Las presas destruyen el ecosistema y el clima en Kurdistán

Durante años, el Estado turco ha estado construyendo presas y plantas de energía hidroeléctrica (HES) en Kurdistán. El problema de las presas lleva a una gran destrucción del medio ambiente e, igualmente, a grandes beneficios. Actualmente existen 50 presas en construcción o en fase de planificación. En la Cuenca del Tigris no sólo se construye una presa en el río principal, sino que también se planifican 32 presas en todos los afluentes. Todas estas presas representan una drástica devastación de la naturaleza de Kurdistán. Además de las plantas endémicas, muchas especies animales en peligro de extinción también serán eliminadas. Pero la destrucción no se limita a esto: las presas también están promoviendo el cambio climático en la región. La cantidad de nieve caída en invierno ha disminuido en un 75 por ciento en los últimos diez años. Algunas zonas sufren una sequía extrema, mientras que otras se inundan por las fuertes lluvias. Esto demuestra que el clima en Kurdistán está desequilibrado.

ANF habló con Doğan Hatun, el secretario de la Coordinadora de la Cámara de Ingenieros y Arquitectos (TMMOB) de la provincia de Amed (Diyarbakır), sobre las consecuencias ecológicas de las presas.

Hatun señala que las presas están causando enormes problemas ecológicos en todo el mundo, pero que no tiene conocimiento de ningún otro caso en el que un río esté aislado de sus propios afluentes, como el Tigris. Las criaturas que viven a lo largo de los cursos de los ríos normalmente se orientan a partir del caudal natural del río. Sin embargo, debido a la modificación artificial de la cantidad de agua del río, los seres vivos que habitan las aguas están amenazados.

“Hay otro problema: la falta de un estatus legal como río. Por ejemplo, el Tigris no tiene estatus de río en 60 kilómetros, lo que significa que las regiones ribereñas tampoco están protegidas legalmente. No sabemos si esta definición errónea de 1990 fue una coincidencia o no, pero la presa del Tigris se puso en funcionamiento exactamente el mismo año. Se puede hacer cualquier cosa en las orillas de los ríos que no tienen estado fluvial, porque estas zonas no están legalmente definidas. Debido a esta situación anárquica, la Autoridad Estatal de Aguas (DSI) ha controlado estas áreas para sus proyectos. Dado que el Valle del Tigris es parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, no hay mucho más que puedan hacer allí. Pero ya han implementado muchos proyectos en la zona. Cada gobernador ha implementado proyectos de represas a su propia discreción, en contra de los intereses de la población”, critica Hatun.

De conformidad con la Ley de Riparia, no se pueden realizar obras de construcción hasta una distancia de 50 metros de la orilla a fin de proteger la corriente principal de un río, recuerda Hatun. Y continúa: “Pero como algunas zonas del valle del Tigris no están reconocidas como cursos de agua, el Estado construye allí a su discreción y destruye el río. Así que hay 22 fosas de arena directamente sobre el río. Estas fosas han estado destruyendo el Tigris durante años. Toda la arena para los edificios fuera de Sur (distrito de Amed) proviene de allí. Incluso los pozos de arena cuyas licencias han expirado hace tiempo siguen en funcionamiento porque pertenecen a los partidarios del gobierno”, puntualiza.

En cuanto a la destrucción de la antigua ciudad de Hasankeyf, que ha estado habitada durante 12.000 años, Hatun explica que: “ni siquiera en los países del llamado Tercer Mundo ocurre que una zona como Hasankeyf se inunde. Ningún pueblo, una vez que tiene la más mínima conciencia de su historia y cultura, vería un lugar como Hasankeyf desaparecer en el agua de la presa de Ilisu. Por el bien de 50 años de producción de electricidad, el Estado está tirando a la basura 12.000 años de historia. Sólo dos piezas históricas que encajan en ella fueron arrancadas y retiradas. El Estado pretende dar importancia a los objetos históricos. ¿La historia consiste sólo en esa tumba o en la mezquita? Había cuevas residenciales de miles de años de antigüedad. Había tanta historia en Hasankeyf que podría haber revolucionado la historiografía oficial. Pero no se asume ninguna responsabilidad por ello”.

En cuanto a la construcción de 32 presas en el Tigris, Hatun advierte que “podría tener efectos muy negativos en las aguas subterráneas. Porque cuando se construye una presa, se crea una gigantesca masa que ejerce presión sobre las aguas subterráneas. El agua subterránea fluye o no puede acumularse. Así que se hace cada vez más difícil para todos los seres vivos acceder a su base de vida, el agua subterránea. Los bosques, que son importantes fuentes de oxígeno, se están secando. El clima está cambiando. Por lo tanto, la vida en Amed en verano es ahora insoportable. Incluso en el pasado había allí un calor extremo, pero era posible refrescarse a la sombra de un árbol. Hoy, sin embargo, la humedad aumenta debido a las presas. Esto hace que la vida en la ciudad sea prácticamente imposible. Podemos hablar de triplicar o incluso cuadruplicar la humedad del aire. Además, las nevadas han disminuido seriamente en invierno”.

Hatun subraya que en 100 años como máximo, el agua potable se habrá agotado peligrosamente por las presas y propone generar electricidad a partir del viento y el sol.

El TMMOB se distancia claramente de tales proyectos destructivos, enfatiza Hatun. “Puede que no tengamos la fuerza para resolver los problemas, pero podemos supervisarlos e informar al público –indica-. Esa es nuestra verdadera tarea. Con informes técnicos y estudios de viabilidad podemos educar a la sociedad. No participaremos en acciones que enriquezcan a algunas personas y saqueen la vida de otras. Podemos apelar al público internacional e informar a la gente de todo el mundo y de la región sobre los daños causados por las presas y proyectos similares. Pero desafortunadamente, no tenemos el poder para detenerlos”.

FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina