Faiza Abdi es la copresidenta del Parlamento del cantón kurdo de Kobane, y dio la bienvenida a la delegación de Durango en la casa de invitados del cantón. Es una mujer cercana, afable y alegre. Ha viajado por el mundo, visitando la Unión Soviética y el Estado español, entre otros países. Antes de iniciarse la guerra vivió en algunas de las ciudades más avanzadas de Siria; ahora, trabaja con afán en Rojava: “No echo en falta nada, la humanidad de Kobane se puede encontrar en cualquier sitio”.
-¿Cuál es su cargo en la administración kurda?
-Soy copresidenta del Consejo Legislativo de las mujeres, donde elaboramos las leyes para el cantón de Kobane. Es la primera vez que los ciudadanos legislamos en nuestro territorio y creamos las normas. Tenemos que construir las bases para instaurar un sistema nuevo. Esta ha sido la principal de nuestras obligaciones desde que se retiró el régimen sirio; hemos tenido que organizar todo para la gente.
-¿Cómo se formó el órgano legislativo?
-En 2013 comenzamos a ordenar nuestro pueblo por primera vez y celebramos elecciones en cada aldea, organizamos los departamentos este, sur y oeste y en la ciudad de Kobane. Celebramos elecciones en cada lugar y completamos los consejos y el Consejo de Kobane. En 2013, hicimos todo eso. Lo iniciamos (el órgano legislativo) basándonos en los resultados de las elecciones al Consejo de 2013 y elegimos a 61 representantes. Yo estaba entre ellos y después decidieron que yo fuera copresidenta, junto con un hombre. Como ya han pasado cuatro años, tendremos que celebrar nuevas elecciones. Si las condiciones nos lo permiten, claro.
-¿Cuál es el proceso legislativo?
-Primero detectamos los problemas que tiene el pueblo. Por ejemplo, el tráfico. Después de investigar el tema, celebramos reuniones y comparamos resultados. Una vez escrita la ley, la revisamos tres veces. Después de eso, nuestros departamentos se ponen a trabajan junto con organizaciones y servicios. Entretanto, también hay abogados para ayudarnos.
-¿Se regula en todos los temas?
-Hay temas que no precisan de una ley, pero otros son básicos, así que desarrollamos normas para éstos; en el tráfico, la salud, etc. Por ejemplo, hemos creado leyes para las mujeres. Esto nos ha ocasionado dificultades, porque para esta sociedad es una realidad muy nueva, pero la necesitamos. En las reuniones también surgen problemas, porque algunos hombres no quieren aceptarla.
Por ejemplo, en el propio Consejo, cinco representantes de los partidos –no representantes de la sociedad, sino de los partidos– argumentaron que el sistema era muy nuevo y que temían que esas leyes traerían una catástrofe. Celebramos tres reuniones del Consejo Legislativo y nos reunimos con mucha gente de diferentes componentes sociales: con ciudadanos, con la institución feminista Kongreya Star… Visitamos toda la zona e hicimos el esfuerzo por convencerlos a todos, pese a no conseguirlo con algunos, incluso con mujeres con mentalidad machista. Sin embargo, diré que la mayor parte de la gente estuvo de acuerdo con esas leyes, lo que para nosotros fue una victoria. Sin embargo, ha habido dificultades para ponerlas en práctica. Hemos comprobado sin descanso que cambiar las costumbres de la gente no es sencillo. Sin embargo, poco a poco, las leyes se están generalizando, así como otras muchas normas, y eso ha sido un gran avance para nosotros.
-¿Cómo se compaginan la autonomía y ley con los servicios? ¿Acaso chocan?
-Nosotros trabajamos antes de poner en marcha cualquier ley. Por ejemplo, algunas de ellas, como la ley de las mujeres, chocan con las costumbres de las comunidades, pero investigamos, celebramos importantes reuniones para explicar todo a la gente, comunicamos y nos relacionamos. Intentamos convencer a toda la gente de que son leyes para el beneficio general. Pero si no resulta así, si no lo son, si chocan con leyes de interés general y con la gente, entonces las retrasamos o no las ponemos en marcha.
Hay dificultades, pero hemos entendido cuál es nuestra obligación. Tras la destrucción de Kobane, es necesario que el ciudadano ayude a desarrollar las leyes; para construir otra vez las casas, para arreglar los transportes… Si tenemos la posibilidad de hacer algo en este sentido, lo haremos.
-¿Cómo habéis creado la ley de las mujeres y cómo la habéis desarrollado?
