Jineologî: la ciencia de la liberación de las mujeres en el movimiento kurdo (I)

Tras pasar mi primera semana en el norte de Siria, un amigo en los Estados Unidos me envió un mensaje de texto: “¡Eh! ¿Cómo te va por ahí? ¿Estás a salvo?”. La cuestión era por dónde empezar. Era mucho lo que quería contarle en ese momento sobre lo que había resultado un verdadero cambio de vida en una semana, pero sabía que no iba a ser sencillo, tanto por el escaso tiempo del que disponía para responder (la wifi no era siempre fácil de pillar mientras me desplazaba) y el hecho de que un texto no es exactamente la mejor manera de comunicar emociones profundas, al ser testigo de tan monumental cambio social (no hay emoticons que puedan hacer justicia a estos conceptos revolucionarios). Mi mente volvía rauda a esos días que yo sentía como si hubieran sido semanas; una semana que me parecía un año. Entonces, tras pensarlo unos veinte segundos, simplemente le respondí: “Tío, es alucinante. Una profunda revolución social. Las mujeres realmente controlan aquí”.

Bueno, puede que esto sea una simplificación excesiva. Si acaso, echo la culpa a nuestra dependencia de una tecnología en la que las ideas tienen que compactarse para alcanzar el reduccionismo total al expresar nuestros sentimientos. Desde luego, las mujeres no “dirigen las cosas” en Rojava -no es que la sociedad se haya dado la vuelta de la noche a la mañana, de manera que una sociedad profundamente patriarcal se haya convertido en matriarcal (ni ese es el objetivo)-. Tampoco pretendía yo hacer más romántica la revolución, o caer en la trampa (lo intentaré lo mejor que pueda en mi relato) de ser otro hombre occidental que pretende convertir en fetiche el papel de la mujer en la lucha militar kurda, como ha hecho ampliamente nuestra prensa con el retrato de las mujeres de las Unidades de Defensa de las Mujeres (YPJ). Y aun así, lo que yo trataba de expresar a mi amigo sigue siendo válido: la revolución de Rojava es fundamentalmente, en su núcleo, sobre la liberación de las mujeres de las cadenas de la degradación patriarcal que envuelve y es inherente al capitalismo.

Primeras impresiones del papel central de las mujeres en la lucha

No me llevó mucho tiempo contrastar este concepto en acción en Rojava. El primer lugar al que llegué al cruzar la frontera entre Irak y el norte de Siria fue un control militar vigilado por las mujeres del Asayish, o seguridad de la autoadministración democrática (casi llego a decir “manejado por mujeres”, lo que habría resultado un embarazoso y probablemente revelador error respecto al tipo de lenguaje que estamos acostumbrados a usar). Resultaba difícil de entender que, a sólo pocos cientos de kilómetros de aquí, las fuerzas fascistas del Daesh (ISIS) aún controlaban la ciudad de Raqqa y un territorio considerable en el que las mujeres están confinadas a una vida de esclavitud y trabajo penoso.

Algunas horas después de llegar a la ciudad de Qamishlo, me indicaron que lo primero que íbamos a hacer, tanto yo como el grupo de internacionalistas con el que me encontraba, sería asistir a una serie de acciones formativas para lograr una visión de los fundamentos de la revolución que había empezado media década antes (según he podido saber después, de hecho, este proceso se viene desarrollando desde hace varias décadas). Esta formación se centraría en lo que señalan como conceptos claves, incluyendo la historia del movimiento de liberación kurdo, el internacionalismo y la lucha de las mujeres. Las clases sobre el movimiento de las mujeres se dividirían en dos sesiones: la primera se centraría en la historia del movimiento de mujeres kurdas y la segunda sobre la “ciencia de las mujeres”, que en kurmanji se denomina “Jineoloji”.

