La revolución de las mujeres kurdas en la Universidad de Buenos Aires

El pasado martes 8 de noviembre, se realizó la charla “Kurdistán: la revolución de las mujeres” en la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA). El evento, convocado por la Colectiva de Antropólogas Feministas (CAF), la cual forma parte del Instituto Interdisciplinario de Género (IIEGE), contó con la presencia como disertantes de la antropóloga kurda Dilan Bozgan y Melike Yasar, representante del Movimiento de Mujeres kurdas en Latinoamérica.

Una numerosísima cantidad de mujeres y hombres provenientes no sólo de la academia sino de otros espacios y organizaciones, que quizás nunca antes habían oído hablar de la causa kurda, conformó el público que se mostró desde un principio interesado en conocer en profundidad acerca de este proceso conducido por las mujeres, en todos los ámbitos de la vida social, cultural  y política de este pueblo milenario de Medio Oriente. Pese a que el encuentro duró más de dos horas, muchos de los asistentes expresaron sus deseos de seguir escuchando  y preguntando acerca de todos los aspectos y factores que han influido en el desarrollo y la concreción de este proyecto político de autodeterminación, cuyo motor es la lucha contra el sistema patriarcal y todos los pilares que lo sustentan.

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La charla se estructuró  principalmente sobre una aproximación a la historia política del pueblo kurdo ,  el proceso de organización de su movimiento de liberación, la experiencia revolucionaria que en la actualidad se está llevando a cabo en Rojava (Kurdistan sirio) y la actual situación política y social de las cuatro partes en las que fue dividido el Kurdistán, haciendo énfasis en la persecución y los ataques sistemáticos del gobierno turco  hacia sus representantes políticos y hacia todo el pueblo kurdo, especialmente las mujeres.

La apertura a cargo de Bozgan, integrante del Comité de Mujeres en Solidaridad con Kurdistán, se centró en los hitos históricos que desembocaron en la partición del territorio, el cual no se limitó a la imposición de fronteras fijas y arbitrarias, sino que apuntó a la fragmentación y consecuente desarticulación de todo un pueblo que desde siempre se ha resistido a las políticas de negación y asimilación impuestas por el poder hegemónico y variable de la región, encontrando los mayores momentos de violencia e intentos de aniquilación, luego de la conformación de los estados modernos establecidos por las potencias occidentales que disputaron sus intereses en la zona. Hoy en día, el pueblo kurdo se encuentra amenazado y expuesto a un nuevo intento de genocidio. El actual régimen de gobierno turco, convertido en una dictadura de facto, está ejecutando impunemente políticas de exterminio contra la población kurda del país, pese a haber sido elegido bajo un sistema de tipo democrático.

Por su parte, Melike Yasar inició su intervención transmitiendo el saludo del Movimiento de Mujeres kurdas hacia las mujeres argentinas, que vienen demostrando día a día su solidaridad, destacando la importancia que ello tiene en el recíproco fortalecimiento de los vínculos entre los pueblos que luchan por su emancipación.

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Melike recordó que “mientras nosotras estamos aquí, las compañeras están siendo brutalmente agredidas y encarceladas”, haciendo referencia no sólo a los ataques en Rojava sino a los recientes acontecimientos en Turquía, que incluyen el encarcelamiento ilegal a sus principales referentes, entre ellas la Co-presidente del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), Figen Yüksekdag, la co-alcaldesa del distrito de Diyarbakir, Gültan Kışanak y Ayla Akat Ata, portavoz del Congreso de Mujeres Libres de Kurdistán, por citar sólo a alguna de ellas.

Así mismo, saludó a las compañeras que están liderando y ocupando las primeras filas en la operación para liberar Raqqa, un territorio que no sólo es importante en términos estratégicos -ya que se trata de la capital establecida de facto por el Estado Islámico-, sino que es un símbolo para las mujeres kurdas que “van a utilizar toda su rabia para vengar los abusos y las masacres que este grupo viene llevando contra las mujeres de la zona”, especialmente contra las mujeres yazidíes que han sido compradas y vendidas como esclavas sexuales en los mercados de Irak y Siria. Es importante destacar que muchas de ellas, que han podido escapar de aquel infierno y se niegan a ser consideradas como víctimas, hoy son parte de las Unidades de Autodefensa de las YPJ, las milicias populares de mujeres que se establecieron como apoyo militar de las fuerzas kurdas que han declarado su autonomía en el Kurdistán sirio.

