Rompiendo el poder del AKP

No hay momentos en Turquía y Kurdistán del Norte en el que no se hable de las elecciones. Alianzas, relaciones, contradicciones, calumnias, posibilidades, predicciones…

Todo el mundo está mirando si colapsará o no el poder fascista de Erdoğan/Bahçeli; se discute el por qué, el cómo y el para qué. Si bien las noticias sobre las alianzas formadas o disueltas cambian constantemente, es un hecho que todos quieren dar forma a las opciones en juego con las voces kurdas.

Hay innumerables comentarios, predicciones y análisis sobre a quién apoyarán o no las y los kurdos, y por qué. Llama la atención que no solo los expertos, sino realmente todos, hagan comentarios y predicciones sobre el mismo tema.

Este foco en el voto kurdo se debe al hecho de que los kurdos son el elemento principal de esta geografía. Son la fuerza más dinámica y el factor determinante. Al mismo tiempo, también desempeñan un papel principal en la determinación del destino de Turquía en el nuevo siglo.

Fue lo mismo en el siglo XX: la realidad kurda determinó el destino. Pero este destino fue definido por la aniquilación, el genocidio, la asimilación y la migración masiva de los kurdos. Ahora que estamos en una nueva encrucijada, la cuestión de cómo se determina el destino está de nuevo sobre la mesa.

Y las cartas se ponen sobre la mesa. Traidores, engañadores, colaboradores y populistas están activos. Todos están tratando de descubrir cómo engañar y confundir al pueblo kurdo y poner su memoria patas arriba.

Lo que no ha cambiado en los últimos cien años es el odio incesante, la agitación y los ataques contra el Movimiento de Liberación Kurdo, sus componentes, la sociedad y los individuos, así como la represión de los levantamientos populares. Sus enemigos están tratando de condenar a las y los kurdos, una vez más, al destino del siglo XX y recuperar el poder a través del genocidio.

Los colaboradores, traidores, populistas, partidarios del Estado y del gobierno, y los hipócritas que quieren ver a las mujeres con un velo negro sobre sus rostros, dan consejos a las y los kurdos. Pero son tan obvios que cada palabra pronunciada vuelve a ellos como un boomerang. Porque los recuerdos de las y los kurdos son fuertes y dolorosos, y hay tantos actos heroicos junto a la cadena de traición.

Sobre todo, no entienden que la cuestión kurda no puede resolverse con las elecciones parlamentarias del Estado turco o con los comicios presidenciales. Lo que liberará a los kurdos es su auto-organización, su lucha social, política, militar, diplomática y cultural, basada en la autodeterminación.

Todas las cosas mencionadas son solo posiciones para lograr este objetivo.

La cuestión kurda en Turquía no se resolverá con el sistema parlamentario, el sistema presidencial, o cualquier otro sistema. Dentro de todos estos sistemas, será la lucha activa y colectiva de los kurdos la que resolverá la cuestión kurda.

El lugar de los kurdos en la realidad política de Turquía no estará determinado por tal o cual persona, entorno o grupo, sino por su propia voluntad y sus intereses colectivos comunes. Los intentos de los partidarios del actual gobierno de crear confusión sobre este tema son tan feos como aquellos que cometen genocidio y niegan al pueblo kurdo.

La mejor respuesta que se puede dar a aquellos que elogian al gobierno de Erdogan y piden su apoyo, es señalar la política del gobierno hacia el líder kurdo Abdullah Öcalan. Es el gobierno fascista del AKP/MHP -que no ha permitido ningún contacto con Öcalan durante dos años y lo ha aislado estrictamente durante más de 24 años- el que lleva a cabo todo tipo de ataques contra la guerrilla kurda y utiliza armas químicas atroces.

Entonces, ¿cómo es que están pidiendo alas y los kurdos que mantengan vivo a este gobierno? ¿Con qué cara, con qué moral, en nombre de qué valores nacionales están haciendo esto? El gobierno fascista del AKP/MHP es la forma más refinada de la mentalidad centenaria hostil contra las y los kurdos. La actitud de este bloque fascista hacia Abdullah Öcalan es la misma hacia el pueblo kurdo.

Ni siquiera permiten que Abdullah Öcalan dirija un mensaje al pueblo kurdo, incluso después de dos años. Ni su familia ni sus abogados pueden reunirse con él. Esto significa que Öcalan no ha aceptado las imposiciones del gobierno. El hecho de que no haya contacto con él muestra la actitud que debe adoptarse hacia el poder fascista del AKP/MHP. El mensaje es claro: este poder debe ser destruido.

Por lo tanto, no debería ser la agenda de los kurdos discutir las respectivas alianzas. Priorizar la cuestión de si los kurdos pueden o no obtener ministerios, y comprimir la agenda en torno a esta cuestión, significa confundir lo fundamental con lo secundario.

Por supuesto, en los sistemas parlamentarios legales hay cálculos ministeriales y el cálculo de llegar al poder. Pero mientras la atención se centre en la lucha por la libertad de un pueblo, la concentración en la distribución de los puestos ministeriales es definitivamente una distracción de la agenda real.

No hay nada más obvio que el hecho de que los kurdos no tienen cabida en el pensamiento estatal turco. Esto se aplica a la mentalidad kemalista tradicional y también a la alianza nacionalista-religiosa de Erdogan/Bahceli.

Por lo tanto, es una tarea prioritaria derrocar a este gobierno, que ha estado llevando a cabo e institucionalizando el genocidio en Kurdistán durante 20 años, masacrando a los kurdos con productos químicos, y tratando de reclutar a jóvenes kurdos como informantes y utilizarlos para la prostitución y el tráfico de drogas.

Uno no debe hacerse ilusiones de que el gobierno que los reemplazará resolverá la cuestión kurda con métodos democráticos, reconocerá el idioma, la cultura y la existencia de los kurdos, y les permitirá gobernarse a sí mismos. En la realidad de Kurdistán, todo esto sólo puede ser posible a través de una lucha social organizada y consciente.

El parlamento es sólo una posición entre muchas para los kurdos y la lucha por la democracia. Su papel y tarea no deben subestimarse ni sobreestimarse, y no debe compararse con otras posiciones. La fuerza de cada posición facilita el trabajo de las otras posiciones y fortalece su mano.

En este sentido, uno no debe ser engañado por aquellos que se lamentan de los ministerios u otros puestos en nombre de los kurdos. Porque sólo conocen los puestos y oficinas del Estado. Como élites kurdas, no han pagado un precio y son ellas las que quieren beneficiarse del tributo pagado por el pueblo.

El punto de referencia para los kurdos es cómo tratar con Abdullah Öcalan. Castigar a aquellos que le quitan el aliento a Öcalan, es la tarea más importante. Durante las elecciones, juntos podemos darles una lección. Además, no deberíamos dedicar ni un segundo a aquellos que quieren girar la cabeza y actuar como títeres del AKP/MHP. Hay que darse cuenta de que son aún más peligrosos y feos que el gobierno actual.

Frustrar a estos grupos es también frustrar el juego histórico del Estado turco de utilizar a los kurdos contra los kurdos. Ahí radica la historicidad de las elecciones para los kurdos. En estas elecciones, los kurdos deben dar una lección tanto a los genocidios como a sus lacayos pequeñoburgueses y redes de traidores.

FUENTE: Halit Ermis / ANF / Edición: Kurdistán América Latina

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