La seriedad con la que los camaradas presentaron la educación sobre el papel fundamental de las mujeres en la transformación de la sociedad en las cuatro partes del Kurdistán (que ahora se ha extendido a ciudades y pueblos árabes liberados por las Fuerzas Democráticas Sirias, lideradas por las YPG/J), me mostró claramente que en esta lucha la emancipación de la mujer no es un mero pie de página, o algo de lo que se habla pero que luego no se ve respaldado por la práctica. Ya sabía antes de venir a Siria que el movimiento kurdo, tanto en Turquía (o como denominan la región en kurdo, Bakur) como en Rojava, practica un sistema de co-presidencia, en el que por cada hombre elegido que ostenta un cargo, también es elegida una mujer. Sabía que había un sistema de organizaciones autónomas de mujeres, de las que las YPJ son sólo un ejemplo. Pero me llamaba la atención profundizar en el entendimiento de lo que significa esta estructura organizativa en términos tangibles. No obstante, antes de verlo en la práctica, la formación proporciona el marco necesario para entender cómo ha podido iniciarse esta revolución.

La liberación de las mujeres como prioridad en el Movimiento de Liberación Kurdo

Si sólo te informas por los medios occidentales habituales, se te puede perdonar que creas que la razón por la que la revolución de Rojava ha permitido ver a mujeres luchando activamente en las líneas del frente contra el llamado Estado Islámico, es porque “los kurdos” tienen algo inherente que les ha permitido hacerlo posible. La idea general parece apelar, si no exagerar el argumento, de que, por naturaleza, “los kurdos” están más predispuestos a la igualdad de sexos que otras etnias de la región, especialmente los árabes. Por supuesto, otro elemento de la corriente principal de la prensa occidental para conceder espacio al papel de las YPJ en la guerra siria es que casa bien con la expansión de la islamofobia por parte del poder, especialmente para equiparar Daesh a Islam, y confundir así a las YPJ y “los kurdos” como la vanguardia de un tipo de secularismo que es “occidental” en su orientación (te va a costar encontrar artículos que mencionen el hecho de que la mayoría de los kurdos son musulmanes sunnitas).

La razón de una serie de acciones formativas para los internacionalistas que llegan a Rojava sobre la historia del movimiento de las mujeres kurdas resulta esencial para proporcionar una corrección a estas ideas erróneas presentadas por los nuevos medios de nuestro amado orden político. La realidad es que, lejos de llevar la igualdad de género en sus genes (solo hay que echar la vista al Kurdistán iraquí actual para apoyar el argumento contrario), la base de trabajo de las YPJ y de todas y cada una de las organizaciones femeninas en el norte de Siria hoy se ha ido forjando durante los más de 40 años que el movimiento de liberación kurdo viene dedicando a la organización popular.

Una larga mirada a la historia

Los hevals (camaradas) se mostraban entusiastas al señalar que, si se lanza una mirada en profundidad a la historia, el sistema de opresión patriarcal no supone más de un 2% de ella, exponiendo varios ejemplos de organización social y formas de vida que precedieron a las “rupturas entre sexos” que dieron paso a la posición dominante del hombre en la sociedad, lo que a menudo consideramos como si fuese algo natural. Incluso hasta hoy, la evidencia de estas sociedades previas en Mesopotamia, algunas de ellas matriarcales, aún puede verse en muchas regiones montañosas de Kurdistán que han sido menos susceptibles a invasiones foráneas, permitiendo así a las comunidades mantener sus creencias “naturales” (siendo los yezidíes un ejemplo de ello).

Para los revolucionarios de Kurdistán, resulta insuficiente hablar sólo de las heroínas de hoy o incluso de las pasadas cuatro décadas. Los ejemplos de mujeres que se han resistido al patriarcado en Oriente Medio comienzan mucho antes de lo que uno podría suponer. La resistencia de Nefertiti a los sacerdotes y el faraón en el 1300 a.C. se cita junto con otros ejemplos, como la resistencia de la reina Zenobia de Palmira a aceptar a los dictados romanos en el siglo III. Tras la primera división de Kurdistán, Xanimzade dirigió la resistencia tribal contra las masacres cometidas por el imperio persa y fue seguida por otras como Halime Xanim, quien se resistió al mandato del imperio otomano.

