“En las cárceles de Turquía se viola y se tortura”

La coordinadora Kongra Star, la principal organización de mujeres de Rojava (Kurdistán sirio), difundió una declaración sobre la muerte sospechosa de la presa política kurda Garibe Gezer, ocurrida la semana pasada en Turquía.

En el comunicado, se apuntó que “el Estado turco debe aclarar los detalles de las afirmaciones sobre el supuesto suicidio de Gezer. Las preguntas sin respuesta en torno a la muerte de Gezer persisten. Los hechos han sacado a la luz, una vez más, las violaciones de derechos humanos en las cárceles turcas. Las torturas, la brutalidad y las violaciones son cada vez más frecuentes”.

“En una carta reciente, dirigida a su hermana, Gezer afirmó que la registraron desnuda y sufrió abusos. Además, no se le permitió recibir tratamiento médico”, revelaron desde el Kongra Star, según informó la agencia de noticias ANF.

Además, en el texto se condenó la tortura sistemática en las prisiones estatales turcas, señalando que la administración gobernante de los partidos AKP y MHP sigue torturando a los presos y a las presas políticas ante los ojos de las organizaciones de derechos humanos.

Por esta razón, desde el Kongra Star se instó a las agrupaciones civiles, a la comunidad internacional y a las organizaciones de derechos humanos a presionar al gobierno turco.

Detenida desde 2016, Garibe Gezer se encontraba recluida en la Prisión de Alta Seguridad Nº 1 en Kandıra. La presas, de 28 años, fue detenida en la ciudad kurda de Dargeçit tras la declaración del toque de queda, en diciembre de 2015. Gezer fue condenada a cadena perpetua agravada, que, según el derecho penal turco, se cumple hasta la muerte.

Luego de que las autoridades carcelarias informaran a la familia de la presa política sobre su supuesto suicidio, la abogada y co-presidenta de la Asociación de Derechos Humanos (IHD), Eren Keskin, se preguntó en Twitter: “¿Cómo puede una presa en una celda de régimen de aislamiento suicidarse?”. También informó que los abogados se dirigían a la prisión para hacerse cargo del proceso. 

Según un informe elaborado por el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), en octubre de este año, Gezer estuvo recluida en régimen de aislamiento durante 22 días después de su transferencia al penal.

La presa política kurda protestó contra esta acción y luego fue llevada por la fuerza a una “celda acolchada”. El 24 de mayo, los guardias entraron en su celda y golpearon a Gezer. Mientras las guardias de la prisión la sujetaban por los brazos, los hombres la pateaban en la espalda. El acto de violencia continuó durante varios minutos.

En el informe se detalló que “le arrancaron la ropa y la arrastraron semidesnuda por el área de hombres. Luego la arrojaron a una ‘celda acolchada’ completamente aislada y monitoreada por cámaras las 24 horas. En esta habitación, experimentó violencia sexual a manos de guardias de la prisión”.

Debido a la violencia sexual ejercida contra ella, Gezer intentó quitarse la vida en aquel momento. Según el informe del HDP, la presa “fue maltratada en la enfermería. No recibió tratamiento médico. Después de estos eventos traumáticos, Gezer fue encerrada en una celda solitaria. El 7 de junio, intentó prender fuego a su celda y fue arrojada nuevamente a la ‘celda acolchada’ por 24 horas. En una conversación con su familia, informó que había recibido un castigo solitario de cinco días y que se estaban llevando a cabo nuevos procedimientos disciplinarios en su contra”.

En el informe se agregó que “algunas de las cartas de Gezer están censuradas y algunas cartas no se enviaron en absoluto. Las denuncias se conocen desde hace algún tiempo, la Fiscalía no ha iniciado ninguna investigación y no se han tomado medidas contra los responsables”.

El viernes por la noche, cientos de activistas de la plataforma “Las mujeres juntas son fuertes”, con sede en Estambul, salieron a la calle para denunciar las violaciones a los derechos humanos que sufren las presas políticas turcas.

“No estamos tristes, sino enfadadas. Nuestra rabia se dirige a este Estado y a su esencia patriarcal, en la que un poder judicial y una justicia vengativa operan como instrumento de la clase dominante para castigar a las mujeres”, declaró Feride Eralp, integrante de la plataforma.

“Las cárceles de este país ya no son lugares donde se castigan los delitos. Más bien son campos de internamiento, cuya función es vengarse políticamente de toda la gente que lucha, recurriendo a la violencia y la tortura. Las mujeres somos las principales afectadas”, afirmó la activista Feride Eralp.

Durante la protesta también se demandó por la salud de Aysel Tuğluk, abogada y política encarcelada en Turquía desde hace cinco años, la cual necesita cuidados y no puede permanecer en prisión ya que padece demencia. Sin embargo, el Estado no la libera.

Eralp describió la negativa de conceder la libertad condicional a Tuğluk como una “clara expresión de racismo anti-kurdo. Nuestra amiga Aysel Tuğluk fue expuesta a diversos ataques por parte del Estado racista, sexista y militarista por haber defendido los logros de las mujeres a lo largo de su vida y haber tenido el valor de rebelarse contra la dominación masculina y la violencia estatal patriarcal. No dejaremos de luchar por ellas. Del mismo modo, trabajaremos para identificar a los responsables de la muerte de Garibe Gezer y haremos que rindan cuentas”.

FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina

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