Con la recientemente ofensiva de las Fuerzas Democrática de Siria (SDF) dirigida a empujar Daesh (Isis o Isil) fuera de su autoproclamada capital en Raqqa, el mundo ha visto quizá la más estrecha cooperación aún entre los EEUU y las fuerzas armadas de Rojava, elevando la pregunta: ¿es un buen ejemplo, malo, o ninguno de los dos?
En primer lugar, el contexto
Originalmente, Rojava estaba completamente aislada -y en lo concreto, rechazada- por EEUU, que parecía mucho más feliz apoyando a las fuerzas chovinistas (ya sean islamistas o nacionalistas) en Siria.
Dos años después de la autonomización de Rojava con respecto al régimen de Al Assad en 2012, el vicioso asalto de Daesh sobre Kobani llevó la experiencia revolucionaria de Rojava a la luz en el plano internacional, si es que el impresionante rescate de yezidis de Sengal en Irak en manos de los kurdos revolucionarios no lo había logrado aún el mes anterior.
Con las fuerzas de defensa de Rojava -YPG y YPJ- resistiendo heroicamente a Daesh en Kobani, los EEUU ya no podían seguir mirando para otro lado (sobre todo porque los medios de comunicación estaban en el lado turco de la frontera viendo cómo Daesh avanzada y cómo la Coalición liderada por Estados Unidos no hacía nada).
Como resultado, hubo una mayor cooperación estratégica entre las fuerzas terrestres de Rojava y las fuerzas aéreas lideradas por Estados Unidos desde finales de 2014 en adelante.
Algunos partidarios internacionales de la revolución laica, igualitaria de género, y de democracia directa de Rojava comenzaron a sentirse muy incómodos con esta cooperación, en particular con los EEUU, que desde hace muchos decenios es la primera potencia imperialista en el mundo, haciendo todo lo posible para destruir cualquier movimiento que olía incluso un poco a socialismo.
Esta cautela, por lo tanto, fue completamente justificada. Pero el problema principal era siempre cuánta influencia podría tener en realidad EEUU en Rojava. ¿Podría la superpotencia empujar a la región a compromisos con su proyecto político radical?
¿O sólo cooperar con las fuerzas de Rojava en una alianza temporal basada enteramente en derrotar a Daesh que sus propios aliados (y posiblemente incluso su propio servicio secreto) habían colaborado vergonzosamente en crear en un primer momento? Es en este contexto en que se puede determinar el valor (o falta del mismo) de las fuerzas especiales norteamericanas sobre el terreno durante la actual ofensiva en Raqqa.
¿Bueno, malo o ninguna?
1- Bueno
El territorio de Rojava todavía se encuentra aislado por los bloqueos turcos e iraquíes, lo que significa que sin los brazos y el apoyo aéreo que los EEUU puedan proporcionar, las esperanzas de supervivencia de la revolución disminuirían significativamente -aunque Rusia también ha mostrado interés en Rojava en los últimos meses, y potencialmente podría intervenir si el apoyo estadounidense disminuye.
Mientras que una alianza con los EEUU puede estar lejos de ser ideal, quizás simplemente se trate de una cuestión de vida o muerte. Mientras tanto, el hecho de que los artículos de la constitución de Estados Unidos han considerado a Rojava digna de apoyo militar -al menos temporalmente- sin duda aumenta sus posibilidades de salir del conflicto sirio intactos.
Y a menos que su proceso político progresista se deteriore de manera significativa como resultado de la alianza estratégica, su supervivencia debe ser vista como algo positivo.
2- Malo
Las posibilidades de que los EEUU, dada su trayectoria de política exterior históricamente lamentable, simplemente “dejen ser a la Revolución de Rojava” son realmente bajas. Mientras que la amplitud de la interferencia dependerá de una serie de factores, Washington casi seguro tratará de animar a la administración Rojava para llevar a cabo ciertos compromisos políticos a cambio de su apoyo.Si los líderes de Rojava conceden demasiado terreno a los EEUU, se podría dar el inconveniente de la disminución en el apoyo de cualquier partidario de la política radicalmente democrática de Rojava.
