Perspectiva kurda para una transición democrática en Medio Oriente

Entre el 30 de junio y el 5 de julio de 2017 se realizó la Quinta Conferencia Nacional de Política del Congreso Nacional Africano (ANC). En esa reunión, el Congreso Nacional de Kurdistán (KNK) presentó el siguiente informe sobre la situación actual del pueblo kurdo.

El colapso de las viejas balanzas en Medio Oriente

La dramática expansión de ISIS desde Siria a Iraq en 2013 fue otro paso hacia la aceleración del colapso del acuerdo británico-francés Sykes-Picot, que dividió las provincias del Imperio Otomano hace casi un siglo y tuvo como resultado que los kurdos y otros grupos étnicos perdieran el estatus semiautónomo que habían disfrutado durante la época otomana.

El acuerdo Sykes-Picot (1916) fue una herramienta política ideada por Gran Bretaña y Francia como un medio para implementar sus intereses políticos y estratégicos en Medio Oriente para el próximo siglo.

El modelo de gobierno colonial e imperial fue reemplazado en el Medio Oriente por los estados-nación. Como resultado directo de la imposición de este modelo europeo, la mayoría de los regímenes en Medio Oriente ahora están dominados por un solo grupo étnico y religioso. La mayoría de los grupos étnicos y religiosos de la región resisten hasta hoy las líneas artificiales y los estados-nación también artificiales.

Con el tiempo, el control de estos estados cambió a través de golpes militares en lugar de a través de elecciones y políticas democráticas. Solo en Turquía se han producido dos golpes militares y varias intervenciones militares: (Golpe de Estado de 1960, memorándum militar de 1971, Golpe de Estado de 1980, supuesto golpe militar turco de 1993, memorándum militar de 1997, supuesto Golpe de Estado de 2016).

Mientras estos estados-nación mantuvieron una relación rentable con el mundo occidental hubo poca intervención externa. Hoy, con la excepción de Irán, todas las regiones kurdas (Turquía, Siria, Irak) están envueltas en guerras.

Creación del problema kurdo

La rica trama étnica y religiosa de Kurdistán se ha formado a lo largo de miles de años de co-existencia entre diferentes pueblos. Esta co-existencia ahora está bajo gran amenaza. A pesar de sus diferencias, estos grupos comparten similitudes culturales, sociales, políticas, económicas y psicológicas, y ven sus diferencias como una fuente de riqueza. Sin interferencias externas, generalmente han vivido en paz. Sin embargo, a principios del siglo XX el proyecto de estados-nación (Sykes-Picot, 1916) se hundió como una daga en el corazón de Medio Oriente. Esta política de crear naciones homogéneas sembró el odio y la enemistad entre los pueblos, dando como resultado que los kurdos, árabes, armenios, asirios, turcomanos y otros pueblos enfrentaran un genocidio físico y cultural. Ahora es evidente que las fronteras imaginarias y los proyectos políticos que se imponen desde el exterior no satisfacen las necesidades de las personas y no tienen éxito. Estas políticas imperialistas han atrincherado la guerra en Medio Oriente y las víctimas son, una vez más, los diferentes pueblos y grupos religiosos.

A medida que el Tratado de Lausana, en 1923, se convirtió en un factor, las divisiones de Kurdistán se convirtieron en una realidad, al integrarse a cuatro países diferentes: Irak, Irán, Turquía y Siria. A pesar de su ubicación transfronteriza y la gran cantidad de idiomas y religiones diferentes, los kurdos comparten un fuerte sentido de identidad general.

Las tierras que comprenden Kurdistán incluyen partes del sudeste de Turquía, el norte de Irak, el noroeste de Irán y el norte de Siria, que están habitadas principalmente por kurdos. Los 45 millones de kurdos vivieron en sus tierras ancestrales de Kurdistán durante muchos miles de años. Bajo el control de Turquía, Irán, Irak y Siria, la división de Kurdistán en cuatro partes continúa. Desde 2003, el Kurdistán iraquí goza de un status federal dentro de Irak, pero aún más del 40% de la tierra de Kurdistán del Sur permanece bajo el control del gobierno de Bagdad; en particular, el área alrededor de la ciudad de Kirkuk, rica en petróleo. Desde 2012, los kurdos en el norte de Siria han liderado una autonomía democrática junto con todos los componentes de este territorio.

