“En Rojava nuestra tarea no ha terminado”

La revolución de Rojava ha dejado atrás diez años de lucha. La construcción de esta revolución y su defensa se deben principalmente a la resistencia de innumerables combatientes caídos y heridos. Prácticamente cada esquina tiene sus mártires de la revolución. Una de los veteranas de guerra de la revolución de Rojava es Sorxwîn Koçer. Viene de la ciudad de Siirt, en el norte del Kurdistán, y se unió a la lucha en 2014 bajo los ataques a Kobanê.

Contando su camino hacia la revolución, Sorxwîn Koçer dijo: “La guerra en Rojava, la resistencia de nuestro pueblo en Kobanê y el genocidio de Shengal me dejaron una profunda impresión, y por eso tomé la decisión de unirme a la lucha”. Tras el ataque de la organización terrorista Estado Islámico (ISIS) a Shengal y el genocidio que le siguió, cientos de miles de yezidíes, que se salvaron gracias a la intervención de un grupo de guerrilleras y guerrilleros, comenzaron a extenderse como refugiados por toda la región. Sorxwîn Koçer vivió esta situación y fue testigo del gran trauma de la diáspora y del genocidio a manos del ISIS. La situación de la población yezidí la afectó profundamente.

“Mi único pensamiento era luchar”

En aquel momento, la resistencia de las Unidades de Defensa de la Mujer (YPJ) contra el ISIS, apoyado por Turquía, fue noticia en todo el mundo. Sorxwîn Koçer describió esta lucha y su nueva vida como luchadora: “Estar allí y luchar contra el enemigo era mi único pensamiento. Después de unirme a la lucha, me di cuenta de la diferencia entre la vida en casa y la vida en el partido, en la lucha. En el supuesto espacio protegido llamado hogar, una mujer no puede conocerse realmente a sí misma. Allí se cultiva una actitud que priva a las mujeres de su fuerza de voluntad y su convicción. Es el resultado de cinco mil años de mentalidad de poder. Me di cuenta de que el hogar es realmente una prisión para nosotras, las mujeres, basada en esta forma de dominación.”

Después de ingresar, dijo, tomó conciencia de su voluntad y su fuerza. “Vi la historia de las masacres de mujeres y la comprendí mejor. Vi lo que habían hecho cinco mil años de patriarcado. El partido significó un renacimiento para mí. Cuando me uní al partido, vi el feudalismo y los efectos del atraso en la gente”, aseguró Sorxwîn Koçer.

“Comprendí mucho mejor las masacres de nuestro pueblo en Geliyê Zîlan y Dersim, en las batallas de Şêx Saîd, Elîşêr y Zerîfe -reflexionó-. En otras palabras, comprendí mejor nuestra propia historia en su conjunto, nuestra aniquilación. Si me hubiera quedado en casa, tal vez nunca hubiera sabido estas cosas. Cuando participas en la lucha, aprendes y ves todo esto. A través de esta lucha, tomé conciencia del drama histórico de las mujeres kurdas en particular: toda mujer que participa en la lucha, la guerra y la resistencia se da cuenta de su fuerza y su voluntad. Mi valor siempre ha sido una fuente de moral para mí. A medida que luchaba, mi fe en mí misma crecía gradualmente. Quizá con ello floreció en mí la fe en la mujer que había estado enterrada en la tierra durante cinco mil años”.

Una muerte en batalla que nunca pudo olvidar

En 2015, Sorxwîn Koçer comenzó a luchar en la guerra. El primer amigo cuya muerte experimentó fue la del comandante Şehîd Çîyager, que, según ella, nunca olvidará: “Después de que cayera, lo llevaron a nuestro coche. Llevamos su cuerpo sin vida y lo metimos en el coche. Su muerte en la batalla me conmovió profundamente”.

En junio de 2015, las YPJ/YPG rodearon la ciudad de Sîluk, ocupada por el ISIS. Los yihadistas minaron la zona antes de retirarse. “Una mañana, los cuerpos de seis amigos fueron llevados a nuestra unidad. Eran Bêrîtan, Berçem, Newroz, Amed, Sîpan y Dilşêr. Dilşêr era el comandante de nuestro batallón. Un yihadista del ISIS se había inmolado, iniciando un ataque a gran escala. Mis amigos y amigas murieron allí. No es fácil lidiar con esto. Pienso en Şehîd Berçem. Ella era de Mardin. Cuando cayó, nos trajeron su cuerpo. Muchos amigos y amigas  también resultaron heridos porque pisaron minas. Por ejemplo, la camarada Simko se cayó de camino al hospital. Volvieron al frente en cuanto se recuperaron”, finalizó Sorxwîn Koçer.

FUENTE: Baris Balsecer / ANF / Edición: Kurdistán América Latina

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