Erdogan apunta contra el principal partido político kurdo de Turquía

El presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan está tomando un peligroso viraje hacia posiciones radicales de la derecha islámica. Si bien en algún momento se mostró abierto a negociar con el pueblo kurdo, la realidad es muy diferente. Hace algunos días, el fiscal general del país, en sintonía con los deseos del presidente, pidió que se prohíba al partido kurdo más importante, el Partido Democrático del Pueblo (HDP, por sus siglas en turco). Además, el fiscal solicitó que se impida de por vida la actividad política de 687 dirigentes y representantes de esta fuerza. En paralelo, el Ejecutivo sacó al país de la Convención de Estambul, un tratado internacional para hacer frente a la violencia de género. Para el presidente honorario del HDP, Ertuğrul Kürkçü, Erdogan está echando fuego a la polarización entre islamistas y anti-islamistas. “Amenaza al pueblo diciendo que si no lo votan habrá una guerra civil”, sostuvo el político en diálogo con PáginaI/12.

La persecución contra el pueblo kurdo se remonta, por lo menos, a la conformación del Estado turco en 1923. Estamos hablando de una etnia compuesta por casi 40 millones de personas que ocupa los territorios de Irak, Siria, Irán y Turquía. De hecho, la mayor parte de su población, casi 20 millones, se encuentra en territorio turco. Sin embargo, desde 2015, cuando el HDP tomó fuerza como el partido político mayoritario entre los kurdos, el ensañamiento se hizo evidente. “Desde octubre de 2015 son más de 100 alcaldes del HDP que fueron sacados de su lugar y reemplazados por funcionarios del Estado. Muchos de ellos terminaron presos. Pero no termina ahí: muchas amigas, amigos, diputados y también a mí, nos sacaron del Parlamento y anularon nuestra inmunidad. Estamos siendo víctimas de una represión total”, explicó el político.

En las elecciones legislativas de 2015, el partido llegó a conseguir 80 asambleístas sobre un total de 600. Además, obtuvieron representantes en ciudades del oeste de Turquía, cuando históricamente el movimiento kurdo lidera en su territorio histórico, al sudeste del país. Kürkçü explicó que esto se debió a un cambio histórico en su fuerza, incorporando reclamos que exceden las reivindicaciones étnicas. “El HDP tiene tres bases principales: el derecho de los pueblos o grupos que viven en Turquía, ante todo los kurdos que están siendo reprimidos; conseguir una democracia y sistema socialistas; pelear por los derechos de las mujeres y las diversidades sexuales. Nuestra lucha es para establecer una democracia sobre estos tres puntos que nunca fueron respetados”, sostuvo el líder del HDP.

En el momento de ascenso del partido kurdo llega el pedido de prohibición del fiscal Bekir Sahin. El funcionario sostiene que integrantes del HDP, mediante “sus acciones y declaraciones”, buscan romper con “la indisoluble unidad del Estado y la nación”. Además, señaló que el partido “actúa como una extensión” del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), un grupo guerrillero que es calificado de “terrorista” por Ankara y sus aliados occidentales. El presidente honorario del HDP replicó que la acusación no tiene fundamento jurídico. “Las denuncias se basan en nuestras declaraciones, porque no llamamos ‘terrorista’ al PKK. Pero denominarlos de esa manera sería desconocer la historia. El movimiento de liberación del Kurdistán respondió históricamente a la violencia del Estado turco. Sino entendés eso, no vas a poder establecer nunca la paz”, sostuvo Kürkçü.

Persecución sistemática

En 1984 se instaló una dictadura en Turquía que se ensañó con las minorías kurdas. En ese marco, el PKK tomó un papel central como avanzada militar en defensa de su territorio y buscando la independencia del Kurdistán. El antropólogo kurdo Mehmet Dogan, especialista en conflictos interculturales en Medio Oriente, señaló el alto costo humano de esta guerra que se dio entre 1984 y 2010. “Hubo más de 40 mil muertos, en su mayoría civiles, víctimas de la represión del gobierno turco. En la zona montañosa del Kurdistán más de cinco mil pueblos fueron quemados y vaciados. El gobierno los acusaba de apoyar a los guerrilleros. Hubo más de cinco millones de refugiados internos y externos”, señaló el antropólogo.

En 2013, comenzaron las negociaciones de paz entre el gobierno turco y el líder del PKK, Abdullah Öcalan, que permanece en la cárcel. Erdogan formó parte de las negociaciones. En ese momento, el actual presidente era primer ministro. El diálogo entre su gobierno y el grupo guerrillero tuvieron como trasfondo las elecciones presidenciales y legislativas de 2015. El HDP jugó un rol central como mediador de las negociaciones. Para el presidente honorario de este partido, Erdogan usó este contexto para favorecer sus posibilidades en electorales. “Cuando nosotros empezamos a lanzar el proceso por la paz, el partido del gobierno (Partido de la Justicia y el Desarrollo – AKP, por sus siglas en turco-), que es islamista, dijo ‘vamos a hacer este proceso de paz para aprovechar la situación de los kurdos, ganarnos sus votos y terminar con el HDP’”, sostuvo el político. Para fines de 2015, el proceso de paz terminó por estancarse. Erdogan había logrado ser elegido presidente, pero no pudo evitar que el HDP alcanzara su mejor desempeño histórico en las elecciones legislativas, llegando al 13 por ciento de los votos. De ahí en más, todo volvió a ser cuesta arriba para los kurdos.

“Cambiar el Estado antidemocrático”

Ilegalizar partidos políticos no es algo nuevo para la débil democracia turca. Desde 1990, el movimiento kurdo junto con fuerzas de izquierda sufrió la prohibición de seis partidos políticos. Con lo cual esta nueva avanzada de la fiscalía era esperable, según reconoce Kürkçü. “En la política tradicional nacionalista del Estado turco solamente existe la nación turca. Si hablás de la libertad y los derechos de otros grupos, te acusan siempre de separatista”, sostuvo el político. Ahora solo resta que la Justicia decida sobre el futuro del HDP. “Son 15 los miembros del Tribunal Constitucional que deben decidir, de los cuales ocho fueron nombrados por Erdogan. Para prohibirnos necesitan diez votos. Veremos”, señala el líder el HDP.

La radicalización de Erdogan hacia posiciones nacionalistas y de derecha viene tomando nuevos impulsos. La profundización de la alianza entre su fuerza política y Partido de Acción Nacionalista (MHP) va en este sentido. Hace algunos días, el presidente ordenó sacar al país de la Convención de Estambul. El organismo se encargaba de llevar adelante políticas contra la violencia de género en Europa. “Cada día que ellos aplican una política de represión hacia el pueblo kurdo o las minorías, nosotros ganamos más votos”, sostuvo Kürkçü. Según su visión, la mayoría de los turcos no quiere una guerra civil entre islamistas y laicos. El líder del HDP tiene claro que para lograr verdaderos cambios es necesario refundar el Estado turco. “La democracia en Turquía no va a llegar sólo a través de un cambio de gobierno. Tenemos que construir una oposición que quiera cambiar la tradición antidemocrática de nuestro Estado. En eso estamos”, sostuvo Kürkçü.

FUENTE: Juan Manuel Boccacci / Página/12

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