“¿No son los y las guerrilleras, ante todo, con su gran fe y convicción en la creación de un futuro libre, aquellos y aquellas quienes siguen los sueños del Che?”
(Qasim Engîn, comandante del Partido de los Trabajadores de Kurdistán -PKK-)
Las búsquedas de Michael Panser lo llevaron a recorrer muchas partes del mundo, aunque su corazón quedó anclado en Kurdistán, más precisamente en las montañas de Qandil, donde la insurgencia del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) tiene desde hace años sus bases. Desde esas montañas libres –como las nombran los kurdos y las kurdas-, Michael pasó a llamarse Bager Nûjiyan, o también Xelîl Vîyan, pero además confrontó los mundos que conoció y caminó. De esa forma, trató por todos los medios a su alcance de analizar, sintetizar y, lo más importante, tender puentes de luchas atravesadas por la rebeldía frente al colonialismo, ya sea en Medio Oriente, Europa o América Latina.
Heval Bager, como todos y todas le decían, nació en el seno de una familia socialista en Potsdam, en la entonces Alemania del Este, el 1 de septiembre de 1988. Treinta años después, la tierra de Kurdistán lo recibiría como un hijo más para despedirlo, pero también para convertirlo en otro mártir que arde, de forma incansable, en la resistencia de un pueblo negado por los estados-nación que aprisionan sus ansias de libertad y democracia. El 14 de diciembre de 2018, Michael –quien deleitaba a sus “hevales” guerrilleros cantando y tocando la guitarra o el violín- cayó durante un bombardeo de la aviación turca en las Zonas de Defensa Medya, en pleno corazón de Qandil, donde la insurgencia tiene su fortaleza inexpugnable.
Pero las búsquedas de Bager habían comenzado mucho antes. Con apenas 14 años ya participaba en grupos anarquistas y antifascistas, siempre tratando de encontrar un lugar para saciar sus dudas sobre una Europa individualista y, en apariencia, perfecta. Esas mismas inquietudes lo llevaron a abandonar los estudios y, años después, a embarcarse en un viaje de seis meses por América Latina, en donde pisó suelo colombiano, cubano, nicaragüense y mexicano. En el sureste de México, Michael encontró las primeras respuestas a sus necesidades políticas más personales, pero también con respecto a los dogmas de una izquierda europea más preocupada en criticar de manera compulsiva y expulsar a quienes apenas se acercaban.
En diciembre de 2018, tal vez unos días antes de su muerte, Bager dio a conocer el texto Desde las montañas libres de Kurdistán hasta el sudoeste de México. Hacia una cultura revolucionaria de lucha de liberación global, en el que saludaba al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) por su 25 aniversario. Ya participando activamente en las estructuras del Movimiento de Liberación de Kurdistán, Michael aseguraba: “Su lucha y nuestra lucha es una, indivisible, parte de una revolución global y por ende una revolución cultural: la lucha por una otra forma de vivir”. Y agregaba: “Es tiempo de una nueva alianza. Una nueva cultura de la diplomacia, una internacional de la esperanza que vaya en contra de su modernidad capitalista y que permita una era democrática, una modernidad democrática”.
Este año, la Comuna Internacionalista de Rojava publicó el libro El buscador de la verdad que insistió en otro mundo, donde se recogen análisis y entrevistas a Bager, con los cuales se pueden recorrer las reflexiones de un militante interesado por la historia del pueblo kurdo. Al mismo tiempo, las páginas dejan navegar la mente por pensamientos filosóficos y políticos, marcados por la obra y las acciones de Abdullah Öcalan, líder y fundador del PKK, encarcelado desde 1999 en la isla-prisión de Imrali, en Turquía. A su vez, en las reflexiones de Michael aparecen las enseñanzas y las praxis revolucionarias de Fidel y Raúl Castro, Paulo Freire, Mao Tse-Tung, Lenin, Frantz Fanon y Rosa Luxemburgo.
El prólogo del libro está escrito por Qasim Engîn, comandante del PKK, martirizado el 27 de mayo pasado, durante un bombardeo turco en la zona de Bradost, en Bashur (Kurdistán iraquí). Engîn, quien conoció de cerca a Michael Panser, recordó que al verlo por primera vez en las montañas su impresión fue la de “una personalidad calmada, con una habilidad fuerte para observar, escuchar, ser un poco reservado para hablar, pero al mismo tiempo muy esclarecedor, una persona que sabe lo que decir y cuando decirlo, y en este aspecto, con una gran conciencia en la vida; resumiendo, se ve a una persona con una personalidad y características que son inherentes a un/a revolucionario/a”. Engîn agregó a la descripción: “Cuando la gente debatía con Heval Bager y lo conocía, se daban cuenta de que tenía un profundo conocimiento y reconocían su creencia en el socialismo”.
