El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés) ha documentado nuevos crímenes cometidos por las facciones respaldadas por Turquía en la ciudad de Afrin, ubicada en la provincia de Alepo, en el noroeste del país y cerca de la frontera con la nación euroasiática.
El 25 de junio, una célula pro-turca obligó a los residentes del pueblo de Yakhour, en el distrito de Maabatli, en la comarca kurda de Afrin, a abandonar sus casas, que convirtieron posteriormente en su cuartel general, “sin revelar las razones o los motivos detrás de esta acción”, ha informado la organización con sede en Londres. Los habitantes fueron trasladados a campamentos improvisados a las afueras del pueblo. También una familia se ha visto obligada a huir esa semana tras haber sido acusada de “practicar y promover la brujería”, y haber recibido por ello amenazas de muerte, secuestro y violación.
Otro de los crímenes que ha denunciado el SOHR es el robo de antigüedades llevado a cabo por los rebeldes. Fuentes confiables recogidas por la publicación aseguran que “continúan cavando y excavando en una colina en la parte oriental de la aldea Kura, del municipio de Rajo, con maquinarias avanzadas para buscar antigüedades”. La agencia estatal de prensa SANA ha añadido, en este sentido, que “están utilizando el equipo que les proporcionaron las fuerzas de ocupación turcas”, y que “las excavaciones son supervisadas y están dirigidas por la inteligencia turca que controla a los terroristas en el aérea”. El objetivo es, según la publicación, poder vender las antigüedades encontradas como fuente de financiación para las campañas y ambiciones turcas en Siria y en la región de Oriente Medio en general.
Ya en el mes de abril, la Red de Activistas de Afrin (RAA) denunció que la ocupación turca y sus mercenarios habían comenzado a excavar en la colina arqueológica ubicada en el pueblo de Arab Ushaghi, en el distrito de Mapata. Los rebeldes cortaron “docenas de cipreses, robles y otros árboles que rodeaban la colina, además de arrancar los olivos que databan de más de 50 años”. La colina, denominada Dreemiyeh, ha sido “objeto de vandalismo y saqueo en el último año”, según ha informado Adar Press, y está registrada en el Ministerio de Cultura sirio por su significativo valor arqueológico.
Estas actividades no son nuevas. El SOHR documentó en el mes de marzo cómo “Ankara había dado luz verde” a los miembros del Ejército Nacional sirio -la milicia proturca- para “vender” las propiedades e incluso los hogares de los kurdos sirios a “precios nominales” -entre 3.000 y 5.000 dólares-, después de haberlos obligado a abandonar todo y a evacuar el área de Afrin. Las fuentes consultadas por la organización denunciaron entonces que los kurdos “estaban siendo intimidados por estas facciones como parte de la política sistemática de Turquía y sus milicias delegadas para obligar a los residentes restantes de Afrin para abandonar el área”.
Cabe recordar, en este punto, que desde el año 2018, el cantón kurdo de Afrin está bajo la ocupación turca, después de ser tomado por las Fuerzas Armadas de Turquía y sus aliados del Ejército Nacional Sirio y otras facciones islamistas sobre las milicias kurdas Unidades de Protección Popular.
FUENTE: Atalayar / Edición: Kurdistán América Latina