En el marco del Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, el 25 de noviembre, recordamos a aquellas que resisten a la dominación patriarcal en sus más diversas formas. Simbólicamente, a partir de ahora, en esta fecha celebrará también la fundación de Jinwar, la aldea de mujeres, fundada en Rojava, Kurdistán sirio.
La violencia patriarcal, el sexismo y la discriminación de género se hacen presentes en nuestras vidas en diferentes formas y niveles, dimensionándose como la más antigua guerra sistemática contra las mujeres. Las desigualdades de clase, raza, etnia y sexualidad agudizan la compleja situación de vulnerabilización que vivimos muchas mujeres, convocándonos a repensar nuestras luchas.
La violencia de género es la máxima expresión de la ideología sexista de la cual se alimenta el patriarcado-capitalista. La mentalidad patriarcal se ramifica y gana potencia a través de las estructuras estatales, siendo el sustento de gobiernos fascistas y políticas de control sobre grupos marginalizados. La violencia estatal-machista nos ha quitado físicamente a Marielle Franco, a las hermanas Mirabal, a Sakine Cansiz -fundadora del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK)-, a Berta Cáceres y a miles de otras mujeres que decidieron oponerse a estas estructuras, proponiendo cambios sistemáticos e inspirando sueños colectivos. Hoy, estas valiosas mujeres son ánimo para nuestras luchas, una fuente inagotable de inspiración.
En diversas regiones del sur global, emergen movimientos de mujeres que históricamente han resistido a los intereses imperialistas, neocoloniales, racistas y patriarcales. Desde los márgenes, nos convocamos a reflexionar sobre nuestros privilegios y nuestro lugar social, politizando las desigualdades y transformándonos en nuevos sujetos políticos.
El Movimiento de Mujeres de Kurdistán es parte de esta marea de mujeres radicalizadas que reivindica la despatriarcalización de la sociedad a partir de su punto de vista crítico, considerando las conquistas y experiencias adquiridas en estas cuatro décadas de lucha que corren tras su espalda.
El paradigma de la liberación de las mujeres, la Jineologî, concentra reflexiones y propuestas hacia la creación de un movimiento de transformación radical de la vida, ofreciendo herramientas epistemológicas y políticas para lograr un cambio que busca despatriarcalizar la sociedad, hacia la construcción de alianzas democráticas entre los pueblos, mediante el fortalecimiento común de nuestras luchas a través de la solidaridad internacional. El Movimiento de Mujeres del Kurdistán llama a las mujeres del mundo a unirse a este paradigma desde la ayuda mutua.
La resistencia que se desarrolla en Afrin es un ejemplo de este llamado. Denunciar las invasiones turcas a los territorios en Rojava también es una forma de posicionarnos contra la ideología sexista y la mentalidad misógina que orienta las acciones militares del Estado turco. Las mujeres kurdas han resistido al fascismo durante muchos años, los ataques en Sinjar perpetuados por el Estado Islámico (Daesh), la invasión conjunta entre los extremistas islámicos y el ejército de Turquía a Rojava, la violencia estatal en el Kurdistán turco, son un ejemplo de ello.
Es a través de la lucha organizada de las mujeres que se ha construido la resistencia militar, que no solo es responsable por la defensa física de las poblaciones, sino que promueve una perspectiva más amplia e ideológicamente comprometida con la autodefensa. La autodefensa de las mujeres kurdas supone una lucha global, que no conoce fronteras y que toma las manos de las mujeres en el mundo todo. La autodefensa es solidaridad internacional, es apoyo mutuo, reconocimiento de quienes están en los márgenes de la modernidad capitalista. Es comprometerse con todas las luchas que revindiquen una vida libre, extinguiendo al sexismo y al sistema patriarcal-capitalista.
En este 25 de noviembre, ya sean las mujeres que se movilizaron en las calles de los cantones de Hesekê o Shehba, celebrando la resistencia que representa Jinwar y la revolución en Rojava, o aquellas que en diversas partes del mundo estuvimos marchando contra de violencia patriarcal en memoria de las hermanas Mirabal, unimos nuestras voces por una sociedad despatriarcalizada, libre de violencia de género, radicalmente diferente a la creada en la modernidad capitalista.
FUENTE: Florencia Guarch / Revista Crisis