El 3 de agosto de 2014, el autodenominado Estado Islámico (ISIS), en complicidad con el Estado turco, invadió Shengal, zona ubicada en el Kurdistán iraquí (Bashur, norte de Irak), con la intención de exterminar al pueblo yezidí. Este pueblo ya ha padecido 73 genocidios, a los que se le suma el brutal ataque de ISIS en 2014, cuando comenzó una masacre sistemática, que incluyó la esclavitud, violación, tortura y desplazamiento de miles de personas. La esclavitud sexual de niñas y mujeres, el asesinato de niños y ancianos, el reclutamiento forzado de niños como soldados, fue moneda corriente ante la llegada de los mercenarios de ISIS. Aun hoy, se desconoce el destino de miles de mujeres, niños y niñas. Fue un genocidio dirigido principalmente hacia las mujeres.
Ante esta terrible situación, las fuerzas de autodefensa kurdas salieron en defensa de este pueblo antiquísimo, de origen pre-islámico, que defiende la cultura de la Mesopotamia, que ha resistido a la islamización preservando su propia religión, cultura y valores. Las Unidades de Protección Popular (YPG/YPJ) kurdas, combatieron contra ISIS y realizaron un corredor de seguridad para evacuar a cientos de miles de yezidíes. Se calcula que unas 400.000 personas fueron desplazadas.

Las fuerzas de autodefensa YPG/YPJ lucharon con sacrificio y sufrieron la muerte de cientos de milicianos y milicianas para mantener este corredor humanitario, con la intención de salvar a la población y que puedan salir desde el Monte Shengal hacia el territorio kurdo de Rojava, en el norte de Siria. Allí se respira la revolución que se refleja en el confederalismo democrático, un proyecto político que tiene como fundamento una visión alternativa de la organización de la vida, basado en la autonomía no estatista, la autodeterminación, la democracia directa y el combate al patriarcado. Esta autonomía es la posibilidad de un mundo más justo, donde la convivencia de diferentes culturas, la igualdad entre géneros y el respeto por la naturaleza se construyen diariamente.
Los y las yezidíes se unieron a las milicias y lucharon junto a ellas por su tierra e identidad. La juventud yezidí fundó las Unidades de Defensa de Shengal (YBS) y participó en los combates. ISIS fue derrotado y se gestó la idea de la resistencia y la revolución en el pueblo yezidí. Los horrores y masacres que han padecido ahora tienen su revancha en la conciencia revolucionaria que este pueblo ha podido construir a partir de su vínculo con las fuerzas de autodefensas kurdas y la experiencia revolucionaria.

La población de Shengal ha podido renacer nuevamente y auto-organizarse en diferentes niveles de la sociedad. Las y los sobrevivientes han regresado a su tierra, de donde habían sido brutalmente desplazados. Como expresó la comandante kurda Sozdar Avesta: “El regreso de nuestra gente a su propio suelo es extremadamente valioso. La mejor respuesta contra el enemigo es el regreso de la sociedad a su propia tierra (…). Por supuesto no es suficiente solo regresar. La gente tiene que organizarse, capacitarse y trabajar en las instituciones construidas en Shengal. Sobre todo, deben participar en la defensa de Shengal”.
Es importante destacar que luego de todo el padecimiento que ha sufrido este pueblo, hoy la población de Shengal sufre los ataques y bombardeos por parte del Estado turco. Turquía les niega a los pueblos de la región su derecho a la autodeterminación ante el silencio vergonzoso de la comunidad internacional.
Los ataques de Turquía buscan destruir la autonomía construida por los pueblos de la región. Una autonomía que representa una solución de paz para los pueblos de Medio Oriente, basada en el protagonismo de las mujeres, en una forma de vida autónoma, digna y libre de toda opresión.
La solución de paz llegará, entonces, desde los pueblos que habitan la región, desde la vanguardia de este pueblo de montañas que ha conocido el sabor de la libertad de la mano de las mujeres.

Para ellas la autodefensa significa, ante todo, el conocimiento común y compartido de la propia historia y la autoorganización en todos los niveles de la sociedad: educación, salud, cultura, arte, formación y economía entre otros / Octubre de 2018 / Virginia Benedetto

Los ataques de los mercenarios de ISIS contra el pueblo yazidí fueron hechos especialmente contra las mujeres: ellas han sido esclavizadas, torturadas, abusadas, secuestradas y vendidas. Axin Intikam, viendo atacada su comunidad, decidió, sin dudarlo, unirse a la lucha bajo la conciencia de que la sociedad libre nacerá a través de la lucha de las mujeres, por lo cual cada una de ellas debe cumplir con su responsabilidad para la eliminación de la violencia y la represión. “La defensa de nuestra tierra y tener un pensamiento libre como mujeres son las cosas más importantes: desde el genocidio pasado hasta la actual autonomía democrática, hemos visto cómo las unidades de mujeres de Shengal representan una esperanza para todas las mujeres. Debemos dar una lucha incesante para vivir con nuestra identidad de mujeres libres. Desde lo que fue para nosotras una masacre, renacimos en una nueva vida. Mi compromiso como comandante tiene su razón en la voluntad de crear una sociedad libre en la tierra del pueblo yazidí”, expresó Axin Intikam / Octubre de 2018 / Virginia Benedetto






FUENTE: Virginia Benedetto (Texto y fotos) / Kurdistán América Latina