Rojava: la oscuridad parece impenetrable, pero la luz es más fuerte

Las conversaciones entre Turquía y Rusia, celebradas con un “acuerdo”, son la continuación del “acuerdo de alto el fuego” entre Estados Unidos y Turquía en Ankara el 16 de octubre pasado, que legitima la ocupación del Kurdistán sirio (Rojava).

Las negociaciones entre Estados Unidos y Turquía, que tendrán lugar durante la visita de Recep Tayyip Erdogan a Washington el 13 de noviembre, sin duda serán una continuación y la finalización de las conversaciones con Rusia el día anterior.

El acuerdo de 10 puntos, publicado después de una reunión de cinco horas entre Vladimir Putin y Erdogan, es un acuerdo de rendición de Serêkaniyê y Girê Spî favorable a Turquía e ISIS por parte de la ONU, Estados Unidos y Rusia. Es un contrato que confirma el “acuerdo de alto el fuego” aprobado en Ankara y que pone fin al gobierno de ocho años de los kurdos en el norte de Siria.

Que Turquía vaya y venga entre Estados Unidos y Rusia no cambia el hecho de que este trío está siguiendo un plan común con respecto a Rojava y los kurdos.

Estados Unidos y Rusia, y Siria y Turquía han estado en una asociación estratégica desde el principio, a pesar de las contradicciones y disputas entre ellos. Esta es una asociación basada en la destrucción del sistema de cantones autónomos, desgarrando los cantones de Afrin, Kobane y Cizre.

El objetivo de Turquía es más visible y claro. Es el eterno y perpetuo odio anti-kurdo fundado en el hecho de que los kurdos nunca obtienen ningún estatus.

Estados Unidos y Rusia están “resolviendo” los problemas en el Medio Oriente a través de contradicciones y conflictos de etnia, religión y denominaciones religiosas. Sin embargo, el sistema de confederalismo democrático, liderado por los kurdos en Rojava y el norte de Siria, no ve el origen étnico, la religión y las diferencias sectarias como un área de contradicción y conflicto. Reconoce estas diferencias como la riqueza de la realidad social, el pluralismo y la participación.

Esta diferencia no es una discusión insignificante, abstracta y teórica en los debates sobre Siria; es una elección vital para que se establezca una nueva Siria después de la guerra. El sistema visible y vivo del gobierno autónomo, basado en cantones, cuando pasó de una intención a un hecho se convirtió en un modelo molesto para los regímenes de Estados Unidos, Rusia, Turquía y Siria.

Es por eso que Estados Unidos y Rusia se han convertido en socios en el asunto de Siria, que se divide de acuerdo con las políticas que han seguido hasta ahora por geografía, religión, denominaciones religiosas y etnia. La disposición incluida en el texto del acuerdo ruso-turco del día anterior -“Las dos partes reiteran su compromiso con la preservación de la unidad política y la integridad territorial de Siria y la protección de la seguridad nacional de Turquía”-, es una gran mentira puesta por escrito.

Al entregar primero a Jarablus y Azaz, luego a Afrin y luego a Serêkaniyê y Girê Spî a las pandillas de Turquía e ISIS, Estados Unidos y Rusia han dividido el territorio sirio con sus propias manos, utilizando Turquía. Dejaron que Turquía se sentara al lado de los “vencedores” en la mesa de una solución política, aunque con sus pandillas había sido derrotado por los kurdos en el campo de batalla. Los que hablan de “la preservación de la unidad política y la integridad territorial de Siria” están al mismo tiempo entregando su territorio pieza por pieza a Turquía y a ISIS.

Otro aspecto de la resolución tragicómica del acuerdo Rusia-Turquía es dejar el deber de proteger la unidad territorial y la integridad política de Siria no al Ejército sirio, sino al “Ejército Nacional sirio”, que consiste en pandillas bajo los auspicios de la República turca. Con este acuerdo, Rusia acordó asociarse y cooperar con los segmentos que llamó “terroristas” en el pasado.

Para aquellos que han transformado la lucha en una forma de vida, debería ser esencial sacar algo bueno de esta calamidad, incluso si el costo es muy severo. Porque todas estas negatividades provienen de la negación de una experiencia creada por la lucha por la humanidad. Lo que está sucediendo es la consecuencia inevitable de confiar en los puntos focales de poder y hegemónicos, en lugar de usar su propio poder, su propia dinámica y posibilidades.

Los kurdos y otros pueblos que viven en el norte de Siria no pueden ser liberados confiando en Estados Unidos o Rusia, y abandonándose a la compasión y la misericordia de los hegemones.

Para los kurdos y otros pueblos que ahora viven en el norte de Siria, ha surgido una tremenda oportunidad global para oponerse al fascismo, la ocupación y el colonialismo. Se ha desarrollado una gran solidaridad internacional, de la que los kurdos, socialistas y todos los revolucionarios han hablado durante años.

Nació una importante alianza global, que se solidarizó con Rojava y el pueblo kurdo contra la asociación creada por Estados Unidos-Rusia-Turquía-ISIS. Diferentes pueblos, partidos políticos, asociaciones estudiantiles, sindicatos y movimientos de mujeres de todos los continentes están ocupando espacios públicos contra el fascismo turco liderado por Erdogan, y obligando a sus propios parlamentos y gobiernos a adoptar una postura. Estas relaciones son muy efectivas y valiosas en la lucha por la libertad para los kurdos y para quienes defienden Rojava. Es importante y necesario hacer que estas alianzas y relaciones sean permanentes a través de la organización.

Lo esencial es poder mirar el lugar correcto de la manera correcta. Aquellos que miran desde el lugar correcto podrán ver fácilmente los rayos de luz que rompen la oscuridad. Sí, la oscuridad puede parecer impenetrable, pero la luz es más fuerte.

FUENTE: Ferda Çetin / Komun Academy / Traducción y edición: Kurdistán América Latina