Zehra Doğan: “La solidaridad colectiva se convierte en la fuente de ánimo y energía”

La periodista y artista kurda Zehra Doğan fue finalmente liberada en febrero pasado luego de casi tres años en prisión. Doğan fue acusada por el Estado turco en 2017 luego de pintar un cuadro que mostraba la destrucción generada por el ejército turco en el distrito de Sur, que fue destruido en su totalidad.

El 9 de marzo, Doğan publicó una carta en la que relata sus días tras las rejas. A continuación la publicamos de forma íntegra:

En los instantes más sombríos, la solidaridad colectiva se convierte en la fuente de ánimo y energía más preciada de lxs presxs.

Lo único que mantiene en pie al ser humano que ha sido arrancado de su hábitat, encerrado, aislado, sometido, es la cohabitación dentro de la cárcel y el apoyo que llega desde el exterior.

Semejante fuerza te transforma en alguien diferente. Te conviertes en otra persona, eres más fuerte, acumulas esperanza y te sientes dichoso. Concentras tu propia dinámica en la vida fuera de cautiverio y arremetes contra las odiosas paredes, abres brechas para recuperar tu energía vital. Lxs prisionerxs golpean las paredes del interior y las personas que están afuera, las del exterior. Se forma una grieta a través de la cual se filtra la luz. Eres consciente de que ese destello no proviene de una noción ficticia de la libertad en el exterior. Se trata de otro tipo de energía… No se puede describir, es la llama de la realidad que deseas alcanzar. Y únicamente surge cuando se crea un vínculo de amor.

Ahora estoy en el exterior. En medio de la aglomeración, en una esfera de circulación más amplia y me siento como en un arcón. Lo que me provoca esta sensación es el recuerdo de las amigas que siguen encerradas…

Hace catorce días me separé de ellas, llevaba en mi mano una pequeña bolsa de plástico que abrigaba todas las pertenencias de mi periodo entre rejas, algunos dibujos y cuadernos. Cuando giré la cabeza para observarlas por última vez, se encontraban entre dos puertas de hierro. Era una línea divisoria.

Es decir, cuando las vi por última vez yo era una persona en libertad. Ellas estaban presas, yo libre.

La disimilitud entre nosotras se forjó en aquel preciso instante.

Fue el momento más doloroso de mi vida. Los últimos saludos con la mano, las últimas miradas húmedas… Las amigas con las que lo compartí todo durante dos años, a su lado fui yo misma. Estuve presente en el cuerpo de cada una de ellas. Y ellas estuvieron presentes en el mío. En aquel umbral sentí con intensidad que palpitaban dentro de mí. Es como si yo no fuese libre del todo ni ellas cautivas del todo.

Ahora estoy fuera. Y debo hablar con firmeza. Para que prestéis atención a esas voces que se expresan sin descanso y que llevo en mi interior, debo hablar sin tregua. Disculpad si os canso, pero tal y como os he explicado, no soy la única que se pronuncia…

Doy la voz a: Songül Bağatır, que lleva encarcelada 27 años y permanecerá otros 45 años en prisión. Semire Direkçi, que se unió a la guerrilla cuando tenía 12 años, la detuvieron cuando cayó herida y ha pasado 22 años entre rejas. Rahşan Aydın, condenada no se sabe por qué motivo a cadena perpetua (la pena de muerte fue abolida en Turquía en 2004), Sima Dorak, presa desde los 16 años, Nursen Tekin, Azize Yağız… Hablo también en nombre de Rukiye Bakış, separada de sus quintillizos que han quedado fuera, lejos… Y Nezahat Şingez, alejada de los gatos de la cárcel de Amed, exiliada a la fuerza a Tarso, para quien se van sumando los juicios. Hablo por Nursan Demir, madre de cinco hijos, nativa de Nusaybin.

Y está también Nurcan, 16 años, detenida en Nusaybin durante el toque de queda, para quien han pedido 73 años de condena. Hablo en voz de Semra, 18 años y otras mujeres condenadas a cadena perpetua. Como es el caso de Sara Kaya, alcaldesa de Nusaybin, que se enfrenta a la pena máxima. Por mi boca hablan todas las mujeres cuya liberación ha sido retrasada con el pretexto de que habían sido confinadas en celdas de aislamiento (razón por la cual se han prolongado sus condenas); Sözdar Oral, Sümeye Gök, Şilan Fidan, Evindar Aydın, Kulilk, Zeynep, las periodistas Meltem Oktay, Hicran Ürin, Özlem Seyhan, Kibriye Evren… Hablan los niños que permanecen entre rejas junto a sus madres, Ayşe, Dersim, Çınar, Rüzgar, Önder, Beyza, Viyan… son más de 700 los niños encarcelados en Turquía.

Las prisioneras que se han unido a la huelga de hambre iniciada por la parlamentaria Leyla Güven y que han puesto a prueba la única herramienta de resistencia de la que disponen, es decir su cuerpo, para reivindicar los derechos constitucionales más elementales: Menal Temel, Hatice Kaymak, Leyla Teymur, Dilbirin Turgut, Dilan, Nursen Tekin, Hilal Ölmez, Kibriye Evren, Evin, Zelal Fidan, Mizgin Alphan, Hacer Karaoğlan, Elif Atdemir, Songül Aşıla, Merge Polat, Bahar Avcı, Halime Işıkçı y cientxs de prisionerxs más…

No soy yo sino ellas, ellos, lxs que hablan.

Cada mujer que he tocado ha dejado una partícula de su ser en mi corazón. