Erdogan y la polarización de la oposición de Turquía

La crisis social provocada en Turquía por una reforma legal que podría socavar la independencia de los letrados del país, es un reflejo de la polarización política y social que existe en el país fundado por Mustafa Kemal Atatürk. En los últimos años, Recep Tayyip Erdogan ha sido capaz de asumir todo el poder de una Turquía que, durante varios años, ha estado muy dividida en las urnas. Sin embargo, el poder no es duradero. En 2019, el presidente de la nación euroasiática sufrió un duro revés al perder en las elecciones de algunas de las grandes ciudades, como Ankara o Estambul.

Hace un año, el candidato centrista de la oposición, Ekrem Imamoglu (CHP), ganaba las elecciones a la alcaldía de Estambul, apenas mes y medio después de que la Comisión Electoral ordenase repetir los comicios municipales en la capital económica del país, donde la oposición se había impuesto sobre el partido del presidente Erdogan. Más allá de las dos ciudades más grandes de Turquía, la coalición de la oposición logró una gran representación en amplias zonas de la costa mediterránea, como en Antalya o Mersin. Así, la oposición socialdemócrata llegó a Estambul poniendo fin a 25 años de gobierno de partidos islamistas, iniciados por el actual presidente.

Esta victoria fue posible porque, por primera vez, los partidos nacionalistas, liberales y las distintas minorías lograron trabajar juntos de manera eficaz. Sin embargo, la pandemia del coronavirus y la crisis económica derivada de la misma ha abierto nuevas fisuras en la oposición turca, al mismo tiempo que la represión gubernamental contra el Partido Democrático de los Pueblos (HDP) continúa aumentando.

El HDP, un partido pro kurdo fundado el 15 de octubre de 2012, aglutina distintas organizaciones progresistas y partidos de izquierdas. Este fin de semana, la Marcha por la Justicia y la Democracia, impulsada en parte por el HDP, acabó convirtiéndose en una manifestación violenta junto a un edificio del Parlamento, en Ankara.

“Participé en la marcha en algunas ciudades. El nivel de violencia durante la manifestación fue peor que nunca: soldados, policía, helicópteros, armas por todas partes. Tratamos de caminar en paz, pero el Estado ni siquiera lo permite”, dijo Garo Paylan, parlamentario del HDP para Diyarbakır, una ciudad de mayoría kurda en el sudeste de Turquía, al diario británico The Guardian. Según este periódico, al menos 45 alcaldes de los 65 municipios en los que ganó el HDP hace un año, han sido destituidos o arrestados por presuntos vínculos terroristas. En este escenario, la sociedad turca considera que el Partido Republicano del Pueblo (CHP) debería ayudar al HDP.

Las elecciones de 2015 marcaron el fin de una era, ya que trece años después de llegar al poder en 2002, el  partido islamista de Justicia y Desarrollo (AKP) perdía su mayoría absoluta en las elecciones parlamentarias celebradas en el país. El HDP fue responsable de esta sangría de escaños al AKP, al superar el umbral electoral del 10% y conseguir entrar en el Parlamento por primera vez como partido con lista única, en vez de con candidatos independientes, como había ocurrido en otras ocasiones. En respuesta, el mandatario turco canceló el proceso de paz iniciado en 2013 con los kurdos, alegando que no era posible “mantener el proceso de paz con quienes amenazan la unidad nacional y la hermandad”, e inició una purga contra los políticos y partidarios de este partido por sus supuestos vínculos con este grupo.

Sin embargo, Erdogan ha llegado a la conclusión de que mantener al HDP en el espectro político puede ayudarle a sacar provecho de las diferencias ente los diversos partidos de la oposición, frustrando los intentos de crear un frente unido, de acuerdo con el diario The Guardian. “Nos encontramos en un punto de inflexión crítico en Turquía. Toda la oposición debe reunirse en un terreno común para formar una alianza democrática contra el gobierno de un solo hombre. No debemos caer en las trampas divisorias y aislantes establecidas por el partido gobernante”, ha señalado Filiz Kerestecioğlu, representante del HDP en Estambul.

Mientras tanto, la popularidad del Partido Democrático de los Pueblos continua aumentado gracias a la gestión de la crisis de la COVID-19 por parte del alcalde de Ankara, Mansur Yavaş, y el alcalde de Estambul, Ekrem İmamoğlu. El analista Selim Koru -entrevistado por el periódico The Guardian– ha asegurado que las ramas juveniles del partido “tienen más conciencia de clase y están menos enamoradas del nacionalismo que sus antepasados”.

A principios del mes de junio, al menos 79 asociaciones y colegios de abogados de Turquía emitieron una declaración conjunta, pidiendo al Ejecutivo que revocase un proyecto de ley que podría poner en peligro la efectividad y la independencia de estas instituciones. El líder del principal partido de la oposición de Turquía (CHP), Kemal Kilicdaroglu, se ha opuesto este martes a esta reforma legal, incidiendo en que los colegios de abogados eran considerados legalmente como entidades públicas según la constitución del país. “Un país no tiene dos bancos centrales. No habría dos gobernadores en una sola provincia. No habría dos gobernadores en un solo municipio. No habría dos ministros de finanzas”, ha asegurado.

Durante su intervención, también ha acusado al gobierno de intentar usurpar el derecho a la defensa legal cambiando el código por el que se rigen los colegios de abogados. “Aquellos que no querían que los abogados no entraran en Ankara, no deben olvidar que, un día, también necesitarán abogados”, ha señalado mientras mostraba su apoyo a los abogados que fueron bloqueados por la policía este lunes, cuando intentaban entrar a Ankara.

La Marcha por la Justicia y la Democracia, organizada por el HDP, se ha lanzado en protesta por el encarcelamiento de miles de simpatizantes y activistas pertenecientes a esta organización política. Las marchas comenzaron hace más de una semana desde la provincia noroccidental de Edirne y el bastión sudoriental del HDP, en la provincia de Hakkari, después de que el parlamento turco revocara los escaños de tres diputados de la oposición, dos del HDP y uno del CHP. Leyla Güven del HDP y Enis Berberoğlu del CHP han sido liberados en espera de juicio, mientras que el diputado del HDP, Musa Farisoğulları, continúa en prisión, según ha informado el portal digital Ahval News.

Esta marcha ha puesto en evidencia las distintas diferencias políticas que existen en la oposición del país. Antes de que comenzara esta protesta, el líder del CHP Kemal Kılıçdaroğlu dijo que la manifestación del HDP era “inoportuna”, y que las medidas adoptadas por el Ejecutivo de Erdogan eran “una estrategia del gobierno para empujar a la oposición a realizar protestas callejeras”. “Las condiciones hoy en día son muy diferentes. Considero que una marcha en estas circunstancias está mal. El CHP debe ser diferente de otros partidos de la oposición. Debemos abstenernos de cualquier acto que cree tensión y esté abierto a la provocación”,  afirmó hace más de una semana.

FUENTE: Ana Rodríguez / Atalayar