Contra toda prohibición se celebró el Newroz en Alemania + Fotos

El Newroz es el Año Nuevo para muchos pueblos de la Mesopotamia, sin embargo para el pueblo kurdo tiene una importancia particular. Es una de las demostraciones  de resistencia civil más grande que se conozca sobre esta tierra. Una celebración que suele ser prohibida por los gobiernos de las cuatro partes en las que el Kurdistan fue dividido, dependiendo del momento político que se esté viviendo. El Gobierno de Turquía volvió a negar el permiso y reprimió brutalmente a quienes intentaron llevarlo adelante. Atrás quedó aquella celebración del 2013 en Amed, la capital no oficial  -no oficial como todo en Kurdistán – de la que participaron cerca de dos millones de personas.

Nunca hay cifras exactas, ni siquiera aproximadas, pero se calcula que en Alemania viven más de un millón de kurdos en la diáspora. En su gran mayoría, exiliados por cuestiones políticas.

Hace una semana atrás, el gobierno de Merkel, pese a estar viviendo una gran crisis diplomática con el presidente turco Erdoğan, prohibió el uso de 28 símbolos kurdos, entre los cuales están incluidos desde organizaciones civiles hasta partidos políticos. El Partido de los Trabajadores de Kurdistan (PKK) naturalmente está entre ellos. También se prohibió el uso de banderas que hagan alusión a Abdullah Öcalan, uno de los fundadores del Partido, quien se encuentra en prisión, en aislamiento absoluto, hace 18 años. A nadie se le ocurriría pensar que las banderas iban a ser dejadas en sus casas. Así es como se negaron a aceptar la prohibición  y desde todas partes de Alemania llegaron más de 40.000 kurdos a Frankfurt para festejar su Año Nuevo. Las advertencias que la Policía hizo antes y durante la marcha para que bajen las banderas no tuvieron respuesta.

En diálogo con Ayten Kaplan, la vocera del Nav-Dem, organización co-organizadora del evento, sostuvo que “no están dispuestos a aceptar ninguna prohibición de este tipo” y “que si pretenden resolver verdaderamente este conflicto, deberán evitar este tipo de medidas y empezar definitivamente a trabajar en una solución política pacífica que debe involucrar a todas las partes involucradas”. Asimismo, Kaplan interpretó esta medida como “la continuidad de políticas ambiguas  por parte de la diplomacia alemana –aunque no estén restringidas sólo al gobierno de Merkel sino a también a otras potencias con injerencia en la región–, que una vez más utiliza la cuestión kurda como un elemento de negociación para preservar sus intereses”.

La marcha siguió su curso durante más de dos horas y culminó en un gran predio donde fue montado el escenario principal para los distintos oradores y músicos, además de las decenas de carpas alrededor, donde se podían comprar comidas típicas, libros, remeras, objetos, y desde ya, colaboración a voluntad.

El festejo comenzó a media mañana y terminó alrededor de las seis de la tarde. Y fue, otra vez, una celebración colectiva profunda y emocionante, pero principalmente, la manifestación más contundente de libertad de todo un pueblo que ha decidido resistir, para vivir.

FUENTE: Nathalia Benavides / Comité de Mujeres en Solidaridad con Kurdistan – Argentina – Latinoamérica.