Jinwar: la primera aldea de mujeres del siglo XXI

Uno de los logros de la Revolución en Rojava, también conocida como la revolución de las mujeres, es el pueblo de Jinwar, que se inauguró el 25 de noviembre de 2018. Jinwar, que fue construido para crear una vida libre gobernada por mujeres, una economía ecológica, una sociedad sana con compañerismo y amor, se encuentra en el oeste del distrito de Dirbesiyê de la ciudad de Hesekê, en el norte y este de Siria.

El proyecto de Jinwar se inició en el invierno de 2016 después de una discusión a largo plazo con organizaciones relevantes del norte de Siria. Las bases de la aldea fueron colocadas por las mujeres el 10 de marzo de 2017. La puerta de la aldea se abrió el 25 de noviembre de 2018. El pueblo es específico porque solo las mujeres pueden quedarse allí. Jinwar está rodeada por la histórica colina Gebz y los pueblos de Kerkend, Herba, Etîşan y Qeyrawan.

Cuando entras en el pueblo, te fascina la vida construida por las mujeres. Ves casas de adobe y sientes la vida comunitaria. Podemos decir que este lugar es el paraíso de las mujeres en la tierra. Las mujeres trabajan y toman decisiones de forma solidaria. Si quieres trabajo, vida comunitaria, poder y la existencia de las mujeres y la naturaleza, definitivamente deberías visitar la aldea de Jinwar.

Si bien todo en el pueblo está inspirado en la historia, el hermel es el símbolo de la fertilidad de la aldea. Hermel, comúnmente llamada ruda salvaje, es una hierba utilizada en el tratamiento de muchas enfermedades, y también se cree que elimina la energía negativa. Los kurdos cuelgan hierbas aromáticas en las paredes de sus casas para protegerse del mal.

En esta aldea, las mujeres con diferentes identidades étnicas han construido una vida en común. En el pueblo viven mujeres de Dirbesiyê, Kobane, Deir Ezzor, Shedadê, Shengal, Shehba, Sulaymaniyah y Maxmhur.

Al llegar al pueblo, verás un cartel que dice “Hûn bixêr hatin” (Bienvenidas). Cuando entras, ves casas de adobe. Todas las mujeres del pueblo tienen un deber. Cocinan y comen en casa. Organizan actividades juntas. Todos los niños y las niñas de la aldea son criadas por mujeres. Son los hijos y las hijas de todas las mujeres que viven en el pueblo. Los niños y niñas van a la escuela primaria de Uveysh y reciben educación tanto en árabe como en kurdo.

En el pueblo, las mujeres hornean el pan por turnos y utilizan las hierbas medicinales que utilizan en el centro de salud. Las mujeres reciben capacitación para aprender a preparar medicamentos a base de hierbas, por eso las cultivan en sus jardines. Las mujeres que viven en la aldea son víctimas del sistema dominado por los hombres o perdieron a sus cónyuges. Los familiares de las mujeres pueden visitarlas. Pero los hombres no pueden entrar al pueblo. Hablamos con Ruken Rojda, integrante de la junta de Jinwar, sobre la vida en la aldea.

“Vivimos en el siglo XXI  como lo dijo el líder Apo (Abullah Öcalan): es un siglo de la revolución de las mujeres y la voluntad –afirmó Rojda-. La construcción de Jinwar ha llamado la atención de muchas mujeres y las ha empoderado. Las mujeres no podían expresar sus pensamientos libremente. Al principio, el proyecto de Jinwar tuvo muchos desafíos. El pueblo es una respuesta a todos los desafíos. Las mujeres que no pueden expresar sus pensamientos pueden venir a este pueblo. Jinwar es el pueblo de la voluntad y la educación. El pueblo también es un modelo pequeño de la Nación Democrática. El sistema comunal en el pueblo lo demuestra”.

El pueblo tiene consejos de Mujeres, de Niños y de Solidaridad. Ruken Rojda nos dijo que tratan de encontrar soluciones juntas a los problemas que enfrentan las mujeres.

Al señalar que las mujeres deben conocer su propia historia, Ruken explicó: “Cuando las mujeres son conscientes de su existencia, pueden fallar las políticas que intentan aniquilarlas. Debemos amar nuestra feminidad para eliminar las ruinas de la mentalidad patriarcal. Debemos seguir luchando con la ciencia para construir una vida libre, igualitaria y democrática. Después de todo, la vida existe con la existencia de dos sexos. Ambos géneros se complementan. Necesitamos continuar nuestra lucha con mujeres conscientes”.

Al enfatizar que las mujeres árabes y kurdas viven juntas en la aldea, Ruken indicó: “La puerta de la aldea está abierta a todas las mujeres. Tenemos una sección reservada para las mujeres que vienen del extranjero para visitar el pueblo e investigar. Estas mujeres quieren aprender el sistema en la aldea para practicarlo en sus propios países. Cuando les preguntamos la razón por la que vinieron a la aldea, vemos qué tipo de crueldad enfrentaron. El amor por la vida de las mujeres es asombroso”.

“Jinwar es la primera aldea de mujeres de Oriente Medio –afirmó Ruken-. Es un espacio para mujeres, que son sometidas a todas las formas de violencia. Cuando las mujeres no eran aceptadas por sus familias, no tenían adónde ir. Tuvieron que aceptar la esclavitud. Pero ahora ya no tienen que aceptar la esclavitud. Tienen un lugar adonde ir”.

Por último, aseveró “Debemos seguir luchando por una vida libre, democrática e igualitaria dondequiera que estemos. Con su solidaridad y unidad, las mujeres pueden crear personalidades libres y democráticas y ser pioneras en la sociedad”.

FUENTE: Roj Hozan / JINHA / Traducción y edición: Kurdistán América Latina

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