Cada Estado-nación fue cauteloso sobre cualquier posible fragmentación de los estados recién formados, e intentó unificar el Estado-nación a través del nacionalismo. Esto significó la negación de la existencia de muchos grupos étnicos (kurdos, albaneses, laz, azerbaiyanos, chechenos, circasianos, árabes, bosnios, tártaros, armenios, griegos, alauitas, cristianos, yazidis) que vivían específicamente en Turquía. Este sentimiento nacionalista, inculcado a través de los “proyectos de nacionalización”, trató de asimilar diferentes grupos étnicos: turquificarlos, arabizarlos o persianizarlos.

La importancia geopolítica de Kurdistán, combinada con importantes recursos de petróleo y agua en el territorio, no ha ayudado a los kurdos. Los problemas que enfrentan los kurdos en cada país varían en naturaleza e intensidad, pero hay hilos indiscutiblemente comunes. En casi todas las regiones, los kurdos tienen la sospecha de albergar simpatías separatistas, simplemente en virtud de su origen étnico. Se han implementado programas de limpieza étnica, acompañados de asesinatos en masa, desplazamiento y prohibiciones.

El colapso de los estados nacionales en Medio Oriente

Un siglo después del estallido de la Primera Guerra Mundial y del Acuerdo Sykes-Picot, que determinó el marco para la división de Medio Oriente en estados, estos mismos estados hoy, finalmente, se están desmoronando. Esto es actualmente evidente en Irak, Siria y Turquía. Se necesita una transformación radical de los estados-nación, de carácter nacionalistas, hacia la democracia.

Los estados-nación de Turquía, Irán, Irak y Siria fueron creados y reconocidos por la Liga de las Naciones después de la Primera Guerra Mundial. Luego de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos surgió como el poder occidental más activo en la región.

Tercera gran guerra para repartir Medio Oriente

Medio Oriente es una región donde se está construyendo el nuevo equilibrio político mundial. “La Tercera Guerra Mundial” puede dar como resultado la formación del nuevo equilibrio internacional después de que la caída del viejo orden haya comenzado y continúe en Medio Oriente. Las potencias internacionales que quieren tener influencia en la región, las fuerzas del status quo regresivas de la región -que quieren mantener sus posiciones- y los pueblos -que no están contentos con su posición actual-, toman parte en esta guerra. Como los kurdos son los más afectados por el viejo equilibrio político y el status quo, quieren tomar su lugar en el equilibrio político para formarse nuevamente y lograr una vida democrática y libre, con las organizaciones y la lucha política que han creado durante décadas. Con las insurgencias de 2011, apodada “Primavera Árabe”, los pueblos árabes también han declarado que no están contentos con su posición y quieren lograr una vida libre y democrática.

En la Tercera Guerra Mundial, donde los balances antiguos caen y se crean nuevos equilibrios y status quo dentro de la guerra multidimensional, todos quieren fortalecer su posición y participar en los nuevos equilibrios políticos que se están construyendo. Con este fin, continúa una guerra violenta en la que las alianzas caen y nuevas alianzas se levantan cada día. Esta situación expresa una realidad que los kurdos, que fueron sometidos a genocidios en el siglo XX, deben evaluar con la mayor prioridad.

Los kurdos en la agitación de Medio Oriente

Un resultado principal de la Primavera Árabe fue la pérdida de la hegemonía del Estado-nación árabe en Medio Oriente. El levantamiento del pueblo por más derechos y libertades democráticas, fue una clara señal de que la ideología del panarabismo, como una forma de hegemonía árabe, ya no puede sobrevivir.