Al mismo tiempo, la presencia de Estados Unidos en Siria también da tanto a Daesh como a Al Assad la oportunidad de decir: “¡Oye, mira! ¡Los kurdos son marionetas de los cerdos imperialistas!”. Los beneficios de esta propaganda para ambas fuerzas nacionalistas e islamistas en Siria podrían ser muy significativos.
Otro punto es que algunas fuerzas menos informadas sobre el terreno pueden comenzar a creer que los EEUU son una fuerza intrínsecamente buena para la región, lo que definitivamente no es así.
Tan sólo hay que mirar a los crímenes de guerra anti-kurdos cometidos por aliados súper poderosos de la OTAN en Turquía -que también están atacando Rojava- para darse cuenta de que la verdadera política de Estados Unidos es hipócrita e interesada.
El hecho de que una serie de países (incluida Rusia) hayan abierto oficinas de representación de Rojava y que en los EEUU esto no haya ocurrido, es también un fuerte indicador de la renuencia de los EEUU para apoyar políticamente a Rojava.
Como Kurdish Question ha señalado recientemente, la declaración de la Federación de Rojava del 17 de marzo del año 2016 fue rechazada por casi todos los principales actores en el conflicto sirio, además de Rusia.
Y los EEUU fue uno de estos jugadores. Los funcionarios estadounidenses han dejado claro que no van a respaldar el proyecto político, lo cual es irónico (como mínimo), dado el hecho de que el propio EEUU es un país federal.
La gran razón para rehuír a la experiencia de esta manera es que Washington aún quiere mantener su estrecha alianza con Turquía -que está fuertemente opuesta a cualquier tipo de autonomía kurda (ya sea en Turquía o en Siria).
Las recientes críticas a los soldados estadounidenses que llevan las insignias YPG en Siria de Ankara, por ejemplo, obligó a un portavoz militar estadounidense a señalar que las tropas estadounidenses no habían sido autorizados a hacerlo, y que habían recibido la orden de retirarlos.
Esta es una fuerte indicación del compromiso de Washington de no quedar en el lado equivocado del régimen, cada vez más autoritario, de Ankara.
3- Ninguna
Sopesando todos estos factores, hay aspectos positivos y negativos en lo estratégico, por lo cual es difícil llamar a la cooperación entre Estados Unidos y Rojava “buena” o “mala”. En esencia, sin embargo, es probable que unas pocas docenas de tropas de operaciones especiales estadounidenses en el suelo generen muy poca diferencia de todos modos.
La gran mayoría de los combates todavía serán librados por las Fuerzas Democráticas de Siria. La reconstrucción de las comunidades después de la liberación de Daesh todavía será realizada por personas influidas o inspirados por la Revolución de Rojava.
Y la gloria de derrotar a Daesh recaerá sobre las Fuerzas Democráticas de Siria. Cualquier intento por parte de la EEUU de tomar crédito para cualquiera de estas cosas sería muy arrogante, y cualquier persona con cualquier sentido vería sus intenciones.
Un punto final. Es muy posible que los EEUU solamente estén ayudando a las fuerzas de autodefensa por razones de propaganda -para demostrar que la administración de Obama se preocupa por derrotar a Daesh y que el Presidente está tomando la acción militar clara -pero limitada- que muchos estadounidenses quieren ver.
Ese puede ser el enfoque principal de Washington. Y los efectos a largo plazo que una presencia temporal de Estados Unidos podrían tener en Rojava pueden llegar a ser mínimos. Al mismo tiempo, Rojava podría realmente beneficiarse de este apoyo estratégico -independientemente de las verdaderas intenciones de Washington.
Pase lo que pase en los próximos meses, esta alianza estratégica es sin duda un desarrollo del que tenemos que ser precavidos, y cuyo progreso tenemos que seguir con mucho cuidado.
Pero también hay razones para un análisis muy tranquilo y medido de la situación, como para conjeturar las conclusiones que podrían tener algunos de los partidarios internacionales de Rojava dando la espalda a uno de los procesos políticos más progresistas alguna vez desarrollados en el Oriente Medio, e incluso el mundo.
FUENTE: Ed Sykes (Autor de “Kurdistán sirio: una alternativa al imperialismo, el nacionalismo y el islamismo en Oriente Medio”) / Kurdish Question