El comandante del PKK también trazó una línea entre Ernesto “Che” Guevara y su camarada alemán: “Sabemos que el Che Guevara era una personalidad con un espíritu de insurrección contra toda injusticia y contra el sistema imperialista que produce esta injusticia. Esta insurrección no se basa solo en palabras. No es tampoco solo una resistencia sin plan, sin objetivo y frugal. La insurrección del Che toma responsabilidad y conciencia de su voz interior. El Che se dedica a las personas. Su devoción hacia las personas está dedicada a toda la humanidad. Contra la ocupación, exclusión, esclavitud, opresión y humillación, cultiva una rabia y furia infinitas. Quiere un mundo justo. Anhela un mundo en el que los seres humanos vivan como seres humanos, juntos e iguales”. En este paralelismo, Engîn relató que “nuestro compañero Bager escuchó la voz de su corazón y, con el espíritu de buen compañerismo y amistad, siguió los pasos del Che y su pensamiento socialista. Nuestro compañero Bager tomó las palabras de Abdullah Öcalan: ‘No traiciones tus sueños de infancia’, como su fundamento y siguió su camino en este sentido. ¿No es la descripción más bonita de los y las guerrillas el hecho de que son hijos e hijas de la naturaleza? ¿O cuando alguien dice que son combatientes de sus sueños y utopías? ¿No podría ser incluso una mejor descripción ‘aquellos y aquellas que no han traicionado sus sueños de infancia’?”.
Todavía viviendo en Alemania, Michael tomó conocimiento del pueblo kurdo y se acercó a las asociaciones civiles y culturales que los kurdos y las kurdas exiliadas tienen en toda Europa. En esos primeros acercamientos, Bager se sumergió en un mundo nuevo, traccionado por el Movimiento de Liberación de Kurdistán y el confederalismo democrático, el paradigma que presentan al mundo como solución a lo que denominan “modernidad capitalista”. En 2012, Michael viajó a Kurdistán, y en 2015 se trasladó a Rojava (Kurdistán sirio), donde los pueblos de esa región impulsan una profunda revolución desde 2012, cuando declararon la autonomía de la zona. El año en que Bager estuvo en Rojava fue un momento desequilibrante en que las Unidades de Protección del Pueblos y de las Mujeres (YPG/YPJ) kurdas iniciaron la batalla total contra el Estado Islámico (ISIS), que concluiría parcialmente en marzo de 2017, con la derrota militar del grupo terrorista en la provincia de Deir Ezzor. Ese mismo año, Michael se movería otra vez para retornar a Qandil y encargarse de diferentes tareas dentro de las Fuerzas de Defensa Popular (HPG, por sus siglas originales).
En uno de los textos que aparecen en el libro, Bager reflexionó sobre la importancia del internacionalismo: “También me di cuenta de que una revolución contemporánea no puede conocer fronteras. Eso sería imposible, la revolución no puede funcionar así. La revolución en Europa comienza con la revolución en Kurdistán. Esta conexión es definitiva. Después de todo, el paradigma que mantiene su dominio en Europa de manera estrecha y burda, que impone una vida liberal a la sociedad y hace de la explotación la base absoluta de su orden social, es el mismo paradigma que está llevando a cabo los fuertes ataques contra el Kurdistán hoy en día”.
Sobre la causa que abrazó, también escribió: “El internacionalismo es precisamente la red de realidades de la vida, de mundos de vida. Las posibilidades que se me ofrecen aquí, solo son signos de que también existe la voluntad de impulsar esto. Puedo imaginar que esta perspectiva es también necesaria debido a la aguda situación de Europa, que se agudizará aún más en los próximos años, cuando veamos lo que está sucediendo ahora en la periferia”.
Como despedida, la comandancia de las HPG recordó a Bager de esta manera: “Trabajó para fortalecer el punto de vista internacionalista sobre bases sólidas y buscó superarse en términos de guerrilla, idioma, cultura y arte. Fue un ejemplo para todos los camaradas con su vida disciplinada, humilde y resuelta, con una moral alta, y se había convertido en un destacado militante al aprender a hablar y escribir kurdo con fluidez en poco tiempo”.
Por estos días, el recuerdo y las enseñanzas de Heval Bager se multiplican por todo Kurdistán. Los y las internacionalistas que siguen llegando a Rojava para defender la revolución ante los intentos de destrucción por parte del Estado turco, son el ejemplo de que miles de personas ahora miran a través de los ojos claros de Michael Panser.
FUENTE: Leandro Albani / Bitácora Internacionalista / La tinta