Doble rasero de Turquía hacia el Estado Islámico

El declive del Daesh, casi cuatro años después de su aparición, fue el resultado de una campaña militar agresiva para combatir al grupo, encabezada principalmente por los Estados Unidos. Eso no ha impedido que el Ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlüt Çavuşoğlu, escriba un artículo en Foreign Policy para atribuirse el mérito de acabar con el grupo, insistiendo en que las acciones de Turquía en el norte de Siria han ayudado a sentar las bases para una paz sostenible.

Lo que omitió mencionar es que fueron las acciones de Turquía, o tal vez su dejadez, las que ayudaron a alimentar el surgimiento del Estado Islámico en primer lugar. Los dos factores más comúnmente citados que condujeron al crecimiento del Estado Islámico han sido la guerra civil siria y el gobierno del ex Primer Ministro iraquí Nouri al-Maliki, con su persecución de los árabes sunitas en Irak. Pero otra parte importante de esta historia es la negligencia mostrada por el Estado turco.

A partir de finales de 2013 y principios de 2014, las ciudades fronterizas turcas se convirtieron en los principales centros logísticos para los combatientes extranjeros que buscaban entrar en Siria e Irak para unirse al Daesh y otros grupos rebeldes. Según todos los informes, combatientes extranjeros de todo el mundo viajaban primero a Turquía y luego a Irak y Siria, formando la espina dorsal y el poder de ataque del Estado Islámico. Sólo en 2013, unos 30.000 militantes pisaron suelo turco, estableciendo la llamada “carretera yihadista”, mientras el país se convertía en un conducto para los combatientes que buscaban unirse al Estado Islámico. En agosto de 2015, Turquía reforzó eventualmente sus fronteras y acordó participar en misiones de ataque como parte de la “Operación Resolución Inherente”, pero para entonces la mayor parte de los combatientes extranjeros ya había llegado a Irak y Siria.

Hay muchos más ejemplos del apoyo pasivo de Turquía a los combatientes del Estado Islámico, incluido el tratamiento gratuito de sus militantes en los hospitales del sudeste de Turquía. Entre los que recibieron atención médica figura Ahmet el-H, uno de los principales ayudantes del cabecilla del Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, que fue tratado en un hospital privado en Şanliurfa en agosto de 2014.

También hay informes difundidos sobre funcionarios turcos, incluyendo al yerno del presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, involucrados en la compra de petróleo del Estado Islámico a través de compañías fachada, acciones que sin duda ayudaron a llenar los cofres de los insurgentes y contribuyen directamente a la longevidad del grupo. Sin embargo, el contrabando del petróleo del Estado Islámico se vendió sin reparos en diferentes puntos a lo largo de la frontera turca durante 2014 y hasta 2015 y se ha mantenido hasta principios de 2018.

También hay informes de que Erdoğan ha dado su consentimiento para que las fuerzas turcas busquen la ayuda de ex combatientes del Estado Islámico en la continua batalla de Ankara contra los kurdos. Y de acuerdo con Conflict Armament Research, una organización financiada en parte por la Unión Europea que identifica y rastrea armas convencionales y municiones en conflictos armados contemporáneos, Turquía “es el cuello de botella más importante” para los componentes utilizados en la fabricación de artefactos explosivos improvisados por el Daesh.

A pesar de la afirmación de Turquía de ser responsable de la desaparición del Estado Islámico, la evidencia claramente sugiere lo contrario. Pero ¿qué hay de la afirmación de Çavuşoğlu de que la intervención de Turquía en la “Operación Rama de Olivo”, una ofensiva militar turca en el norte de Siria destinada a combatir a los militantes kurdos, simplemente tiene como objetivo corregir los defectos de Estados Unidos y estabilizar Siria hasta el punto de comenzar la reconstrucción?

Los Estados Unidos trabajan con los kurdos en Siria porque son la fuerza de combate más efectiva sobre el terreno, y realmente el único actor no estatal que está dispuesto y es capaz de luchar contra el Estado Islámico. Por el contrario, el gobierno turco ha sido engañoso en sus objetivos, apoyando nominalmente a la coalición anti Estado Islámico y al mismo tiempo participando en acciones que socavan dicha coalición.

Çavuşoğlu sostiene que “la integridad territorial de los Estados” es un requisito previo para la paz, incluso cuando Turquía interviene en Siria junto con otros estados-nación poderosos, como Irán, Rusia y los Estados Unidos. Al igual que todas las naciones, Turquía tiene derecho a defender sus propias fronteras. Pero la “Operación Rama de Olivo” fue un ataque preventivo contra los kurdos sirios para los propios propósitos de Turquía: no es ningún secreto que Ankara ha sentido rencor durante mucho tiempo contra el Partido de la Unión Democrática Siria (PYD), un grupo kurdo vinculado al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), un grupo calificado como y prohibido, y seguidores del líder encarcelado del PKK, Abdullah Öcalan.

La “Operación Rama de Olivo” no sólo trata de proteger a Turquía del terrorismo. Hay buenas razones para pensar que también es una campaña ofensiva diseñada para aumentar la influencia de Turquía en futuras negociaciones políticas en Siria, donde está trabajando con Irán y Rusia para minimizar la participación estadounidense. Turquía continúa tomando el control del territorio sirio, administrándolo e instalando sus propias estructuras de gobierno.

Flanqueado por el presidente iraní Hassan Rouhani y el presidente ruso Vladimir Putin, Erdogan apareció en una reciente conferencia de prensa para sugerir que Turquía, Irán y Rusia están trabajando para estabilizar Siria, incluso cuando Teherán y Moscú apoyan al líder sirio Bashar al-Assad, que la semana pasada usó armas químicas una vez más contra su propia gente en Douma.

Çavuşoğlu dice que Oriente Medio debe “mantenerse a salvo de la amenaza del sectarismo, las esferas de influencia, el resurgimiento de los imperialismos” y otros factores desestabilizadores. Irónicamente, son exactamente las continuas incursiones de Turquía en Siria y el intento de Erdoğan de presentarse a sí mismo como el salvador de todos los sunitas, lo que está reforzando las divisiones étnicas al enfrentar a los árabes sunitas contra los kurdos del PYD.

FUENTE: Ahmet S. Yayla / Colin P. Clarke / Foreign Policy / Traducido por Rojava Azadi