Las pruebas utilizadas para condenar a Kilicaslan, de 31 años, incluyen mensajes de texto de móvil en los que un amigo le dice: “Hay una boda en nuestro barrio”. Él responde: “Lo sé, hermano”.
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Las pruebas utilizadas para condenar a Kilicaslan, de 31 años, incluyen mensajes de texto de móvil en los que un amigo le dice: “Hay una boda en nuestro barrio”. Él responde: “Lo sé, hermano”.
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