La mala perspectiva electoral obliga a Erdogan a buscar extraños aliados

Ante los sondeos que prevén que las elecciones del 14 de mayo acabarán con sus 21 años en el poder, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, está tratando sumar aliados, incluso con partidos que cuestionan el centralismo del Estado o que rechazan las leyes contra la violencia machista.

“Escribiremos la epopeya del 14 de mayo junto con nuestros amigos, con los que caminamos juntos desde hace tiempo, y con los que acaban de unirse a nosotros o se unirán”, ha anunciado el islamista Erdogan, sobre la fecha en la que se celebran tanto elecciones presidenciales como legislativas.

La formación de Erdogan, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), ha llamado a las puertas del HUDA-PAR, una formación kurda e islamista, y del Partido del Nuevo Bienestar (YRP), también islamista, para que se unan a la “Alianza por el Pueblo” en la que ya están el ultranacionalista Partido de Acción Nacionalista (MHP) y el nacionalista Partido de la Gran Unidad (BBP).

Entre esos partidos hay extraños compañeros de viaje.

Terrorismo y violencia machista

El HUDA-PAR, que en 2018 sólo tuvo el 0,3 % de los votos, tuvo en el pasado vínculos con Hizbullah, un grupo terrorista kurdo activo en Turquía, responsable de secuestros, torturas o asesinatos contra independentistas kurdos en las décadas de 1980 y 1990.

Pese a eso, el partido defiende un sistema “descentralizado” en Turquía, bajo la idea de dar cierta autonomía a los kurdos, algo que es anatema para los ultras del MHP, los principales socios de Erdogan, y que le aseguran la mayoría absoluta que tiene ahora en el Parlamento.

El YRP, por otro lado, exige como pago por su apoyo que se deroguen las leyes que combaten la violencia machista.

Las últimas encuestas para las presidenciales dan a Erdogan entre 10 y 14 puntos menos que a Kemal Kiliçdaroglu, candidato de la coalición opositora de seis partidos formada alrededor del socialdemócrata Partido Popular Republicano (CHP).

Pero también entre los partidos de la alianza opositora hay diferencias ideológicas y programáticas, advierte el profesor de Ciencias Políticas Rasit Kaya, en declaraciones a EFE.

Para Kaya, será decisivo si esos partidos son capaces de aparcar esas diferencias y priorizar el objetivo de acabar con el “gobierno unipersonal de Erdogan”.

Si lo logran, afirma, “el tiempo de Erdogan se acabará el 14 de mayo”.

Tarik Sengul, politólogo y urbanista del Ayuntamiento de Estambul, en manos del opositor CHP, asegura que el apoyo electoral a Erdogan ya estaba muy desgastado debido a los problemas económicos, marcados por una inflación desatada y una lira devaluada que han puesto en apuros la economía doméstica de muchos turcos.

A ese enfado, se ha unido la falta de eficacia en la respuesta a los terremotos del pasado día 6 de febrero, que han dejado más de 48.000 muertos, y por la que el propio Erdogan tuvo que disculparse.

Terremoto político

Sengul emplea un símil sismológico al decir que “es muy posible que dos meses después, la falla política se rompa con un gran estruendo y se produzca un terremoto político”.

Sin embargo, hay expertos que señalan que los terremotos pueden incluso ayudar a Erdogan de cara al resultado electoral, ya que muchos votantes van a dar más importancia a quién puede asumir la reconstrucción de las once provincias devastadas que a cuestiones como el desempleo, la pobreza, la inflación o la falta de democracia.

Por ejemplo, Mehmet Ali Kulat, jefe de la empresa demoscópica MAK Research Company, argumenta que Erdogan y su partido han prometido construir rápidamente miles de viviendas para dar alojamiento a las decenas de miles de personas cuyos edificios se derrumbaron durante los seísmos.

Además, recuerda que el gobierno de Erdogan ejerce un fuerte control sobre los medios de comunicación y su partido dispone de más afiliados dispuestos a movilizarse para hacer campaña.

Con todo, coincide en que si la oposición no comete grandes errores, tiene muchas opciones de desbancar a Erdogan del poder.

FUENTE: Dogan Tilic / EFE / SWI

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