Kurdos: solos ante el peligro

El pueblo kurdo lucha por tener un Estado propio en Medio Oriente desde hace 100 años, aunque su origen se remonta al año 2.500 a.C, cuando se asentaron en un territorio del suroeste de Asia, que en la actualidad forma parte de países como Irak, Irán, Turquía, Siria y Armenia.

Los kurdos son en su mayoría musulmanes suníes, aunque una importante minoría todavía sigue la religión tradicional kurda, el yazidismo. Tuvieron que sufrir un genocidio, denominado Anfal, liderado por el dictador Sadam Hussein entre los años 1980 y 1988. La mayor parte de los kurdos está ahora en Turquía, cuyo grupo de población se acerca a los 15 millones (el 18% del total del país).

En estos momentos, Estados Unidos -o mejor dicho el presidente Trump- ha decidido retirar su apoyo a los kurdos, los cuales lucharon enérgicamente contra el Estado Islámico, y ha dado vía libre al presidente turco para que haga posible una escabechina. Y mientras los muertos se multiplican a diario, los desplazados huyen de las zonas bombardeadas, las violaciones de los derechos humanos se repiten, el régimen de Bashar Al Assad aprovecha la ocasión para desplegar sus tropas en el norte, dice que para ayudar a los kurdos, lo cual está por verse. Y como siempre, Putin es el gran vencedor.

Trump debe pensar que el Estado Islámico ya está derrotado y está equivocado. La mayoría de sus militantes y sus familias están en campos de refugiados custodiados y vigilados por los kurdos.

Con lo cual nos debemos preguntar: ¿qué pasará ahora? ¿Huirán, volverán a formar un nuevo ejército de lucha?

El presidente turco Erdogan no tuvo inconveniente en que sus fronteras fueran muy permeables para el contrabando de armas y petróleo durante la guerra siria. En Turquía finalmente se asentaron malviviendo 3,6 millones de sirios que escapaban de las matanzas y a los que Erdogan ha utilizado constantemente para acordar no enviarlos a Europa a cambio de dinero.

El mayor experto en el pueblo kurdo, Manuel Martorell, afirma en su libro Kurdos: “En 1926, un acuerdo entre Turquía, el nuevo Reino de Irak e Inglaterra dejó en manos británicas el petróleo y una nueva empresa, la Irak Petroleum Company, se encargó de la extracción y comercialización con participación mayoritaria del Reino Unido, mientras que Francia y Estados Unidos se quedaban con un 21% cada uno”. Lo que demuestra los intereses económicos que hay para que los kurdos no tengan su Estado propio.

Y añade Martorell: “De nuevo, se olvidó la famosa Doctrina Wilson, ya que los kurdos de Irak se quedaron igualmente sin ejercer el derecho de autodeterminación, tal y como se les había prometido. El Kurdistán, por lo tanto, quedaba definitivamente dividido por las fronteras establecidas en Lausana en cuatro partes (Turquía, Irán, Irak y Siria). Dentro de la República turca quedaba prácticamente la mitad del Kurdistán”.

Hace escasos días, entre los asesinados por las fuerzas turcas se encontraba la líder política kurda-siria, Hevrin Khalaf, secretaria general del Partido del Futuro Sirio, cuando viajaba en coche. En varios videos que circulan por nuestras redes, se puede ver cómo los asesinos sacan a la diputada y a su chofer del coche, y cómo les disparan a sangre fría. El partido de Khalaf ha apostado siempre por una sociedad multicultural y tolerante en Siria, apelando a la concordia entre sirios y kurdos.

La zona que controlaban las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias, una milicia dirigida por los kurdos, representa en torno a un tercio del territorio sirio, y en ella vivían cuatro millones de personas, que hasta ahora se habían librado de la dictadura de Bashar Al Assad, pero sí habían padecido la crueldad del Estado Islámico.

Las consecuencias de esta invasión turca pueden ser muy graves a nivel humanitario. Miles de kurdos serán asesinados, el Estado Islámico puede volver a formarse y la hegemonía rusa crece día a día, y sus tropas ya se pasean por la zona en conflicto.

Mientras tanto, la Unión Europea no dice casi nada a pesar de que Turquía es miembro de la OTAN y tiene en su territorio armas nucleares americanas.

Como siempre, el perdedor de esta partida de ajedrez entre poderosos será el pueblo kurdo así como los millones de desplazados sirios que se refugiaban de la guerra en el norte del país, porque la guerra no ha terminado.

FUENTE: Mercé Rivas / Las Provincias (España)