Solicitan al gobierno argentino que interceda para detener los ataques de Turquía contra Kurdistán

Este viernes, un grupo de hombres y mujeres solidario con el pueblo kurdo estuvo en la Cancillería argentina, en Buenos Aires, donde entregaron una carta dirigida al Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Santiago Cafiero, en la que se denuncian los ataques militares y con armas químicas del Estado turco contra las regiones kurdas de Medio Oriente.

Durante la actividad, estuvieron presentes las diputadas del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), Mercedes Trimarchi y Mercedes De Mendieta.

La carta entregada al canciller argentino lleva las firmas de, entre otros y otras, Nora Cortiñas y Marta Baravalle, integrantes de Madres de Plaza de Mayo –Línea Fundadora-; Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz; las periodistas Marta Dillon y Liliana Daunes; la escritora feminista Diana Maffia, y el politólogo y escritor Atilio Borón.

Quienes desean sumar sus firmas, puede hacerlo a comitemujereskurdistan@gmail.com

A continuación publicamos la carta completa:

Buenos Aires, 2 de diciembre de 2022

Sr. Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Canciller Santiago Cafiero

Quienes abajo firmamos, en carácter personal y/o como representantes de las organizaciones que suscriben a esta misiva, nos dirigimos a usted a fin de expresarle nuestra más profunda preocupación en torno a los últimos sucesos sufridos por el pueblo kurdo, por la agresión del gobierno de Turquía. Queremos pedirle un claro posicionamiento del gobierno argentino frente a las reiteradas violaciones a los derechos humanos, y los crímenes de lesa humanidad.

En la noche del sábado 19 de noviembre, aviones de combate turcos volvieron a bombardear ferozmente varias regiones del Kurdistán. Un frente de unos 700 kilómetros estuvo durante horas sometido al intenso fuego, desde Dêrik hasta Kobanê en Rojava (Kurdistán del oeste/norte de Siria) pasando por Şengal hasta las montañas Qendîl (Kurdistán del sur/Irak del norte).

Los ataques fueron dirigidos selectivamente contra hospitales, escuelas, depósitos de granos y una planta de energía, entre otros objetivos. Al menos 40 personas fueron asesinadas, de ellas 14 civiles, entre los que se encuentra un periodista de la agencia local Hawar News. Es decir, el Estado turco además de atacar poblaciones indefensas, destruyó premeditadamente objetivos no militares relacionados con la prensa, la salud, la electricidad, la educación y los alimentos que abastecen a la región kurda.

Días antes, sin ofrecer una sola prueba, el gobierno de Recep Tayyip Erdoğan, culpó de un atentado realizado el 13 de noviembre en Estambul, al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), al Partido de la Unión Democrática (PYD) y a las Unidades de Autodefensa del Pueblo (YPG-YPJ). Las organizaciones acusadas no sólo negaron categóricamente su participación, sino que exigieron una investigación imparcial para revelar las raíces del ataque.

Pese a ello, las autoridades turcas ordenaron decenas de detenciones que culminaron con el arresto, interrogatorio, y posterior “confesión” de una mujer que, según las autoridades turcas, habría reconocido su participación en el atentado, supuestamente por encargo de las milicias kurdas. Esto ha levantado múltiples sospechas, no solo por la falta de pruebas aportadas -que mencionamos anteriormente- sino porque el ataque a objetivos civiles se trataría de un accionar inédito en la historia de estas organizaciones.

Después del atentado, el ministro del Interior de Turquía, SüleymanSoylu, sostuvo que las órdenes para perpetrar el mismo, procedían de la ciudad fronteriza de Kobanê y prometió venganza. Los bombardeos lanzados tan solo una semana después del episodio en Estambul, y las posteriores declaraciones del presidente turco, indicarían que esta ofensiva irá en aumento, lo cual implica una seria amenaza para las poblaciones asentadas en esos territorios. 

Estas agresiones a la región kurda por parte de Turquía no son novedosas, sino que cuentan con un extenso historial que revela los intentos del presidente turco de deslegitimar de plano la lucha por la existencia y el reconocimiento de los derechos de un pueblo de más de 40 millones de personas, cuyo territorio ha sido dividido en cuatro Estados diferentes: Irán, Irak, Siria y Turquía, y que en los últimos años, se encuentra resistiendo un nuevo intento de genocidio.