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En este punto es inaceptable limitarse a describir esta aberración sin repudiar y condenar la barbarie que representa el Estado Islámico  y la vergonzosa complicidad de toda la comunidad internacional que nada hizo para impedir su avanzada. No es posible naturalizar el horror que miles de mujeres aún siguen soportando, ya que se estima que cerca de 3500 mujeres y niñas aún se encuentran en manos de este grupo desde el ataque en las montañas de Sinyar, al noroeste de Irak, en agosto del 2014.

Seguido a esto, Yasar destacó: “Cuando hablamos de la liberación de los kurdos, hablamos de la liberación de las mujeres”, pero que circunscribir esta lucha a sus aspectos militares -como se ha intentado hacer desde los grandes medios de comunicación- es tergiversar y omitir el profundo carácter antipatriarcal que esta pelea sostiene, y que es llevada adelante en todos los niveles de organización política, social y cultural de la sociedad kurda.

“Los kurdos no tenemos un Estado-Nación -sostuvo Melike-, y estamos muy contentos de no tenerlo”, lo cual generó aplausos y gestos de aprobación casi unánime entre lxs asistentes a la charla. Seguido a ello, puntualizó en los motivos de esta afirmación, haciendo una descripción de muchos de los mecanismos que ponen en marcha los estados con el único objetivo de oprimir a los pueblos dentro y fuera de sus fronteras. Recordemos que el pueblo kurdo es una nación de más de 40 millones de personas, distribuidas en cuatro países (Turquía, Irán, Irak y Siria)  y una numerosísima diáspora principalmente en los países de Europa, lo cual lo convierte en la minoría étnica más grande del mundo sin un estado propio.

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Yasar agregó: “Es llamativo escuchar hablar acerca de cómo resolver ‘el problema de las mujeres’. No existe tal cosa. En todo caso, hay un ‘problema con los hombres’. Son los hombres los que deben cambiar su mentalidad. Nosotras ya lo hemos empezado a hacer hace ya mucho tiempo. Y seguimos en ese camino”. En esta línea sostuvo: “Las mujeres no tenemos un ‘rol’ en la revolución. Las mujeres somos la revolución. Quienes tienen un rol en este proceso son los hombres, que deben realizar una fuerte auto-crítica no sólo individual, en cuanto al usufructo de sus posiciones de privilegio”. Melike también señaló que el 90% de sus luchas están centradas en transformar la sociedad, empezando incluso en su propia organización. “Nuestra lucha hacia adentro es más fuerte que hacia afuera, porque es una lucha ideológica. Es una lucha contra el patriarcado, ejercido no sólo por los hombres sino también aún por muchas mujeres”, explicó.

Un momento muy emotivo del encuentro, particularmente para las compañeras kurdas, fue cuando recordó a Sakine Cansız, una de las co- fundadoras del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) -junto a Abdullah Öcalan, el principal líder kurdo- quien fue asesinada en Paris en el año 2013 por los servicios de inteligencia turcos. “Matándola a ella, quisieron matar la historia de nuestro movimiento. Ella era nuestra historia viva. Si no la nombráramos, estaríamos contando una historia incompleta”. Sakine fue una figura fundamental en la resistencia al Golpe de Estado llevado adelante en Turquía en 1980 y en las posteriores rebeliones del pueblo kurdo, debiendo afrontar años de cárcel y tortura que jamás debilitaron su fortaleza para la lucha. En estos tiempos, el ejemplo revolucionario de Sakine vuelve a renacer con fuerza y es un estímulo incesante para las mujeres de las cuatro partes del Kurdistán que están dando esta pelea.

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Yasar luego relató el proceso a través del cual día a día, durante casi 40 años, miles de mujeres se han ido sumando a la lucha revolucionaria, algo que era impensado antes del surgimiento del PKK, en un contexto donde las mujeres apenas podían salir a la calle o dirigirle la palabra a los varones de sus propias familias. Estas mujeres, que en un principio no tenían la plena conciencia de su identidad como kurdas, y mucho menos de sus plenas capacidades para luchar por su liberación, hoy asumen y reivindican la importancia radical de su condición.  Al respecto señaló que este hecho, al igual que las condiciones objetivas de lucha dadas en un determinado momento, desembocaron en la necesidad de redefinir el eje de su revolución. Abdullah Öcalan fue clave para ello, ya que supo identificar los verdaderos conflictos de la sociedad -no sólo en Medio Oriente- y comenzó a trabajar en un nuevo sentido hacia el interior de su propia organización. Las primeras conclusiones señalaban: “Si nuestros propios militantes no pueden cambiar sus cabezas, jamás podrán cambiar la sociedad”. Fue en aquel momento, a mediados de 1990, años de duros e intensos conflictos entre el gobierno de Turquía y el pueblo kurdo, en el que se priorizó la formación ideológica desde una mirada antipatriarcal antes que cualquier otro tipo de acción. “Esto no fue aceptado ni rápida ni cómodamente por los compañeros varones”, sostuvo Melike, quien agregó que “es una pelea que aún no ha finalizado”.

