Los kurdos de Rojava vuelven a los brazos de la naturaleza

Las potencias capitalistas que han estado tratando de esclavizar a los simples aldeanos kurdos en las fábricas de las grandes ciudades, no han logrado su objetivo. Sin embargo, algunos de los aldeanos pudieron hacer retroceder el reloj y vivir una verdadera vida rural, perdiendo toda esperanza de vida en las ciudades ruidosas. Algunos de ellos regresaron a sus aldeas, renovaron sus casas, compraron ganado y comenzaron a plantar algunos tipos de cultivos.

Un ejemplo de ello es el pueblo de Gundik, ubicado al noroeste de Qamişlo (Al-Qamishli), cerca de la frontera de Rojava con Bakur (norte de Siria y sureste de Turquía). Estaba lleno de vida en el pasado, pero la gente de allí abandonó la aldea hace muchos años debido a las duras circunstancias impuestas por el régimen del (partido) Baath en la región, por lo que se convirtió en un páramo y no estaba habitado por nadie. Pero ahora, uno de sus hijos, Riyad Şekir con su esposa Hadiya Bijo, decidió regresar al lugar donde nació y reconstruir su aldea.

Después de ver su insistencia y determinación en regresar a la aldea, sus familiares y amigos comenzaron a ayudarlos y cooperar con ellos. Todos vienen los fines de semana o en su tiempo libre para ayudar a Riyad a construir y hacer ladrillos de barro (Kelpîç).

Riyad y Hadiya pudieron construir una bonita casa de cuatro cuartos, un corral, un gallinero y un granero para almacenar productos agrícolas en cada cosecha.

Riyad solía trabajar en el concreto a diario, pero decidió dejar las grandes fábricas y depender de sí mismo. Ahora tiende a construir una economía natural impulsada por uno mismo sin ser dirigido por nadie. Riyad señaló que estaba enfermo y cansado de ser esclavo en las fábricas y bajo las órdenes de los empleadores.

Cuando le preguntamos por las razones detrás de su regreso a su aldea, él respondió directamente: “Estoy harto de trabajar para los grandes propietarios con dinero que explotan y controlan el destino de las labores. Me sentí ofendido, porque soy un hombre viejo y los hombres de negocios no respetan mi edad avanzada. Sin embargo, tuve que trabajar en estas difíciles circunstancias para alimentar a mis hijos, pero ahora me poseo y me siento libre. La naturaleza me ha otorgado todo, como la tranquilidad, la paz y el confort, además de ganarme el sustento de mis hijos y el mío. Ahora trabajo bastante, pero sin explotación”.

Riyad agrega: “Sin la total cooperación y participación de mis familiares y amigos, no podría construir mi casa, sin olvidar el gran papel y el apoyo de mi esposa”.

La decisión de Riyad Şekir de regresar a su aldea y reconstruir su antigua casa fue un incentivo para que el resto de sus familiares, especialmente sus sobrinos, siguieran su ejemplo y en el futuro construyeran casas en la aldea. De esa manera, pueden trabajar juntos y establecer una vida cooperativa y desarrollar proyectos para la agricultura y la ganadería que abarquen un futuro mejor.

Durante un día de trabajo ayudando a Riyad y su familia, hablamos con uno de sus parientes, y nos dimos cuenta de que está bien educado. Su nombre es Hejar, quien nos dijo: “Nuestro pueblo es uno de los pueblos del clan (Bobilan). Lo abandonamos buscando trabajo en ciudades, además de algunas disputas familiares. Las aldeas para nosotros, como kurdos, son consideradas piedras angulares: puedo decir que son la fuente de nuestras vidas. Las autoridades, especialmente los capitalistas, siempre están tratando de vaciar las aldeas para expandir las ciudades, que son, para nosotros, lugares de asimilación y esclavitud. Durante mucho tiempo, las ciudades se establecieron para la esclavitud, porque la autoridad es más poderosa allí y puede controlar a las personas fácilmente. Sin embargo, es más débil en las aldeas, incluso el poder del Agha (la persona que posee tierras y todo en las aldeas) es menor o no existe en muchas aldeas como la nuestra y las aldeas circundantes. Nuestras aldeas representaban lugares de libertad. Estas son las razones detrás del regreso de mi tío y su familia”.

Hajar continuó diciendo: “Mis primos y yo venimos aquí para ayudar a mi tío, brindar todo tipo de apoyo, reconstruir el pueblo y ser dignos de esta tierra rica y fértil. Durante miles de años, la agricultura ha sido la principal profesión que prevaleció aquí. Por lo tanto, la agricultura es sagrada para nosotros. Todos aquí estamos colaborando para revivir nuestra aldea de nuevo. Nos gustaría cooperar, como parientes, en la agricultura sobre la base de la división de la tierra y distribuirla entre nosotros. Pero todos nos comprometemos a cultivar la tierra de manera cooperativa para facilitar el proceso agrícola y compartir los rendimientos de los cultivos para todos”.

FUENTE: Salar Abduljalil Mohammad / Co-operation in Mesopotamia / Traducción y edición: Kurdistán América Latina / Artículo publicado originalmente el 1 de diciembre de 2016