-La ley de la mujer está vinculada a la sociedad. Las mujeres nos involucramos con afán en todos los ámbitos humanos. Nosotras hemos estudiado e investigado las revoluciones, la soviética, por ejemplo. Las mujeres participaron, pero cuando terminó, volvieron a la casa. Nosotras creemos que tenemos que hacer algo por nuestra cuenta, como mujeres, para no retornar a la casa tras hacer la revolución.
Las mujeres hemos sufrido más que los hombres. Hemos perdido a maridos, a hijos, nuestras casas…, todo. Puedo asegurar que algunas generaciones también han perdido el futuro. Si, tras la revolución, no protegemos nuestros derechos en las instituciones, ¿qué habremos ganado? Nosotras tenemos que ser parte de la revolución, paso a paso, y está la necesidad de poner en práctica nuestros derechos. En primer lugar, como base, tenemos el sistema de los dos copresidentes: una mujer y un hombre. Las mujeres tenemos que estar presentes en todas las áreas: en la economía, la política, la enseñanza, la salud… incluso en las YPG (Unidades de Protección del Pueblo) y también en las YPJ (Unidades de Protección de las Mujeres).
Si no protegemos nuestros derechos en las instituciones, la revolución no nos aportará ningún resultado. Si no hubiera leyes, no podríamos integrarnos en la sociedad. Eso es lo que decimos a políticos y feministas. Las bases no son suficientes, es necesario abrirse a la sociedad. Empezamos a desarrollar la ley de las mujeres con esa idea.
-¿Cuáles son los artículos más importantes de esa ley?
-Tiene 30 puntos y todos son importantes. Ninguno es más básico que otro. El objetivo de todos es conseguir la igualdad desde la perspectiva de la justicia social. Todos los puntos son complementarios.
Pero quizás algunos resultan llamativos para los ciudadanos occidentales. Por ejemplo, el artículo contra la poligamia. En realidad, esas leyes también existen en Europa, los hombres no pueden casarse más que con una mujer. Nuestra última finalidad es conseguir la igualdad entre hombres y, mujeres.
Por eso, nuestras leyes garantizan que el divorcio también está al alcance de las mujeres. Antes, sólo los hombres tenían ese derecho; es totalmente nuevo. Ahora, las mujeres solteras o divorciadas pueden tener una familia, y eso es importante para nosotros. Además, cuando se trata de la custodia de los hijos, los niños tienen que quedarse con ella.
Las mujeres que no tienen 18 años no se pueden casar. Si se casa a una chica con 14 o 15 años, detienen a su padre. Para nosotros, tanto chicos como chicas tienen que poder valorar las posibilidades. Si eso no se garantiza, se castiga a las familias. Y claro, no pueden obligar a casarse a una mujer joven.
Además, los que se casan tienen que compartir la propiedad de la casa; antes, los hombres lo poseían todo. Así, cuando se separan, cada uno tendrá su patrimonio. Además de esto, en caso de fallecimiento de la esposa o el marido, la otra parte tendrá que esperar seis meses para casarse de nuevo, al objeto de expresar respeto.
Por otra parte, en nuestra sociedad existe la costumbre de que si una mujer no se queda embarazada, el hombre tiene derecho a casarse con otra mujer, pero ahora nuestras leyes lo prohíben. En caso de que el hombre se case, tendrá una pena de cárcel de tres meses.
-La administración ha iniciado negociaciones con el régimen sirio. ¿Qué papel tiene en tal situación la ley de las mujeres?
-Muchos temas nos diferencian: sociales, energéticos, de salud, el ejército… De cualquier manera, en el futuro de Siria, tendrá que constituirse un nuevo órgano legislativo para escribir una nueva constitución, y en ella, los kurdos, los árabes y las otras comunidades que viven en Siria tendrán que tener su representación. En consecuencia, se harán nuevas leyes; no las nuestras, ni las de los demás. Hasta que ocurra eso, tenemos el derecho a aprovechar las normas creadas por nosotros mismos en nuestro territorio.
El régimen sirio no tiene ley de las mujeres, pero si lees su constitución, la igualdad de las mujeres se menciona. Eso sí, no es más que en teoría; si observas la práctica, no es tal. En cambio, nosotros desarrollamos las leyes en la medida en que tenemos la capacidad para llevarlas a la práctica.
El futuro político de Siria no está claro. Yo te digo que nosotras lucharemos en favor de la ley de las mujeres; como mujeres, no como kurdas o árabes. Las mujeres sirias hemos luchado y tenemos la necesidad de resistir para garantizar los derechos que nos corresponden en el futuro de Siria.
FUENTE: Aitor Azpuru Sáez / ARGIA / Fecha de publicación original 14 octubre de 2018 / Traducido por Rojava Azadi