al respecto, el Centro de Prensa de las Fuerzas de Defensa del Pueblo (HPG) denunció nuevamente al ejército turco por utilizar bombas de fósforo en varias zonas del Kurdistán iraquí (Bashur).
La declaración de la guerrilla kurda se difundió un día antes de los ataques lanzados por el Estado turco contra las regiones de Zap, Avaşîn y Metina, en las Zonas de Defensa de Medya, donde la insurgencia tiene sus bases. Los ataques turcos se intensificaron desde el 14 de abril de este año, con el objetivo de Turquía golpear a las guerrillas kurdas y ocupar ilegalmente varios territorios.
El Centro de Prensa de las HPG aseguró que el ejército turco utilizó bombas de fósforo contra las posiciones de defensa kurdas en la denominada Zona de Resistencia de Şikefta Birîndara, el 10 de julio pasado al mediodía.
Aunque las tropas turcas no pueden controlar las zonas que ocupó debido a la resistencia de la guerrilla y emplea todo tipo de armas químicas, las HPG informaron del uso de fósforo por primera vez en este comunicado.
El uso de este tipo de explosivo, que se emplea en las guerras desde hace casi un siglo y que se vuelve mortal en contacto con el aire, se considera un crimen de guerra, según el protocolo suplementario de 1997 de las Convenciones de Ginebra, firmadas en 1949. Está documentado que Turquía las utiliza al menos desde el 2016.
Sin embargo, las bombas de fósforo son utilizadas con frecuencia por muchos estados, especialmente Estados Unidos, Rusia e Israel, desde la Segunda Guerra Mundial.
Muchas instituciones internacionales informaron que este tipo de bombas se utilizaron en la guerra de Israel contra Líbano en 2006, así como en las guerras de Siria e Irak, y más recientemente en la guerra en Ucrania.
Según recordaron desde el Centro de Prensa de las HPG, cuando una bomba de fósforo se enciende al entrar en contacto con el oxígeno del aire, se genera una llamarada de hasta 1.300 grados de calor, acompañada de un humo blanco y denso.
Si se inhala, crea heridas repentinas en los pulmones y hace que las personas se asfixien. Incluso, una dosis de 50 miligramos es suficiente para ser mortal y el veneno liberado por el fósforo puede hacer efecto de cinco a diez días. En este caso, el cuerpo humano se quema de adentro hacia afuera. A su vez, si el fósforo hace contacto con la piel, puede quemar a las personas hasta los huesos.
El ejército turco utilizó bombas de fósforo contra las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y los civiles en Girê Spî (Tal Abyad) y Serêkaniyê (Ras al-Ain), en Rojava (Kurdistán sirio), durante sus ataques lanzados el 19 de octubre de 2019. Las organizaciones de derechos humanos de la región informaron que 33 personas fueron quemadas durante las incursiones turcas, de las cuales 23 de las cuales eran civiles y 10 combatientes de las FDS.
Además, seis personas víctima de los ataques de Turquía sufrieron tantas quemaduras hasta quedar irreconocibles, por lo que no se pudo encontrar ningún documento o información sobre ellas.
Unos meses después de la masacre de Serêkaniyê, laboratorios con sede en Suiza anunciaron en enero de 2020 los resultados del examen de una pieza tomada de un combatiente herido de las FDS. Los expertos detectaron quemaduras químicas, así como niveles significativamente altos de fósforo.
Aunque está documentado que el Estado turco utilizó bombas que contenían fósforo blanco y sustancias químicas durante sus ataques, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) respaldó al Estado turco, afirmando que “no utilizó armas químicas”.
Desde el Centro de Prensa de las HPG indicaron que el Estado turco también recurrió a las bombas de fósforo durante la resistencia urbana en el Kurdistán del Norte (Bakur, sudeste de Turquía). “Se utilizaron bombas de fósforo tanto contra la población civil como contra los combatientes” kurdos, “especialmente en un ataque llevado a cabo por el ejército turco con armas pesadas contra Nusaybin, que se lanzó en marzo de 2016. Los soldados turcos incendiaron muchos edificios del distrito utilizando bombas de fósforo”, denunció la insurgencia.
Además, en el otoño de 2011, el ejército turco recurrió a las bombas de fósforo durante la campaña de “Guerra Popular Revolucionaria”, lanzada por las guerrillas kurdas. Las zonas controladas por la insurgencia fueron bombardeadas con armas que contenían fósforo, hecho ocurrido en el verano de 2012. Debido a esto, la naturaleza de Kurdistán resultó gravemente dañada.
FUENTE: Tercera Vía (México)
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