Mientras Erdogan se prepara para las elecciones, en Siria pagan el precio

Turkey's President Tayyip Erdogan attends a news conference during the Informal EU 27 Summit and Meeting within the European Political Community at Prague Castle in Prague, Czech Republic, October 6, 2022. REUTERS/Leonhard Foeger

Las elecciones de Turquía para 2023 están programadas a principios de mayo. Para los residentes del noreste de Siria, la votación significa meses de ansiedad en el mejor de los casos, y bombardeos aéreos, sangre y lágrimas en el peor.

La hora cero para una nueva incursión militar turca parece estar más cerca que nunca. El comandante en jefe de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), general Mazloum Abdi, dijo en una entrevista reciente que espera un ataque turco en el noreste de Siria durante el mes de febrero.

Los líderes turcos parecen estar en extrema necesidad de una operación militar antes de las próximas elecciones. Los esfuerzos de Turquía para normalizar las relaciones con Siria, también relacionados con las preocupaciones electorales de Erdogan, también pueden tener consecuencias perjudiciales.

Guerra antes de las elecciones

La economía de Turquía está en crisis. Hace cinco años, un dólar valía menos que cuatro liras turcas; hoy, vale casi 19. Si bien la tasa de inflación ha bajado ligeramente en relación con los últimos meses, todavía es peligrosamente alta. Como resultado, los salarios de la clase media ya no son suficientes para vivir y las ganancias de los comerciantes se han reducido.

Aquellos que se quejan de su situación no tienen suerte: el sistema penitenciario en expansión de Turquía está lleno de opositores políticos y críticos. Cuestionar los abusos del gobierno se ha convertido en motivo de enjuiciamiento: Sebnem Korur Fincanci, presidenta de la Asociación Médica Turca, fue acusada recientemente de “difundir propaganda a favor de un grupo terrorista” tras sugerir que el presunto uso de armas químicas por parte del ejército turco contra combatientes del PKK en el Kurdistán iraquí (Bashur) sea investigado.

Erdogan busca escapar de estos problemas convenciendo a los votantes turcos de que su seguridad nacional está amenazada. Esta situación, según la filosofía política de Erdogan, exige una lucha contra las “organizaciones terroristas” en Siria: las FDS, socio de la Coalición Global en la guerra contra ISIS.

De manera reveladora, las autoridades turcas no hicieron tales declaraciones sobre la importancia de asegurar la frontera sur del país cuando ISIS estaba presente allí. Los informes regionales e internacionales han revelado que la mayoría de los miembros extranjeros de ISIS entraron y salieron de Siria a través de Turquía. Hoy, Hayat Tahrir al-Sham, que Washington, la Unión Europea e incluso Turquía clasifican como grupo terrorista, está presente a lo largo de la frontera turca en (la provincia siria de Idlib). Sin embargo, no hay llamados desde Turquía para oponerse a la filial de Al Qaeda. Por el contrario, existen relaciones abiertas entre las dos partes.

Normalización con Assad

Cuando comenzó la crisis de Siria, Erdogan describió al presidente sirio Bashar Al Assad como un dictador ilegítimo. Turquía ha apoyado a las facciones armadas contra Assad, en particular a los islamistas, desde el comienzo de la guerra.

Sin embargo, tras más de una década de lucha que ha dejado cientos de miles de muertos y millones de desplazados, los intereses del presidente turco han cambiado. Bajo los auspicios de Rusia, Turquía ha iniciado el proceso de normalización de sus relaciones con Siria.

Erdogan espera intensificar las deportaciones de refugiados sirios en Turquía para evitar que la oposición movilice con éxito el creciente sentimiento contra los refugiados. También busca asestar un golpe final a las FDS y a la Administración Autónoma (del Norte y el Este de Siria, AANES). Un trato con Damasco podría ayudarlo a lograr ambas cosas. Para Rusia, estas conversaciones ayudan a abrir una brecha entre Turquía y sus socios occidentales y a consolidar la posición de los aliados de Moscú en Damasco.

Estados Unidos ha reiterado que rechaza cualquier y toda normalización con el Estado sirio. El propio Assad, probablemente preocupado de que los objetivos de Erdogan estén más relacionados con las elecciones que con cualquier cambio real en la política de Siria, también ha estipulado que cualquier conversación con Turquía estará supeditada a la retirada de las fuerzas turcas del territorio sirio.

¿Aprobación internacional?

La capacidad de Turquía para actuar en el noreste de Siria está limitada, sobre todo por las posiciones de Rusia y Estados Unidos. Ambos gobiernos saben que es probable que una incursión turca exitosa aumente las posibilidades de Erdogan en las urnas.

Incluso los analistas rusos más pesimistas no esperaban que la guerra de Moscú en Ucrania continuara durante tanto tiempo. Ese conflicto tiene impactos directos en la guerra en Siria. Rusia no se opondrá a una nueva incursión turca en Siria si puede generar ganancias en Ucrania, y probablemente espera fortalecer la posición de sus aliados en el Medio Oriente para enfocarse en el conflicto de Ucrania. Anteriormente, concedió Afrin de Siria a Turquía a cambio de la retirada de las facciones de la oposición de Ghouta y la rendición de la región a Assad. También es probable que una nueva incursión turca aumente las tensiones dentro de la OTAN, beneficiando aún más los intereses de Rusia.

Bajo el ex presidente Donald Trump, Estados Unidos también estaba dispuesto a dar luz verde a las operaciones turcas en Siria. La administración de Joe Biden, por el contrario, afirma que hoy se opondría a tal desarrollo.

Los funcionarios estadounidenses advierten que una incursión terrestre turca amenazaría los logros de la guerra contra ISIS, lo que podría permitir que decenas de miles de prisioneros de ISIS y sus familias queden en libertad. También es probable que teman que Turquía conceda cualquier territorio recién ocupado a Assad como regalo. Irán también es un aliado clave de Assad en la guerra de Siria, y recientes declaraciones rusas sugieren que se beneficiará de cualquier proceso de acercamiento turco-sirio que pueda ocurrir a expensas de la AANES.

En medio de esta incertidumbre, un hecho es claro: la región atraviesa una situación compleja regida por equilibrios y trade-offs internacionales. El pueblo del noreste de Siria desea estabilidad y teme una nueva ola de guerra y desplazamiento. Si bien no pueden votar en las elecciones de Turquía, es posible que tengan más que perder.

FUENTE: Hoshang Hasan / Kurdish Peace Institute / Traducción y edición: Kurdistán América Latina

Be the first to comment

Leave a Reply

Your email address will not be published.


*