Los ejemplos de mujeres kurdas del siglo XX, que son las modernas predecesoras de las mujeres en las YPJ, parecen no tener fin. Adile Xanim ayudó a reunir 56 tribus en una confederación en el moderno Irán antes de su muerte en 1924. Zarife (1882-1937) fue una líder ampliamente conocida entre la población aleví, que fue ejecutada tras su entrega por un traidor a las autoridades turcas. El mismo año de la masacre del pueblo kurdo en Dersim, una mujer llamada Bese, que había liderado un levantamiento, se lanzó desde un precipicio para evitar ser capturada. En la siguiente década, mujeres como Gulazer y Mina Xanim jugaron un papel clave en el establecimiento del primer Estado socialista kurdo, la efímera República de Mahabad (1946).

Previa al establecimiento del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en 1978, la historia de Leyla Qasim sirvió de inspiración para la lucha de las mujeres. Leyla inició uno de los Sindicatos de Estudiantes Kurdos en Bagdad y planeó el secuestro de un avión para dar a conocer la causa kurda (se podrían hacer algunas comparaciones con Leila Khaled, la revolucionaria palestina cuyos acto de secuestro político en nombre del Frente Popular para la Liberación de Palestina ayudó a promover esa lucha de liberación nacional). Fue capturada antes de que su plan pudiera materializarse y fue ejecutada por el Estado iraquí en 1974.

Kurdistán como colonia, las mujeres como la colonia más antigua

Tras el establecimiento del PKK en la región de Kurdistán ocupada por Turquía, el movimiento de liberación kurdo creció hasta un nivel superior. Los fundadores del PKK, Abdullah Öcalan entre ellos, consideraron necesaria la creación de la organización, ya que la izquierda turca venía entendiendo erróneamente la cuestión kurda, anteponiendo el chovinismo nacional. Esto chocaba con la tesis del partido recientemente creado, que consideraba que Kurdistán era una colonia y que una lucha de liberación nacional era una necesidad histórica.

Entre los fundadores del Partido estaba Sakine Cansiz, que sería asesinada en Paris en 2013 junto con otras dos líderes, Fidan Dogan y Leyla Sayleme. Sakine jugaba tanto un papel esencial en el desarrollo y crecimiento de la organización, como crucial en la defensa por parte del Partido de la igualdad de género como parte primordial de su renacimiento. Su acceso a la política fue en sí mismo un acto de rebelión contra la estructura familiar tradicional que pretendía mantenerla atada. En una reflexión sobre su decisión de dedicarse al activismo político, declaró: “En cierto sentido, abandoné la familia. No aceptaba esa presión e insistí en la revolución. Así fue como me marché a Ankara. En secreto, por supuesto”.

La relación de Sakine con Öcalan es importante, ya que ambos ocupaban posiciones de liderazgo dentro de la organización. Fue éste último quien, por medio de la reflexión y la autocrítica de sus propias relaciones con las mujeres, comenzó a cuestionarse la estructura de la familia patriarcal, en la que las mujeres siempre se encontraban en la posición de ser consideradas como objetos. Concluyó que necesitaba realizar una transformación “matando al hombre” que había en su interior, observando cómo la sociedad le había convertido en lo que era. Estas reflexiones se unieron a una mirada retrospectiva sobre otros momentos de opresión y subyugación de las mujeres de los que había sido testigo en su vida, como el matrimonio forzoso de una amiga de la infancia con un anciano, y ver a su madre vivir en lo que él consideraba condiciones carcelarias dentro de su propio hogar. Pero más importante aún en su decisión de avanzar hasta un nivel superior en la cuestión de la liberación de la mujer, fue su relación con Fatma, otra fundadora del partido, a quien él mismo veía como alguien a quien había utilizado para sus propios intereses.

