Ex agentes de seguridad fueron encarcelados por la causa del asesinato de Hrant Dink

Como Rodolfo Walsh en 1977, el periodista Hrant Dink fue asesinado de un disparo el 19 de enero de 2007 a la salida de la redacción de su diario Agos. El autor de este crimen, Ogun Samast, fue arrestado al día siguiente y condenado a 23 años de prisión. Sin embargo, las heridas de este crimen siguen abiertas.

Este homicidio marcó un hito en la historia reciente de Turquía. Año tras años, miles de armenios, turcos y kurdos se manifestaron para exigir justicia por el militante armenio turco. “Todos somos Hrant Dink”, gritaban por las calles de Estambul.

Y es que aún hoy sigue latente esa resistencia ante el crimen que sufrió Dink por sólo decir la verdad, por enfrentar el terror, por “dar testimonio en momentos difíciles”. Asimismo, hoy su familia, los organismos derechos humanos, los partidos de izquierda y las minorías nacionales luchan por verdad y justicia.

Por eso, después de varios años archivado, el caso por este homicidio se reabrió e involucró a nuevos sospechosos. A través de una investigación, las autoridades judiciales descubrieron que había una conexión del grupo FETÖ (Fethullahist Terrorist Organisation) con el asesinato. Así, se inició una nueva búsqueda sobre los líderes de esta secta -incluido Fethullah Gülen-, y 76 sospechosos más vinculados a la policía, gendarmería y seguridad.

Finalmente, el pasado 26 de marzo, un tribunal de Estambul condenó a cinco personas a prisión por encubrir el homicidio de Dink, pero absolvieron a otras 33 involucradas.

Ramazan Akyurek, ex jefe de inteligencia de la policía, fue condenado a cadena perpetua con agravantes por cargos de asesinato y una pena adicional de cinco años y siete meses por destruir documentos oficiales por un cargo relacionado con el encubrimiento de denuncias de inteligencia por asesinato. Ali Fuat Yilmazer, ex jefe de policía, fue condenado a cadena perpetua agravada por cargos de asesinato y una sentencia adicional de cuatro años y seis meses por destruir documentos oficiales en un cargo relacionado con el encubrimiento de denuncias de inteligencia por asesinato. Ali Oz, ex comandante de la gendarmería provincial de Trabzon, fue condenado a 28 años de prisión. Yavuz Karakaya, suboficial que se desempeñaba en el Servicio de Inteligencia de la Gendarmería de Estambul en ese momento, fue condenado a cadena perpetua por “violar la Constitución” y a 12 años y seis meses de prisión por “ayudar a matar deliberadamente”. Muharrem Demirkale, ex soldado, fue condenado dos veces a cadena perpetua con agravantes.

Además, el tribunal presentó una denuncia penal contra Ogün Samast, Erhan Tuncel, Yasin Hayal y Tuncay Uzundal por cargos de “pertenencia a FETÖ” -al que el gobierno turco considera una organización terrorista-. También, se emitió una orden de arresto contra seis acusados ​​más.

Sin embargo, Ahmet İlhan Guler, ex jefe de inteligencia policial de Estambul, y Engin Dinç, ex jefe de inteligencia policial de Trabzon, fueron absueltos. La acusación sobre Ercan Gün prescribió y los cargos contra Sabri Uzun, un alto funcionario de inteligencia de la policía, fueron retirados.

Tras conocerse esta decisión, los abogados de la familia Dink aseguraron que el fallo fue inadecuado e incorrecto. Frente al edificio del tribunal, declararon que esto no revela la conspiración del crimen: “La decisión no especifica quién ordenó el asesinato”. “Es un grave error y no revela el asesinato de Dink en todos sus aspectos”, agregaron y detallaron que apelarán esta decisión. Igualmente, el actual editor del diario Agos, Edward Danzikian, señaló que el fallo del tribunal no reveló el mecanismo detrás del asesinato.

En este sentido, el grupo “Amigos de Hrant Dink” manifestó que la lucha por justicia no terminó, ya que no se resolvieron todos los detalles del asesinato. “Decimos una vez más que quienes ordenaron el asesinato deben ser llevados ante la justicia”, exclamaron en conferencia de prensa.

En síntesis, la lucha por memoria, verdad y justicia para Dink seguirá hasta que se haga realidad su sueño, que era una Turquía plurinacional y democrática, donde los turcos, los armenios, los kurdos y las más de veinte nacionalidades que la habitan, vivan en paz, amistad y solidaridad.

FUENTE: Emiliano Lomlomdjian / Nor Sevan

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