Informe especial: “La opresión sistemática como base de la ‘Nueva Turquía’”

“La ‘Nueva Turquía’ de Recep Tayyip Erdogan se define por la intimidación de la oposición democrática, la persecución del Partido Democrático de los Pueblos (HDP) y el exterminio de cualquier resto de sociedad civil”. Así comienza el informe titulado “La opresión sistemática como base de la ‘Nueva Turquía’ de Erdogan”, publicado este viernes por el HDP.

En el informe se afirma: “En el extranjero, la ‘Nueva Turquía’ se manifiesta chantajeando a la Unión Europea, interviniendo en los países vecinos y empleando una despiadada agresión militar. Otro aspecto de la ‘Nueva Turquía’ es que el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdogan, ha construido una coalición con el ultranacionalista Partido del Movimiento Nacionalista (MHP) para mantenerse en el poder”.

En la investigación se agrega que “la falta de democracia en Turquía no es en absoluto un problema nuevo o reciente. Tiene causas muy arraigadas que se remontan a la fundación del Estado. Sin embargo, a lo largo de la historia de Turquía, la lucha por una Turquía democrática nunca se ha detenido, y aún continúa. Cuando el AKP llegó al poder en 2002, Erdogan, como presidente del partido, declaró tanto a la ‘nación’ como a la “comunidad internacional” que el AKP seguiría una política orientada a una Turquía estable y democrática”.

El informe añade: “Según esto, los derechos colectivos de las personas no representadas y de las mujeres, así como los elementos de la sociedad democrática deberían haber sido garantizados en una nueva constitución turca. Y la ‘Política de Cero Problemas con nuestros Vecinos’, debería haberse adoptado en respuesta a los rápidos cambios que envuelven al mundo. En pocas palabras, Erdogan convenció a la comunidad nacional e internacional de que los problemas profundos de Turquía, incluida la cuestión kurda, se resolverían en el marco de la democratización”.

“En contraste con esta retórica, la débil democracia turca retrocedió aún más: se abusó permanentemente del Estado de Derecho y de los convenios internacionales, y se dejó de lado la transparencia y la responsabilidad –se denuncia en la investigación del HDP-. Hoy, el ejercicio de cualquiera de los derechos democráticos aparentemente garantizados por la ley está prohibido de facto. Bajo su régimen autoritario, Erdogan proclama la ‘Nueva Turquía’. Pero hay problemas estructurales y políticos. Está desmantelando los últimos restos de la democracia y tratando de eliminar a sus opositores por cualquier medio para institucionalizar su régimen”.

En este marco, prosigue el informe, “el HDP, el segundo partido de la oposición, es objeto de constantes persecuciones, y sus miembros, diputados y copartidarios son detenidos y despedidos ilegalmente, a pesar de actuar conforme a la ley”. Al mismo tiempo, la política exterior de la “Nueva Turquía”, que se describe como “preventiva en lugar de reactiva”, consiste en entrenar y equipar a los grupos armados extremistas -incluido el Estado Islámico (Daesh)- que alimentaron las guerras en Irak, Siria, Libia y Nagorno-Karabaj. En la “Nueva Turquía” actual, “la justicia social, la paz y el desarrollo democrático de la República ya no están vigentes. El deterioro de la situación también pone en peligro las esperanzas de paz y prosperidad en todo Oriente Medio”.

Tras las elecciones locales celebradas el 31 de marzo de 2019, Erdogan sustituyó a los representantes elegidos en 49 de los 65 municipios ganados por el HDP por síndicos designados por el gobierno. Estos municipios incluían tres áreas metropolitanas, cinco provincias y 33 distritos.  37 copresidentes municipales, entre ellos 19 mujeres, fueron encarcelados. A fecha de 31 de marzo, seguían detenidos 15 copresidentes, entre los que se encontraban el copresidente metropolitano de Diyarbakır, Adnan Selçuk Mızraklı, el copresidente de Kars, Ayhan Bilgen, y siete mujeres. Otros seis tenientes de alcalde están bajo arresto domiciliario.

El informe del HDP asegura: “Uno de los resultados de la coalición entre el AKP y el MHP es que la política contra los kurdos y otros grupos religiosos y étnicos se ha vuelto cada vez más agresiva. Para mantenerse en el poder incluso en una crisis económica, el Gobierno, y su socio de coalición el MHP (al que hicieron juntos el sistema presidencial de tipo turco), han adelantado la guerra en Siria e Irak y han llevado a cabo una política de aniquilación contra los kurdos en Turquía, Siria e Irak. Como resultado, el proceso de paz iniciado por Abdullah Öcalan desde la prisión de Imrali está parado desde 2015. Mientras el camino del diálogo por la paz esté cerrado, continuará la violencia. La estrategia política del gobierno de Erdogan se basa en el autoritarismo, en una interpretación feudalista del islam, en las coaliciones con nacionalistas y yihadistas radicales, en la violencia, en la guerra y en la opresión; todo ello conduce a un callejón sin salida”.

FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina

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