Aunque Öcalan ha promovido el concepto de “matar al hombre” y avanzado en aspectos teóricos relevantes para la liberación de la mujer, incluida la idea de que las mujeres constituyen la colonia más antigua, también ha comprendido que él mismo -y los hombres, en general- no pueden liderar este proceso. Es visto dentro del movimiento como alguien que ha dado su fortaleza y desarrollo al proceso, pero que también ha animado activamente a las mujeres a tomar la iniciativa de su propia liberación de una manera autónoma dentro del partido y otras organizaciones en un movimiento más amplio.

Bases teóricas de la Jineologî

Actualmente, el movimiento revolucionario agrupado alrededor de la Unión de Comunidades de Kurdistán (KCK), en las cuatro zonas de Kurdistán, avanza en la ciencia de las mujeres, o Jineologî, como principio teórico y parte práctica del proceso revolucionario. No obstante, este concepto, adoptado en 2008, fue la culminación ideológica de décadas de experiencia en organización.

Además del concepto de Öcalan de “matar al macho”, otra idea fundamental es la “teoría de la separación” (ambos postulados en 1996), que sostiene que las mujeres deben poder tener el control de sus propias organizaciones. Si se mantiene que la revolución no puede hacerse para el pueblo, sino por el pueblo, también debe defenderse que la revolución no puede realizarse para las mujeres, sino que debe ser hecha por ellas mismas. La teoría de la separación también significa que las mujeres deben abandonar por ellas mismas las relaciones basadas en jerarquías. Hoy mismo se puede comprobar la rigurosidad en aplicar esta idea, ya que no existen relaciones románticas y matrimoniales dentro de los cuadros del movimiento. En parte esto se hace para proteger a las organizaciones de la adopción de un enfoque liberal del trabajo y la vida.

La investigación del papel de las mujeres a lo largo de la historia de Mesopotamia también se convirtió en una parte clave del trabajo del movimiento hacia finales de 1990. Durante el mismo año en que Öcalan fue capturado en Kenia por el Estado turco, se creó el PJKK (Partido de las Mujeres Trabajadoras de Kurdistán) como partido de mujeres, aunque posteriormente fue reemplazado por otras estructuras autónomas tales como el PJA (Partido de Mujeres Libres). En la década del 2000 se desarrollaron nuevas teorías, incluyendo la “teoría de la rosa” que sostiene que las mujeres pueden “parecer frágiles, pero tienen espinas para protegerse”. En la fase previa a la adopción del nuevo paradigma del confederalismo democrático por el Partido y por la más amplia KCK en 2005, se defendía -en 2003- un “paradigma de una sociedad democrática y ecológica sobre la base de la libertad de las mujeres”.

Por la autodefensa, contra el feminismo y el orientalismo liberales

Hacia la mitad de mi primer día de formación sobre la libertad de las mujeres de Kurdistán, comprendí por qué es tan importante comenzar con estas clases, en vez de ir directamente a visitar las organizaciones responsables de las cuestiones diarias y concretas. Los instructores a menudo hablaban de cómo la revolución no trata de tomar el poder y construir algo nuevo, sino de luchar para superar la ideología del capitalismo mientras se organiza, algo que el movimiento ha venido haciendo durante décadas antes de que Rojava se pusiera en primera fila en 2012 con el establecimiento a la autoadministración democrática.

Clave para entender la Jineologî es que la autodefensa no sólo significa tomar un arma, sino que de hecho se manifiesta más frecuentemente en la construcción de estructuras y organizaciones. Como me dijo un líder del movimiento, con palpable celo revolucionario, “la autodefensa también tiene que iniciarse en la mente. Si te ves a ti mismo como víctima, no podrás superar la opresión”.