Una vez más, las políticas criminales y de agresión sistemática contra el pueblo kurdo están trascendiendo las fronteras que les han impuesto. Fronteras que no están siendo de ninguna manera disputadas por el pueblo agredido ni por las organizaciones que lo representan, aunque esta falsedad se utilice como “justificativo” por parte de las fuerzas agresoras.

Resultan inaceptables las violaciones de los derechos humanos y los crímenes de guerra que se están cometiendo, que van en contra de toda la legislación y normativa internacional prevista para los conflictos bélicos.

A estas operaciones criminales se le suman las gravísimas denuncias por el uso de armas químicas por parte de Turquía. Ya en la invasión y ocupación de Afrîn (Rojava) en 2018-2019 se comprobó el uso de cloro gaseoso y la quema de fósforo blanco contra civiles y guerrillas en la región. Esto se trata de una violación flagrante de la Convención sobre Armas Químicas. Sin embargo, nada se ha hecho al respecto. La OPAQ (Organización para la Prohibición de las Armas Químicas) –de la cual es parte Argentina- sigue negándose a iniciar una investigación seria al respecto.

En los últimos 6 meses, este tipo de ataques se han profundizado contra la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), contabilizándose sólo durante ese período, más de 2700 ataques químicos perpetrados por aire y por tierra. Estas agresiones están generando también la destrucción y el daño a largo plazo de grandes áreas naturales, provocando pérdidas irreparables no sólo en vidas humanas sino en los ecosistemas que las habitan. La falta de acción por parte de la comunidad internacional es asumida por Turquía como un permiso tácito para continuar con sus políticas genocidas.

Paralelamente, el gobierno turco intimida, persigue y criminaliza a cualquier voz disidente. Las cárceles de Turquía desbordan de periodistas, políticos opositores y activistas kurdos acusados con la fórmula remanida de “apoyo y propaganda a una organización terrorista”, es decir, al PKK. También de aquellos que reclaman investigar los asesinatos selectivos de sus oponentes políticos mediante el uso de drones de combate (vehículos no tripulados cargados de explosivos) que durante el último año han crecido de manera exponencial.

Sabemos que el Estado turco no actúa solo. Los bombardeos continuos de Turquía sobre una zona cuyo espacio aéreo se supone está controlado por Estados Unidos y Rusia, da cuenta de una complicidad innegable de estas potencias y de los países alineados con ellos.

Como miembro de la OTAN, Turquía necesita la luz verde de la alianza atlántica para ejecutar estos ataques.  Es necesario investigar toda la cadena de responsabilidades que permitan enjuiciar y castigar a los culpables. 

En virtud de lo expresado, solicitamos a Usted, por la representación invocada y al Gobierno Argentino:

– realizar todas las acciones necesarias para contribuir al fin de esta guerra silenciada que está costando la vida de cientos de inocentes, instando al Gobierno de Turquía a retomar las conversaciones de paz con los representantes políticos del pueblo kurdo, como única alternativa para arribar a una solución pacífica, urgente y necesaria del conflicto, debiendo para ello cesar en forma inmediata las continuas violaciones a los Derechos Humanos y los crímenes de guerra que está cometiendo el Estado turco;

– expresar la solidaridad del Estado Argentino para con el pueblo kurdo, que se encuentra enfrentando un nuevo intento de genocidio;

– realizar todas las acciones que estén a su alcance ante todos los organismos internaciones de los que la República Argentina forma parte, con mención especial de la OPAQ, con el objetivo de iniciar una investigación seria y profunda, tendiente a determinar la responsabilidad del Estado turco en los hechos señalados y poner fin de manera definitiva al uso de armas químicas por parte del gobierno turco;

– llevar adelante todas las acciones pertinentes en el contexto internacional para que Turquía cese con los ataques, bombardeos y maniobras de invasión y ocupación desplegadas en el norte y este de Siria.

– solicitar a los miembros del cuerpo diplomático argentino acreditados ante Turquía que recojan toda información posible acerca de las circunstancias aquí detalladas, y las informen al pueblo argentino por los canales previstos a tales efectos.

A la espera de una urgente respuesta, le pedimos audiencia, y lo saludamos atentamente.

FUENTE: Kurdistán América Latina

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