Cuando hayamos muerto, nuestros hijos seguirán resistiendo

 “No abandonaremos Sirnak, resistiremos hasta el final. Si no tenemos casas, nos quedaremos en una tienda, si no hay tienda, viviremos en la calle. Nuestros hijos continuarán resistiendo cuando nosotros muramos”. Con esta contundencia declara Hatice Cihan, una de las habitantes de Sirnak que se vio obligada a emigrar a la ciudad vecina después del toque de queda declarado en Sirnak.

Las mujeres desplazadas admiten que la razón de su resistencia está provocada por 111 días de ataques genocidas contra la ciudad. Hatice Cihan continúa con su vida en Güçlükonak, conocida comarca por sus aguas termales. “Estamos viviendo aquí 300 familias, y esperamos que Sirnak esté abierto para volver lo antes posible”.

Hatice señala que la juventud murió defendiendo sus exigencias de autogobierno. “Hursit Külter era un miembro del Partido Democrático de los pueblos. Nadie tiene noticias de su paradero desde hace un mes. No sabemos si está vivo o muerto. Exigimos que sea entregado a su familia de inmediato. Nunca olvidaremos a nuestros jóvenes muertos”.

“Los que derrumban nuestras ciudades no deben pensar que nos vamos a rendir. Esta resistencia es una reacción popular contra la opresión. Resistiremos hasta que acaben los ataques contra nosotros. Resistiremos un siglo más si es necesario, pero no nos rendiremos. Ellos trataron de detener nuestra resistencia mediante el uso de nuestros jóvenes como excusa. Nuestra resistencia no es por nuestras propiedades o nuestros bienes, es por nuestra tierra. Resistiremos por nuestras tierras hasta el final. Si no hay casas, pues viviremos en una tienda, si no hay tienda, en la calle. Nuestros hijos seguirán resistiendo cuando hayamos muerto”.

Hazne Kabul es otra ciudadana desplazada. Ella indica que ha vivido en Güçlükonak durante 3 meses, junto a sus 10 hijos. “Hemos estado muy lejos de nuestra ciudad. Si levantan el toque de queda en Sirnak, volveremos mañana. Queremos volver a nuestra tierra. Las dejamos para proteger a nuestros hijos pequeños. No queremos que mueran más hijos nuestros. Quiero que mis hijos aprendan en la escuela pública en su lengua materna. Vivimos en las mismas tierras, sin embargo tratan de asimilarnos, y cuando nos negamos empiezan a aniquilarnos. Esta es la razón de nuestra resistencia, queremos ser libres, queremos que nuestros hijos sean libres. Si mis hijos no pueden vivir libremente en Turquía, si se les somete a los ataques racistas, nadie podrá decirnos que aquí existe una sola lengua y una sola bandera”.

FUENTE: Jinha