Desde el acuerdo Sykes-Picot de 1916, y particularmente después de la Primera Guerra Mundial, dos partes de Kurdistán han caído bajo el control de dos estados árabes. El Kurdistán meridional (Kurdistán iraquí) fue gobernado durante décadas por el régimen Baath de Irak. El Kurdistán occidental (norte de Siria), conocido como Rojava, estaba bajo el control del régimen Baath de ese país.

En 2003, después de la caída del régimen de Sadam Husein, el Kurdistán iraquí ganó autonomía en el nuevo Irak federal. Hoy los kurdos han ganado su autogobierno. El Kurdistán del Sur (Kurdistán iraquí) se ha convertido en un Estado de facto en la región. Después de que la guerra siria comenzó en 2011, los kurdos de Rojava (norte de Siria) se prepararon para obtener su libertad del régimen Baath. En una revolución silenciosa, a partir del 19 de julio de 2012 los kurdos en Rojava tomaron el control.

La estabilidad a largo plazo en Turquía, Irán, Irak y Siria es imposible sin abordar las demandas kurdas, lo que, a su vez, exige la creación de sistemas más abiertos para un poder compartido.

El jugador más agresivo de la región: Turquía

Turquía, un miembro clave de la OTAN en Medio Oriente, hasta ahora ha elegido no participar en la guerra contra ISIS. En cambio, está en guerra con los kurdos del norte de Siria, la única fuerza hasta ahora que ha tenido éxito en la lucha contra ISIS. La intervención y los ataques actuales del Estado turco en Siria e Irak están exacerbando el caos existente en Medio Oriente, profundizando la guerra y creando tragedias humanas.

Después de que la guerra siria comenzó en 2011, los kurdos de Rojava (norte de Siria) se prepararon para obtener su libertad del régimen Baath y tomaron el control en el norte del a través de una revolución silenciosa el 19 de julio de 2012. Desde entonces los kurdos, junto con los árabes, asirios, turcomanos, chechenos y armenios crearon, en 2016, una Federación Democrática del Norte de Siria.

Los avances kurdos fueron entendidos por Turquía como una amenaza seria. Por otro lado, es un nuevo desafío cambiar su estrategia panturca hacia los kurdos y otros componentes de los países o enfrentar un colapso del Estado-nación, como en Siria, Egipto, Libia, etc. Turquía ha visto la libertad de los kurdos en Irak y Siria como una amenaza a su propia ideología de negación y aniquilación. Con 25 millones de personas, los kurdos son el grupo étnico más grande del país, y han planteado el desafío más serio y persistente al nacionalismo turco. La mayoría de los kurdos en Turquía viven en el sudeste, cerca de las fronteras siria, iraní e iraquí. Mientras que Turquía alberga la población kurda más grande en Medio Oriente, la cuestión de los derechos kurdos debe tratarse separadamente de los casos de los kurdos en Irak, Siria e Irán. Los kurdos en Turquía han logrado 40 años de lucha por una libertad profunda, liderados por el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), para obligar a Turquía a implementar cambios democráticos radicales, exigiendo el reconocimiento constitucional de su identidad.

Turquía teme la autonomía kurda en cualquier parte del mundo más de lo que teme a otra cosa. La Federación Democrática del Norte de Siria, que ofrece a los kurdos y otros componentes autonomía, desde el punto de vista de Ankara es visto como una amenaza a la ideología de Turquía de ser un Estado-nación de base étnica. Turquía comparte una frontera de 900 kilómetros con Siria, que está habitada en ambos lados por los kurdos. El pánico de Turquía ya que los kurdos podrían obtener la reconquista de su autonomía, les ha llevado a construir un muro. Sí, se construyó un muro de 511 kilómetros en la frontera de Turquía con Siria.

El presidente turco Erdogan amenazó a los kurdos diciendo: “Nunca permitiremos el establecimiento de un Estado en nuestra frontera sur y en el norte de Siria. Continuaremos nuestra lucha a ese respecto, cualquiera que sea el costo”.

