Las regiones kurdas de Siria solas ante el peligro del coronavirus

Golpeados por la falta de medicamentos y privados de ayudas imprescindibles, las regiones bajo control kurdo en el noreste de Siria son particularmente vulnerables al nuevo coronavirus, advierten las autoridades locales y las ONG.

En un país fragmentado, el régimen de Damasco ha registrado oficialmente solo un caso de COVID-19 en los territorios que controla, pero por el momento ninguno en el noroeste sirio.

Las autoridades locales kurdas están preocupadas, sobre todo porque sus regiones albergan varios campos de desplazados donde se hacinan cerca de 100.000 personas, entre ellas familias del grupo yihadista Estado Islámico (ISIS).

“Antes de la aparición del nuevo coronavirus, nuestras necesidades ya eran enormes”, dice Jawan Mustafá, encargado de la salud pública en la administración semiautónoma kurda. “Con la epidemia, necesitaremos un apoyo todavía más importante”.

Y es que el estrés es si cabe aún mayor porque las regiones kurdas no pueden beneficiarse de ayudas transfronterizas de la ONU, a diferencia del noroeste, donde sobrevive el último feudo yihadista y rebelde en Idlib, que cuenta con ayuda que llega a través de Turquía.

En las regiones kurdas, este dispositivo fue paralizado a raíz del voto en enero de una resolución de la ONU ratificando las nuevas restricciones.

Para recibir ayuda, los kurdos deben obtener la autorización del régimen de Bashar Al Assad.

Pero la minoría mantiene relaciones complicadas con Damasco, pese a que a finales de 2019 las tropas gubernamentales se desplegaron en el noroeste a pedido de las fuerzas kurdas, para hacer frente a una ofensiva de la vecina Turquía.

Medios limitados

Para adelantarse a una catástrofe, la administración autónoma kurda impuso el lunes dos semanas de confinamiento en sus territorios.

Nueve centros han sido equipados para recibir y aislar a los potenciales pacientes, según Mustafá.

Pero según el Comité Internacional de Socorro (IRC), solo tres hospitales pueden servir de centros de cuarentena, dos de los cuales no están totalmente equipados.

Las unidades de cuidados intensivos de estos tres hospitales solo cuentan con 28 camas y dos médicos formados en el manejo de los escasos respiradores disponibles, según el IRC.

Mustafá recuerda que las autoridades no disponen de kits de diagnóstico y que tendrán que llevar las muestras para que sean analizadas en Damasco.

Algunos temen que esto creará una dependencia creciente del régimen, que sigue siendo hostil a la autonomía de facto de esta minoría.

Los campos de desplazados siguen siendo la principal preocupación: es prácticamente imposible que la gente pueda aislarse debido al hacinamiento.

Para minimizar los riesgos, las autoridades han restringido la intervención de los trabajadores humanitarios en casos de emergencia, dice Mustafá.

En caso de epidemia, podrían transformar una gran carpa en lugar de cuarentena. “Nuestros medios son limitados”, dice.

En el campo de Al Hol, por ejemplo, la propagación del nuevo coronavirus podría ser dramática, pues ahí se hacinan 70.000 personas, entre ellas miles de niños y mujeres afiliadas a ISIS.

“Como la ONU no puede suministrar ayuda médica transfronteriza, la capacidad de muchas organizaciones humanitarias para responder a las necesidades médicas en los campos como el de Al Hol es mínima”, alertó el IRC.

Cortes de agua

El Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) advirtió el lunes de los cortes de agua que sufre la región.

Desde hace varios días, la estación de suministro de agua de Alluk en Ras Al Ain (Heseke), controlada por Turquía y sus aliados sirios, no envía agua a las zonas kurdas.

“La interrupción de la distribución de agua (…) hace correr riesgos inaceptables a los niños y a las familias”, denunció Unicef en un comunicado.

Las instalaciones vinculadas a los recursos en agua “no deben ser utilizadas para ganancias militares o políticas”.

Por su parte, el Movimiento de la Sociedad Democrática (TEV-DEM, una de las organizaciones del autogobierno) denunció al gobierno turco por cortar el suministro de agua. En una declaración, alertó que el objetivo de Turquía es que se propague en la región el coronavirus.

“Todo el mundo está imponiendo una cuarentena mientras que en Turquía se está dejando que se expanda –sostuvo el TEV-DEM-. El Estado turco está infundiendo terror en el nordeste de Siria, y ahora ataca los suministros de agua que utilizan cientos de miles de personas. La falta de agua hace a la gente vulnerable al coronavirus. Turquía quiere masacrar a miles de personas de este modo”.

Desde la organización explicaron que “Turquía y el nordeste de Siria comparten una larga frontera. El coronavirus ya se está expandiendo en toda Turquía. El virus probablemente se extienda al nordeste de Siria. Desde el TEV-DEM pedimos a nuestra gente que permanezca en casa y se proteja. Hacemos también un llamamiento a las agencias de la ONU para que cumplan con sus responsabilidades y presionen al Estado turco para que reactive el suministro de agua de la planta de Alluk”.

FUENTE: AFP / ANF / Edición: Kurdistán América Latina