ROJAVA: “Imperfecta solidaridad. Falsos aliados.”

Por Hawzhin Azeez *

Falsos amigos. Falsos aliados. Falsa solidaridad. Repletos de expectativas de fracaso incluso antes de que tropecemos; indignados por nuestra negativa a aceptar sus esfuerzos por amoldar y dar forma desde una distancia privilegiada; exigiendo una generosidad envuelta en capas de racismo eurocéntrico y orientalismo (cuando sus mentes están más colonizadas que las nuestras); rápidos para condenar, para denunciar, para criticar una revolución que apenas entienden; demasiado lentos para auto educarse, para aprender y desaprender; para estar un paso atrás en silencio; para escuchar cuando sea necesario; en cambio condenan la liberación y las tácticas de auto- preservación de un pueblo colonizado, embrutecido, aún antes de conocer los colores de nuestros nombres – Saben si quiera quiénes somos? Nos llamamos Halabje y Roboski y Shengal y Nuseybin y Kobane y Qamishli y Dersim y Zilan y Serdesht!

Esta revolución no está exenta de contradicción; es compleja, pura, simple, complicada en todos sus defectos y bellezas; en todos sus 10 pasos hacia adelante y 5 pasos hacia atrás – un baile tan antiguo como el tiempo que estamos re-aprendiendo; nuestra revolución refleja la trayectoria de nuestra psicología de la liberación y nuestro desaprender y el despojo de miles de años de opresión marcados en nuestras psiquis – visibles, desvergonzados actos de opresión que ocurrieron antes que ustedes – porque ellos están seguros de su silencio, su empatía selectiva, su expectativa, falsa, solidaridad de buen tiempo.

Esta revolución es perfección imperfecta. Una contradicción perfecta de amor, de fracaso, de humanidad, y de cuerpos y mentes colonizados rebelándose – contra antiguos odios que nos dijeron que era tan naturales como nuestro estado de esclavitud, mientras trataron de forzar el sabor de la libertad de nuestras lenguas. Y en su impaciencia, repleta-de-expectativas-de-fracasada-solidaridad, ustedes no pueden ver que la revolución está en nuestro intento. En nuestro desaprender. En despojarnos del odio del sistema del que todavía se benefician tratando de imprimirlo en nosotros; y como nosotros continuamos ardiendo por todo su odio consumido – a pesar de su silencio, con sus discursos selectivos de solidaridad condicional, selectiva – resurgimos de las cenizas una y otra vez y destruimos y desmantelamos todo lo que es indesmantelable, inconquistable, inaprensible.

Y perplejos, todavía no entienden. Porque ustedes no escuchan cuando decimos  que fuimos llamados Halabje y Roboski y Shengal, y Nusaybin y Kobane y Qamishli, y Dersim y Zilan y Serdesht!

No entienden que esta revolución sólo puede ser comprendida viendo la centelleante, la brillante profundidad y las tonalidades de los ojos de una guerrillera; en las curtidas, arrugadas manos de una abuela sosteniendo un AK-47; en la ferocidad, acariciada por el sol, que se entrelaza en los mechones de las trenzas de una YPJ; en los cantos de la montaña de los luchadores de la libertad; en la forma en la que un pañuelo luminoso se envuelve de manera protectora en el rostro de un adolescente que resiste en los callejones de Sur; en el silencio, que dice mil palabras, de las lágrimas contenidas de un padre de un hijo asesinado; en la risa artificial de nuestros niños nacidos en los campos de refugiados; en las espaldas encorvadas de nuestros huérfanos; en las tumbas visibles y en las ocultas esparcidas por nuestras llanuras; en los corazones de los obreros pobres exigiendo libertad; en los hogares acribillados de Nuseybin; en cada pulgada de las prisiones llenas hasta el tope; en el grito de dolor que lanzan nuestros antiguos bosques cuando las llamas intencionadas corren desalineadas a través de sus corazones; en la forma en que las corrientes fluyen en nuestras remotas montañas inexpugnables, recordándonos quienes fuimos una vez, hace mucho tiempo atrás.

La música de nuestra revolución está en la forma en que cantamos una canción colectiva de liberación que sólo nosotros escuchamos; una danza que sólo los privilegiados pueden mirar pero que nunca aprenderán porque sólo aquellos que han aprendido los selectivos, silenciosos, latidos de los tambores de las masacres y los genocidios, de libertades negadas, pueden oír.

Y todo lo que deben hacer entonces, es simplemente escuchar.

 

* Hawzhin Azeez es Doctora en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Defensora de los Derechos de las Mujeres y los Refugiados. Actualmente es Presidenta de la Junta de reconstrucción de Kobane, (Rojava| Kurdistan sirio). También es creadora de la página de Facebook The Middle Eastern Feminist

FUENTE: The Middle Eastern Feminist

Traducción: Nathalia Benavides