La única preocupación de Turquía es promover sus intereses en la región y evitar que las Fuerzas Democráticas de Siria y los kurdos obtengan triunfos en Rojava/Norte de Siria.

Las relaciones de Turquía con ISIS

El apoyo de Turquía al ISIS fue expresado por el propio secretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry, quien dijo que el 75% de toda la frontera ya había sido cortada (áreas controladas por las YPG –Unidades de Protección del Pueblo- de Rojava) y estaban entrando en una operación con los turcos para cortar los 98 kilómetros restantes (controlados por ISIS). ¿Podría haber evidencia más clara que exponga la cooperación entre Turquía e ISIS?

Una vez superado el obstáculo de Turquía significará que ISIS ha llegado a su fin. Esta realidad debe ser conocida por los jugadores internacionales. Si las potencias internacionales quieren derrotar a ISIS, primero deberían evitar que Turquía actúe como un obstáculo para esta lucha.

El sueño turco de un imperio neo-otomano

El presidente turco Erdogan se refirió una vez más al Tratado de Lausana de 1923 que establece que su país ha quedado “atrapado” en este documento, que define las fronteras de la actual Turquía.

Según Erdogan, “los otomanos tenían un Estado con raíces tan profundas que su colapso causó heridas materiales y morales a nuestra nación”. Y agregó que el Tratado de Lausana se ha señalado a la atención del Consejo Nacional de Turquía. “Nuestros territorios fueron de 2,5 millones de kilómetros cuadrados en 1914 y se redujeron a 780.000 kilómetros cuadrados con la firma del Tratado de Lausana. El futuro debe planearse sobre la base de un análisis profundo de la historia. Turquía se construirá como un país más grande con la ayuda de Alá”, declaró el presidente Erdogan a los participantes de una conferencia sobre un nuevo concepto de seguridad, que el año pasado se realizó en Estambul.

La actual caída de Turquía

La política anti-kurda y expansionista de Turquía la convirtió en otra víctima de la agitación en Medio Oriente. La política de Turquía en Oriente Medio ha colapsado. Hace apenas unos años, Turquía era el país más exitoso y respetado hacia el interior y en el mundo. Fue un modelo de democracia dentro del Islam; así como la llamada estrategia de “cero problemas con los vecinos”; la asociación turco-siria, tanto comercial como política, que pronto se expandió a una política de zona de libre comercio con los países árabes; apoyar la causa palestina; hacer las paces con los armenios y Grecia; el proceso de paz con el PKK; buenas relaciones con Irán, etc…

Todo este concepto de una Turquía muy respetada, con el enmascaramiento islámico del AKP, se vino abajo después de la Primavera Árabe y, en particular, cuando comenzó el conflicto en Siria.

Hoy Turquía tiene graves problemas y conflictos en casi todos los frentes, en lugar de tener “cero problemas con los vecinos”. La única opción es la paz con los kurdos en Turquía, Siria e Iraq.

Política de Irán en Medio Oriente

En Irán hay aproximadamente 12-15 millones de kurdos. Los kurdos en Turquía, después de 40 años de profunda lucha por la libertad, forzaron a Turquía a implementar cambios democráticos radicales, exigiendo el reconocimiento constitucional de su identidad. Los kurdos iraníes tienen el potencial para la autodefensa, incluidos los partidos políticos y una sociedad civil bien organizada.

Turquía e Irán compiten para obtener el control formal, a través de la hegemonía árabe en el Kurdistán iraquí y el norte de Siria. Turquía está utilizando la alianza con las fuerzas sunitas para presionar al régimen chiita de Irak y al régimen sirio de alaui. En oposición, Irán está apoyando al régimen chiita iraquí y al régimen sirio para garantizar el poder de los regímenes chiítas (persas) en Medio Oriente.