Durante el segundo día de formación, se trabajó sobre la historia del feminismo global, incluyendo la primera oleada de los siglos XIX y XX, que se enfocó en campañas por el derecho de voto, igualdad de derechos civiles y derechos laborales, así como la segunda oleada (1970-1990) que se caracterizó por eslóganes tales como “lo privado es político” y “mi cuerpo me pertenece”, y la tercera oleada desde 1990 en la que la deconstrucción de géneros ha tomado protagonismo.

Lo más importante, y de interés crítico para aquéllos en mi clase procedentes de sociedades occidentales, eran las reflexiones sobre cómo el Estado ha tratado de liberalizar el movimiento radical femenino aportando fondos a varias organizaciones, lo que ha tenido como efecto su imbricación dentro del marco del sistema capitalista. Además, los instructores hablaron del aspecto del feminismo liberal occidental que a menudo es orientalista por naturaleza, y aludieron a grupos como FEMEN, que equipara al Islam con la opresión de la mujer. Tales grupos promueven la narrativa imperialista que busca subordinar el Oriente Medio a su marca de modernidad capitalista en nombre de la libertad. Tal como me dijo, unos días después, una devota mujer musulmana que también tomaba parte activa en la revolución de Rojava, en relación con su hijab: “No es importante lo que llevo sobre la cabeza, sino lo que llevo dentro de la misma”.

Partes clave de la Jineologî

El flexible y adogmático enfoque del movimiento de liberación kurdo respecto a la idea de revolución y liberación de la mujer me quedó claro durante la formación que recibí sobre el significado actual de Jineologî como ciencia de la liberación de la mujer. Por ejemplo, ante la inicial confusión y frustración de algunos de los internacionalistas, los instructores no solían dar respuestas cortantes y secas a ciertas cuestiones. Después de todo, la Jineologî sostiene que no hay una única e inmutable verdad, sino que el trabajo realizado por los revolucionarios en defensa de la humanidad puede dar sentido a la vida y acercarnos a entender la verdad. No obstante, fueron claros sobre el hecho de que, puesto que no se ven en posesión de la “única verdad”, esto no significa que uno deba caer en el enfoque liberal de “mi verdad”, en el cual el análisis subjetivo de la realidad de cada uno merece consideración, aunque sea absurdamente retrógrado o reaccionario.

Parte del análisis de la Jineologî es entender que todo y cada uno está vivo y no caer en la dicotomía de lo material frente a lo inmaterial. Éste puede parecer un enfoque ciertamente metafísico para camaradas occidentales, que pueden estar acostumbrados a otros enfoques mucho más materialistas y a menudo positivistas. La ideología también reconoce la unidad en la diversidad, entendiendo que se realizan avances por medio de la solidaridad y la cooperación, pero no mediante la aniquilación de la individualidad (en contraste con el individualismo).

La Jineologî también reconoce el “Principio de lo Indefinido”, que indica que, aunque el futuro no puede predecirse, la humanidad puede analizar las diferentes opciones y caminos que pueden seguirse y, por tanto, intervenir en el desarrollo de los acontecimientos. Durante la formación, se hablaba a menudo de la dualidad, y era ésta una idea que se ha mantenido resurgiendo durante mi visita a Rojava. Tal como me dijeron respecto a la guerra que continúa sangrienta y la revolución que se está desarrollando al mismo tiempo: “Al apreciar que hay luz, nos hacemos conscientes de la oscuridad. Una no puede existir sin la otra. Hay partes contradictorias”. Otros aspectos de la ideología incluían la no separación de sujeto y objeto, así como la creación de una unidad entre la inteligencia emocional y la analítica. Como nos explicó el instructor, “por un lado, criticamos el racionalismo. La inteligencia emocional jugaba un papel clave en el período neolítico. Podemos tener ambos. Podemos tanto pensar como sentir”.

Cinco principios de la ideología de la liberación de la mujer

Todos estos conceptos ayudan a ilustrar el enorme trabajo teórico que ha derivado en la creación de esta ciencia de las mujeres; sin embargo, los principios clave de la ideología pueden resumirse como sigue:

-Welatparezi: Rechazo al extrañamiento / colonialismo / asimilación, impuestos a las mujeres.

