Hipocresía al decir “No a la guerra”

El periodista Nuri Akman compartió un video el sábado con el título: “Video de Kiev. Los soldados rusos bombardean al azar el centro de la ciudad, sin tener en cuenta a los niños ni a los ancianos”.

Era, obviamente, una referencia irónica al repentino aumento del sentimiento contra la guerra en Turquía. El periodista había seguido lo ocurrido en la ciudad fronteriza del sureste de Cizre (Cizîr), tras el colapso del proceso de paz kurdo en 2015. Sabía muy bien que el vídeo no mostraba la capital ucraniana, y que los soldados no eran rusos, como lo hicieron decenas de miles de sus seguidores.

Una reacción similar se produjo después de que los artistas en Turquía comenzaran a hacer publicaciones contra la guerra. El cantante Servet Kocakaya dijo que las mismas personas que pedían “no a la guerra en Ucrania” se reunieron alrededor del presidente Recep Tayyip Erdogan durante la invasión de Afrin, en el norte de Siria, interpretando canciones de guerra.

Estas no fueron las únicas publicaciones irónicas en las redes sociales. Özlem Çerçioğlu, alcalde de la oposición de la provincia occidental de Aydın (Bakur, Kurdistán turco), publicó una cita del presidente fundador de Turquía, Mustafa Kemal Atatürk: “Paz en casa, paz en el mundo”, y el eslogan “No a la guerra”. Los usuarios de las redes sociales comentaron sobre su hipocresía, y publicaron fotos de un misil, en el que el alcalde había firmado su nombre durante el bombardeo mortal de Afrin.

Recientemente, en Turquía ha habido tantos mensajes en contra de la guerra que no es fácil elegir los más hipócritas, o exponer a los que están de lleno en el campo racista o anti-kurdo. Los que no conocen bien Turquía, los que no son conscientes de la existencia de racistas con sus gritos de alegría cuando llueven bombas sobre el pueblo kurdo, se convencerán de que se trata de un país de máxima oposición a la guerra.

Con el ataque ruso a Ucrania se produjo una situación similar entre ciertos círculos que se autodenominan de izquierda. De repente recordaron a la URSS y la división Este-Oeste, e intentaron crear justificaciones para el ataque de Rusia a Ucrania con odas al socialismo. Grup Yorum, el colectivo revolucionario de músicos más famoso de Turquía desde la década de 1970, tomó la iniciativa en esto. Primero, la banda publicó contenido de su reciente concierto en Moscú, diciendo que tocaron “en la patria del socialismo”. En otra publicación, apoyaron abiertamente la actitud de Rusia y dijeron: “Apoyamos al pueblo de Donbass en su lucha contra la OTAN y el fascismo ucraniano”. Hubo otros, a la izquierda, que compartieron publicaciones similares.

La postura de estos grupos no es diferente a la de los turcos racistas y fascistas con respecto a la guerra despiadada contra el pueblo kurdo. Mientras que los racistas y fascistas apoyan los ataques genocidas contra los kurdos con la narrativa oficial del Estado, estas personas intentan justificarse, dirigiendo ridículas acusaciones contra los movimientos nacionales kurdos y los líderes de la lucha kurda por la libertad, llamándolos “nacionalistas” o “simpatizantes del imperialismo”. No usarán la palabra “revolución” para Rojava (Kurdistán sirio), cuya influencia se ha extendido por todo el mundo, y consideran que la resistencia de los pueblos de Rojava, tan digna como costosa, es una rendición.

Con estos ejemplos no pretendo objetar a nadie que se oponga a la guerra, por muy racista que sea, o fascista, u hostil contra los kurdos. Es bueno oponerse a las guerras, estar en contra de la guerra. Eso no es anormal. La anormalidad radica en la hipocresía de quienes gritan de alegría por la masacre de la gente cercana, mientras se oponen a las guerras en tierras lejanas y tergiversan la verdad.

Esta hipocresía es, sin duda, una manifestación de una falta de moral basada en el beneficio personal. Esa es también la razón fundamental detrás de las guerras. Aquellos que piensan que toda maldad e hipocresía está justificada cuando se trata de sus propios intereses, se oponen a la guerra porque arriesga esas mismas cosas. Este es el caso de los racistas y fascistas tanto en el poder como en la oposición, tanto de derecha como de izquierda. No se oponen a la guerra porque el pueblo de Ucrania y Donbass tengan bombas cayendo sobre ellos; lo hacen porque sus intereses están en juego.

¿Dónde se encuentran los kurdos en todo esto? ¿Qué piensan los diversos movimientos nacionales kurdos y los líderes de la lucha kurda por la libertad?

Es obvio. Se oponen tanto al ataque de Rusia a Ucrania como a que la OTAN y Occidente lancen Ucrania hacia Rusia como si fuera una pelota de fútbol. También enfatizan fuertemente que los responsables de esta guerra son las fuerzas imperiales. Esa es la verdad. Los bandos involucrados en la Guerra Fría iniciaron otra guerra de partición después de la caída de la URSS, y desde entonces han estado desplegando todo tipo de conductas inmorales para rediseñar el vil orden que llaman el “nuevo mundo”, de acuerdo a sus intereses.

Tomar partido en la innoble ingeniería imperial en esta guerra de partición no es una postura antibelicista. Es pro-guerra. Vestir el lema “No a la guerra” con ropa elegante no puede encubrir esta vileza. Verdad, revolución, vida humana: estos valores exigen decir no a la guerra en todos los aspectos de la vida. Separar a las personas que mueren bajo las bombas que caen en ucranianos, dombassianos, kurdos, afganos, alevíes, yezidíes, cristianos, chiitas o sunitas, y adoptar una postura en consecuencia, es el colmo de la inmoralidad.

FUENTE: Fehim Işık / Yeni Özgür Politika / Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina

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