El apoyo de Irán al régimen sirio es uno de los elementos clave que salvaguardan la supervivencia del asediado presidente Bashar al-Assad. La relación entre Irán y Siria se basa en una convergencia de intereses únicos. En particular, la alianza regional entre ambos regímenes es necesaria para contrarrestar la influencia de Estados Unidos y la hegemonía occidental, así como del Islam sunita. Su objetivo común es garantizar la supervivencia del sistema opresivo del Estado-nación de base étnica.

Para el régimen aislado en Teherán, un gobierno amigo en Siria se convirtió en un activo estratégico vital, un trampolín para la expansión de Irán en el mundo árabe y un contrapeso al principal enemigo regional de Irán, la Arabia Saudita respaldada por Estados Unidos.

Acelerando el colapso de ISIS en Siria, la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, y los países árabes e Israel amenazados por las políticas intervencionistas de Irán en la región, la posibilidad de que Irán sea uno de los principales centros de crisis y transformación en la región aumentó bruscamente. Mientras tanto, las divisiones políticas y los problemas legales no resueltos en la sociedad iraní proporcionan un terreno fértil para posibles intervenciones. La mentalidad que cree que sin emprender un verdadero proceso de democratización y empujando los desafíos internos más allá de las fronteras de Irán, las crisis serían abordadas a través de un liderazgo de seguridad militar, que se encuentra en un punto muerto.

Hasta ahora, el objetivo principal de la República Islámica de Irán es convertirse en una potencia regional, sin la provisión de democracia

Está claro que la “sed de desarrollo de una esfera de influencia en el exterior” sin insistir en “el desarrollo de la democracia y la igualdad en el interior” creará un Estado desequilibrado, frágil y peligroso. La situación catastrófica en Siria demuestra la necesidad de resolver los problemas de manera democrática, que incluye el reconocimiento de los derechos de las diferentes naciones y etnias en Irán, como el pueblo kurdo, acompañado de la garantía de los derechos de las mujeres y las diversas religiones y tradiciones.

La perspectiva kurda en Irán, liderada por la Sociedad Democrática y Libre del Kurdistán Oriental (KODAR), exige la promoción de una estrategia de “tercera vía” que no está en línea con la continuación de la actual situación desastrosa o la injerencia extranjera, ya que esa propuesta mejorará las condiciones actuales.

El modelo de KODAR de autonomía democrática dentro de Irán se creó como una demanda política. Los kurdos son la vanguardia de los desarrollos en Medio Oriente y los esfuerzos para realizar este modelo en la geografía política de Irán tienen una trayectoria política audaz y sabia. Para que se aplique este modelo, las realidades sociales e históricas de Irán son muy consistentes.

Siria y la Federación Democrática del Norte de Siria

No hay duda de que la mentalidad del anterior régimen Baath hace que cualquier solución sea imposible. El régimen tenía un carácter centralista y no reconocía los derechos democráticos de ninguna comunidad. El mismo régimen negó los derechos de los kurdos durante mucho tiempo. Por lo tanto, la lucha de los kurdos en Siria por sus derechos es, en cierto modo, la lucha por la democratización de Siria. En ese sentido, los kurdos luchan independientemente del régimen y otras fuerzas, para la democratización de Siria. No están buscando establecer un Estado separado. Su objetivo es establecer un sistema democrático en el norte de Siria que se convierta en un modelo democrático para una futura Siria. Con respecto a llegar a una resolución con el régimen sirio, no se puede abordar con un enfoque miope. Una solución al problema kurdo en Siria no ha sido posible con el régimen hasta el momento. Sin embargo, si el régimen sufre cambios democráticos y adopta una plataforma democrática para el futuro de Siria, entonces se puede argumentar que hay un cambio. Si sucede, entonces surgirá la posibilidad de llegar a una solución.

Desde 2012, los kurdos y otras etnias han establecido una administración democrática en el norte de Siria/Rojava, con una coexistencia pacífica con las otras etnias (asirios, sirios, armenios, árabes, turcomanos, chechenos) y creencias (musulmanes, cristianos, yezidis, alevíes). Esta administración es el primer ejemplo de la Siria democrática que estas personas y fuerzas democráticas quieren construir y debe ser respaldada.

