Trabajadores petroquímicos en huelga se unen a la revuelta contra el régimen iraní

Este lunes 10 de octubre, más de mil trabajadores del sector petroquímico se declararon en huelga. Tres plantas petroquímicas se ven afectadas por este movimiento: Bushehr, Damavand y Hengam, ubicadas en la ciudad portuaria de Assaluyeh, en el sur de Irán. Aunque el gobierno ha restringido el acceso a Internet en Juzestán, se han difundido algunos videos en las redes sociales que muestran el radicalismo del movimiento.

Los trabajadores en huelga bloquearon la carretera cerca de las fábricas y prendieron fuego a los barriles de alquitrán. Los lemas “Abajo el dictador” y “¡Este año es el año de la sangre, Sayed Ali Khamenei está acabado!” se escucharon en los mítines. Estas consignas están extraídas de las distintas manifestaciones que han sacudido al país desde el asesinato de Mahsa Amini el mes pasado. Después de las mujeres, los estudiantes y las jóvenes de secundaria, les toca a los sectores centrales de la clase trabajadora moverse en torno a una misma consigna: la de derribar el régimen teocrático iraní.

El hecho de que el sector petroquímico se sume al movimiento podría marcar un punto de inflexión en la situación de Irán. El país ocupó, en 2020, el quinto lugar como productor dentro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

A pesar de las sanciones estadounidenses en su contra, Irán exporta su petróleo, principalmente, a China, India, Japón y Corea del Sur, a través de empresas con sede en Hong Kong, Singapur y los Emiratos Árabes.

El sector petroquímico es uno de los sectores clave de la economía iraní con ventas que representan varias decenas de millones de dólares en productos petrolíferos y petroquímicos, y de los que el régimen pretende beneficiarse desde el pasado mes de marzo. El ministro del Petróleo anunció que quería aumentar la producción de petróleo tan pronto como se levantaran las sanciones estadounidenses.

Este papel clave en la economía del país otorga a los trabajadores petroquímicos un poder de huelga significativo cuando se movilizan. En 2021, este sector ya había demostrado, durante un paro en verano, que es capaz de sacudir el país.

Durante la revuelta de 1979 contra el Sha, las huelgas de la industria petroquímica, que ya venían desde el año previo, fueron un factor clave: “Los trabajadores del sector petrolero, de las refinerías y, más tarde, de los pozos, se declararon en huelga paulatinamente. Se está extendiendo paulatinamente a toda la industria y los servicios, así como al sector público. El paro le cuesta, solo al sector petrolero, más de 50 millones de dólares diarios al régimen, que se siente asediado. Cuatro meses después de la ola de huelgas, el Shah abandonó el país”.

Hoy, la huelga de los trabajadores de la petroquímica está marcada por un fuerte radicalismo y un deseo de derrocar al régimen. Destaca el hartazgo del actual sistema, en un país donde el 20% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, y tiene una tasa de desempleo del 9.2%.

A esto se suma la inflación, que había llegado a 52.2% a fines de agosto. La ira de los trabajadores contra el régimen que los oprime y los mantiene en la miseria no es nada nuevo, y la huelga en el sector petrolero podría provocar que diferentes capas del mundo laboral se movilicen contra el régimen reaccionario iraní. Si es así, el gobierno iraní podría verse socavado una vez más y ceder ante la fuerza organizadora de los trabajadores.

Esta huelga podría entonces constituir un punto de inflexión, potenciando la movilización que se lleva adelante contra el actual régimen reaccionario.

FUENTE: Ella Dall’erta / Révolution Permanente / Traducción: La Izquierda Diario

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