El encarcelamiento de su líder Öcalan, en 1999, el cual continúa hasta la actualidad en condiciones de aislamiento absoluto y de violación de todas sus garantías constitucionales, lejos de debilitar aquel camino  iniciado, fortaleció la convicción de autodeterminación y organización de las mujeres, las cuales no dudaron en avanzar en la creación de sus propias organizaciones autónomas, no sólo en las montañas, donde se encuentran las bases de las milicias kurdas, sino en todos los ámbitos de la vida civil de la sociedad en las que participan.

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Posteriormente, Yasar realizó una explicación muy clara y detallada de cómo los lineamientos ideológicos de su partido, que originalmente, a finales de los años 1970 estuvieron regidos por el marxismo-leninismo, fueron virando hacia la actual propuesta del Confederalismo Democrático, una teoría de organización política y social que acumula diversas y variadas experiencias revolucionarias que se han llevado a cabo en distintas latitudes y que hoy se ha convertido en una opción sólida y viable para concretar la convivencia pacífica de los pueblos de la región. Un planteo profundamente democrático, que contempla la representatividad de todos los actores políticos, religiosos, sociales y  étnicos de la región, y que se sustenta en la construcción de una sociedad ecológica y  anti-sexista, que ya no es vista como el producto de una mente idealista y utópica, ya que ha cobrado vida y se construye diariamente en los cantones auto-gobernados de Rojava, norte y noreste de Siria, aún en plena guerra y bloqueado desde todos sus costados por quienes se han declarado acérrimos enemigos de este proceso. La virulencia de los ataques incansables desde el inicio de su implementación, son una muestra clara de su triunfo, en una zona donde hasta antes de declarar su autonomía, los kurdos ni siquiera tenían derecho a su identidad. Los sucesivos gobiernos de la familia Al Asad nunca consideraron a los kurdos como ciudadanos sirios, negándoles incluso el acceso a un documento de identidad junto a todo el resto de obstáculos y restricciones que de este hecho se desprende.

Yasar fue contundente al afirmar que “la revolución en Rojava ha sido posible debido a que los kurdos fueron los únicos que tenían una opción concreta luego de los acontecimientos conocidos como Primavera Árabe. En ninguno de los otros países fue posible desarrollar un modelo alternativo de gobierno propio que pudiera contener las necesidades y el derecho de su propio pueblo a vivir en libertad. Es por ello que luego de las revueltas, se vieron expuestos a nuevas dictaduras incluso más opresivas y sanguinarias que aquellas contra las que se levantaron”.  Por otro lado, señaló que “esto pudo darse debido no sólo a las luchas previas, a la influencia directa de los planteos del  PKK, sino a una correcta lectura y aprovechamiento de las circunstancias dadas”.

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Antes de dar cierre a la charla afirmó: “Nuestra revolución no es una utopía. La estamos realizando. No la idealizamos. Faltan conocer y transitar experiencias aún, muchas de las cuales seguramente están acá -proyectos de organización cooperativa, estructuras de economía comunitaria- cosas que ustedes vienen desarrollando hace ya muchísimo tiempo”. Y agregó: “Rojava es el ejemplo y el símbolo de la fuerza de la solidaridad internacional. Solidaridad llevada adelante principalmente por las mujeres desde un lugar al otro del mundo. Allí es donde radica esta victoria”.

Las organizadoras del evento, quienes vienen trabajando con una diversidad de interlocutores e interlocutoras con quienes se proponen dialogar sobre género, en su compleja intersección con variables como Estado, etnia, sexualidad y clase, manifestaron su satisfacción con los resultados del encuentro, al que calificaron de “intenso y cautivante”, al tiempo que agradecieron no sólo la presencia de las compañeras kurdas sino la posibilidad de introducirnos “al maravilloso movimiento de mujeres en Kurdistán”, el cual se ha convertido en una herramienta para “repensar las praxis feministas, reflexionar acerca de otros procesos políticos en el Sur Global y revitalizar utopías”. Por último, alentaron la posibilidad de generar nuevos encuentros promovidos por las CAF y el Comité de Mujeres en Solidaridad con Kurdistán, haciéndose eco de su grito de lucha: “Jin, Jiyan, Azadi”, “Mujer, Vida y Libertad”.

FUENTE: Nathalia Benavides (integrante del Comité de Mujeres en Solidaridad con Kurdistán) / Fotos: Colectiva de Antropólogas Feministas