El sistema federal democrático del norte de Siria: un modelo de transición pacífica hacia la democracia

El 29 de diciembre de 2016, todos los componentes del norte de Siria declararon la Federación Democrática del Norte de Siria. Después de las experiencias de estructuras autónomas, en primer lugar en las áreas habitadas por los kurdos desde 2012, los kurdos convencieron a todos los demás componentes en el norte de Siria de la necesidad de un modelo democrático común de autogobierno.

El autogobierno kurdo en el norte de Siria/Rojava se basa explícitamente en las ideas del fundador del PKK, Abdullah Öcalan, que ha estado encarcelado en régimen de aislamiento en la isla de Imrali desde 1999.

La Nación Democrática es un proyecto desarrollado por el líder ideológico del PKK, Abdullah Öcalan, y su objetivo es engendrar la fraternidad, la democracia, la paz y la libertad, no solo en Kurdistán y entre los kurdos, sino también en todo Medio Oriente. El objetivo del proyecto es crear una mentalidad y estructuras formadas por y de ciudadanos libres y activos, independientemente de su etnia, idioma, cultura y religión. Es un proyecto que va más allá de “las limitadas fronteras políticas artificiales que fueron trazadas por las potencias colonialistas como una extensión de su política de dividir y gobernar en la sociedad”.

Öcalan continúa: “La definición de una nación democrática que no está sujeta a límites políticos rígidos, un idioma, cultura, religión e interpretación de la historia, significa pluralidad y comunidades, así como ciudadanos libres e iguales que existen juntos y en solidaridad”.

Este proyecto tiene como objetivo empoderar y politizar a todas las personas a nivel de base. El poder proviene de las instituciones y asambleas creadas por todas las personas. Estas asambleas se confederan entre sí a nivel local, regional y nacional. Sobre la base de este plan, la población del norte de Siria ha declarado un sistema federal democrático.

El sistema federal democrático del norte de Siria también está en desacuerdo con el Estado-nación centralizado en Damasco. El Estado-nación de Damasco se basa en la negación y marginación de todos los diferentes idiomas, culturas y religiones de la región, mientras que el proyecto federal celebra toda diversidad y pluralismo al abarcar cada aspecto único de los diversos idiomas, culturas, religiones y pueblos en toda Siria. Esta diversidad se refleja en su contrato social, la sociedad y la política diaria.

La estrategia de la Tercera Vía

Desde el punto de vista kurdo hay dos cosas en Siria: por un lado, una guerra sucia y, por otro lado, una revolución, un nuevo sistema: es “una lucha dentro de una lucha”. Uno es un conflicto dentro del sistema sirio; el otro es un conflicto de sistemas del gobierno global. El conflicto dentro del sistema es un conflicto que cabalga sobre qué poderes serán dominantes en Siria en el futuro previsible: el régimen de Assad, el Ejército Libre Sirio, Rusia, China, Irán, Estados Unidos, Europa, Turquía, Arabia Saudita y Qatar son partes con intereses creados en este conflicto. El conflicto de sistemas, sin embargo, se da entre el sistema global y el sistema de autonomía democrática del pueblo. Si bien el destino de la situación siria está lejos de estar sellado, en la otra Siria el pueblo kurdo se resiste a todos los ataques mientras se mantiene firme y decidido a fortalecer su sistema de administración recientemente establecido, que incluso en esta etapa temprana se está convirtiendo rápidamente en un modelo para las demandas de la gente de toda la región.