-Pensamiento/Opinión Libre: La mujer debe tomar sus propias decisiones y realizar una ruptura mental de las estructuras dominantes.

-Organización Autónoma de las Mujeres: Sólo si las mujeres tienen la oportunidad de organizarse por sí mismas será posible superar el patriarcado.

-Lucha por el Cambio: No sólo plantear demandas al opresor, sino alcanzar derechos por medio de la lucha y la creación de alternativas.

-Estética y Ética: Las mujeres no deben supeditarse a patrones de belleza dictados por la sociedad o los hombres.

De la teoría a la práctica

Por supuesto, la teoría sin ningún tipo de aplicación práctica no tiene sentido, y el Movimiento de Liberación Kurdo ha pasado por un proceso de redefinición y desarrollo constante de sus teorías relativas a la emancipación de la mitad de la especie humana. Incluso dentro del propio movimiento no han faltado incidentes -incluso entorno al liderazgo- que han mostrado que las propias organizaciones revolucionarias no son inmunes a las actitudes patriarcales. Por ejemplo, en los inicios de la participación de las mujeres en la contienda armada en Bakur, muchos hombres del PKK mantenían una actitud de considerar que las mujeres eran incapaces de realizar ciertas tareas que se suponían “de hombres”. El argumento que defendían algunos líderes masculinos era que las mujeres eran demasiado emocionales y débiles para la guerra, por lo que para ellas era mejor desarrollar papeles no guerrilleros. Algunos comandantes querían que sus camaradas femeninas guerrilleras usaran pañuelos. Una joven guerrillera, Heval Beritan, oyó estos argumentos y sugirió la creación de sus propias fuerzas guerrilleras. La organización autónoma y la subsiguiente separación de los hombres de las guerrillas femeninas tuvieron como efecto el actual entendimiento de que tanto hombres como mujeres deben ocuparse de todas las tareas (por ejemplo, los hombres son ahora totalmente responsables de la cocina).

La historia de Heval Beritan ilustra claramente el hecho de que las mujeres están como mínimo a la par que los hombres en términos de capacidad para cumplir cualquier tarea revolucionaria y realizar cualquier rol. Inicialmente ella era periodista, pero se convirtió en comandante militar ya que deseaba jugar un papel más activo en la batalla. En 1992, durante la Guerra del Sur, luchó hasta su último cartucho y, en lugar de permitirse caer prisionera de las fuerzas reaccionarias del Partido Democrático de Kurdistán (KDP), se lanzó por un precipicio, cometiendo un suicidio revolucionario de la misma manera que lo hizo Bese más de cincuenta años antes durante la batalla de Dersim.

Las vidas de las Beritans, las Sakines y otras incontables mujeres revolucionarias de Kurdistán, proporcionaron el ejemplo práctico para las mujeres que formaron las YPJ. La actual revolución de las mujeres de Rojava habría sido un sueño imposible sin los ejemplos de estas “shehids” (mártires) que dieron su vida por la causa, no sólo de la libertad de los kurdos, sino de las mujeres de todo el mundo. Cada día, el suelo de Rojava se nutre con la sangre de mujeres que caen en combate, al lado de sus camaradas masculinos, como iguales. El autosacrificio de aquéllas como Arin Markin, que se disparó durante la batalla de Kobane antes de caer prisionera del Daesh, ilumina el sendero para las mujeres como la Comandante de las YPJ/SDF Rojda Felat, que se encuentra en la línea del frente en la actual operación de Raqqa. Sus ejemplos son la manifestación práctica de la ideología desarrollada durante décadas de lucha, una lucha que el movimiento cree que tiene el potencial necesario no sólo para liberar Oriente Medio, sino a la humanidad entera.

FUENTE: Marcel Cartier/Kurdish Question/Traducción: Rojava Azadî