¿Puede Sochi 2.0 salvar Idlib?

El acuerdo turco-ruso para detener la peligrosa escalada en el bastión rebelde sirio de Idlib está plagado de ambigüedades sobre cuestiones claves, que constituyen el núcleo del conflicto en la región. El acuerdo del 5 de marzo -llamado “Sochi 2.0” por algunos en referencia al acuerdo de Sochi de 2018 entre Ankara y Moscú-, podría reducirse a un breve respiro antes de que el conflicto se reanude con aún más enigmas para Turquía.

Ankara ha enviado unos 12.000 soldados a Idlib desde principios de febrero para impedir el avance de las fuerzas del presidente sirio Bashar Al Assad, que intensificaron su avance a principios de enero, con el apoyo del poderío aéreo ruso. Durante el mes pasado, el ejército turco estableció 12 nuevos puestos de avanzada en la región, además de los 12 puntos de observación militar que había establecido en virtud del acuerdo de Sochi de 2018. En una dramática escalada, 36 soldados turcos murieron el 27 de febrero en un ataque aéreo a un convoy turco, lo que provocó feroces represalias por parte de Turquía. En los tres días que transcurrieron, entre el 29 de febrero y el 2 de marzo, Turquía hizo llover fuego sobre objetivos cruciales del ejército sirio, utilizando aviones teledirigidos armados desarrollados por Turquía, del tipo Anka y TB2, obuses Firtina y misiles Kasirga y Bora.

El presidente Recep Tayyip Erdogan recibió una llamada telefónica de su homólogo ruso Vladimir Putin en la mañana del 28 de febrero, mientras Turquía se recuperaba del que fue el ataque más mortífero contra sus fuerzas en Siria hasta el momento. Aunque la llamada no consiguió enfriar las cosas sobre el terreno, se esperaba que la cumbre Erdogan-Putin desactivara la crisis. Deseoso de proyectar una imagen dura al público turco, Erdogan estaba ansioso por conseguir que Putin viniera a Turquía, pero al líder ruso parecía no gustarle la idea y, finalmente, fue Erdogan quien se dirigió a Moscú el 5 de marzo, acompañado por funcionarios de alto nivel.

Las conversaciones de seis horas dieron como resultado un acuerdo de alto el fuego, pero el acuerdo dejó ambiguos varios temas críticos. Observar lo que ocurre sobre el terreno es ahora la forma de evaluar si esas cuestiones se han resuelto y cómo.

La primera pregunta se refiere al estado del espacio aéreo. El 6 de marzo, el primer día del alto el fuego, los cielos estaban realmente tranquilos, sugiriendo que Rusia detendría los bombardeos aéreos en línea con la tregua. Esto significaría una disminución de las ofensivas terrestres del ejército sirio y la milicia pro-iraní, cuyo liderazgo, mando, control e instalaciones de comunicación y sistemas de defensa aérea, se han visto enervados por los ataques de aviones teledirigidos turcos y los disparos de cohetes y misiles.

De hecho, los movimientos de Turquía a principios de marzo han llevado a una bisección de facto del espacio aéreo de Idlib. Mediante el uso de aviones teledirigidos armados, Turquía ha podido asegurar una supremacía aérea esporádica, aunque limitada a bajas altitudes de hasta 10 kilómetros (33.000 pies). Rusia sigue siendo el jefe en altitudes medias y altas, y el espacio aéreo de Idlib sigue estando fuera del alcance de los aviones y helicópteros turcos.

La segunda cuestión se refiere a los grupos radicales de Idlib, es decir, cómo hacer que acepten los términos del acuerdo y entreguen su armamento pesado. No está claro si los radicales -terroristas, según Rusia- respetarán el alto el fuego y, si lo hacen, cuál será su situación en el futuro. A juzgar por la disposición relativa a la principal autopista M4 al sur de Idlib, Rusia parece haber dado a Turquía una última oportunidad para controlar a las facciones radicales que dominan la región, entre las que destaca Hayat Tahrir Al Sham. La disposición prevé un corredor de seguridad de seis kilómetros de profundidad al norte y seis kilómetros de profundidad al sur de la M4. ¿Podría ser que el acuerdo incluya una cláusula confidencial que permita que Turquía y sus aliados sirios lancen operaciones contra los radicales en el sur y suroeste de Idlib? Los acontecimientos sobre el terreno podrían responder pronto a esta pregunta.

El problema de los refugiados de Turquía es otra cuestión clave que el acuerdo de Moscú no aborda. Tras el sangriento ataque aéreo contra el convoy turco, Erdogan cumplió con sus amenazas de hace tiempo de abrir las puertas de Europa a los refugiados, tratando de aplacar a un público nacional ya frustrado por acoger a casi cuatro millones de sirios y que ahora ve morir a sus soldados en Siria. Dado que el número de muertos de Turquía en Idlib ha llegado a 56 desde principios de febrero, Ankara está tratando de vender una historia de éxito a su público, argumentando que la crisis de los refugiados se ha convertido ahora en un problema de todos y que la carga de Turquía se ha aliviado. Sin embargo, el acuerdo de Erdogan con Putin no es una especie de salvaguardia que impida nuevos flujos de refugiados hacia la frontera turca o hacia Turquía en los próximos tiempos.

Por último, pero no menos importante, el destino de los puestos de observación turcos al este de la autopista M5 sigue sin estar claro, aunque parece que Ankara ha abandonado las exigencias sobre la carretera. Se dice que los puestos de avanzada, rodeados por las fuerzas del gobierno sirio, se encuentran en un estado precario, privados de nuevas municiones, combustible y suministros logísticos durante casi un mes, según los informes de los medios de comunicación turcos. Fuentes en Ankara sugieren que los puestos avanzados podrían ser evacuados de forma gradual sin despertar mucha pasión pública en casa.

En cuanto a lo que se logró en la cumbre de Moscú, los principales resultados y sus desventajas podrían resumirse de la siguiente manera:

-El acuerdo ha evitado un conflicto convencional entre Turquía y Rusia en Idlib, al tiempo que ha puesto bajo control, por ahora, la escalada de los enfrentamientos convencionales entre las fuerzas turcas y sirias.

-Se ha establecido un frágil alto el fuego. Sin embargo, hay muchas posibilidades de que sea de corta duración y que tenga poca relevancia en el campo de batalla.

-Un corredor de seguridad a lo largo de la M4 significa que Rusia se está colocando entre las fuerzas turcas y sirias para reducir las tensiones. Rusia ha dejado parte de la M4 como ruta de suministro a Turquía, que será supervisada conjuntamente por las fuerzas turcas y rusas. Sin embargo, todo el acuerdo del corredor de seguridad podría resultar simbólico.

Además, a Erdogan se le recordó suavemente en Moscú que está tratando con “la República Árabe Siria” y no con “el régimen de Assad”.

En el lado positivo, la cumbre de Moscú muestra que Rusia mantiene su voluntad de actuar como freno en el enfrentamiento turco-sirio en Idlib, a pesar de los esfuerzos de Ankara para conseguir el apoyo de Occidente y los supuestos intentos de Washington de incitar a Turquía.

Sin embargo, la perspectiva de que la tregua sobreviva sólo un par de semanas es difícil de descartar. Es probable que los enfrentamientos vuelvan a estallar después de un período de respiro. También hay que tener en cuenta que las milicias pro-iraníes han enviado casi 1.000 combatientes a Idlib desde finales de febrero para compensar las bajas del ejército sirio durante el mes pasado.

FUENTE: Metin Gurcan / Al Monitor / Traducido por Rojava Azadi Madrid / Edición: Kurdistán América Latina