Ahora está claro que la tercera vía produjo un resultado. También es obvio para Rusia y Estados Unidos de que sin el norte de Siria/Rojava no puede haber mucho progreso. Con la tercera vía, los kurdos se convirtieron en una fuerza política estratégica reconocida. Hoy, todos ven esto y quieren usarlo en su beneficio. El futuro de la región está en manos de los kurdos, por lo tanto, tanto Rusia como Estados Unidos quieren avanzar en sus relaciones con los kurdos. En este contexto, Erdogan no está satisfecho con sus socios de la OTAN de que la posición estratégica de Turquía, que anteriormente se usó contra los intereses de la Unión Europea, Estados Unidos y Medio Oriente, ahora está en riesgo. Los kurdos están asumiendo la posición estratégica, de ahí la agresiva oposición de Turquía a los kurdos en Siria, el sur (Irak) y el norte de Kurdistán, para así evitar ser reemplazados. Turquía ha perdido su influencia; así como los kurdos necesitan socios internacionales, los socios internacionales necesitan más a los kurdos en Siria. El mundo entero y las potencias mundiales reconocen que, aparte de los kurdos, no hay muchas esperanzas de que otras entidades avancen en una nueva Siria. Por lo tanto, la tercera vía es la línea del éxito, como se ha demostrado en la práctica.

En la guerra multipolar en Siria, el movimiento kurdo en el norte de Siria/Rojava decidió dar un tercer paso, prácticamente una revolución: no se pondría de lado del régimen ni con la oposición y otras fuerzas extranjeras. Se defendería, pero no haría la guerra.

Los kurdos en Siria no están del lado de Estados Unidos ni de Rusia. Son una tercera fuerza y representan una tercera forma, en la que especialmente las personas oprimidas pueden ser parte de la administración. Quien reconoce el status político y legal de este sistema, entonces será reconocido. Hasta ahora, nadie ha reconocido oficialmente a la Federación Democrática del Norte de Siria. La era de acercarse a los kurdos y otras entidades como herramientas tácticas ha terminado. Solo aquellos que desarrollan una asociación estratégica con el sistema democrático federal del norte de Siria/Rojava pueden ganar. Aquellos que piensan que pueden desarrollar una relación táctica y usarlos porque son buenos luchadores y pueden promover sus intereses económicos y militares, cometerán un error.

La estrategia de Öcalan para un Medio Oriente democrático a través de Kurdistán

“Durante más de treinta años, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) ha estado luchando por los derechos legítimos del pueblo kurdo. Nuestra lucha, nuestra lucha por la liberación, convirtieron la cuestión kurda en un problema internacional que afectó a todo  Medio Oriente y puso a su alcance una solución de la cuestión kurda. Cuando se formó el PKK en la década de 1970, el clima ideológico y político internacional se caracterizó por el mundo bipolar de la Guerra Fría y el conflicto entre los campos socialista y capitalista. El PKK fue inspirado en ese momento por el surgimiento de movimientos de descolonización en todo el mundo. En este contexto, tratamos de encontrar nuestro propio camino de acuerdo con la situación particular en nuestra patria. El PKK nunca consideró la cuestión kurda como un mero problema de etnicidad o nacionalidad. Más bien, creíamos, era el proyecto de liberar a la sociedad y democratizarla. Estos objetivos determinaron cada vez más nuestras acciones desde los años noventa. También reconocimos un vínculo causal entre la cuestión kurda y la dominación global del sistema capitalista moderno. Sin cuestionar y desafiar este enlace, una solución no sería posible. De lo contrario, solo nos involucraríamos en nuevas dependencias. Hasta ahora, con vistas a cuestiones de etnicidad y nacionalidad, como la cuestión kurda, que tienen sus raíces profundas en la historia y en los cimientos de la sociedad, parecía haber una sola solución viable: la creación de un Estado-nación, que era el paradigma de la modernidad capitalista en ese momento. No creímos, sin embargo, que cualquier proyecto político ya preparado pudiera mejorar de manera sostenible la situación de las personas en Medio Oriente. ¿No habían sido el nacionalismo y los estados-nación los que habían creado tantos problemas en el Medio Oriente?

”Examinemos más de cerca el trasfondo histórico de este paradigma y veamos si podemos trazar una solución que evite la trampa del nacionalismo y se ajuste mejor a la situación del Medio Oriente” (Abdullah Öcalan).

FUENTE: KNK/Traducción y edición: Kurdistán América Latina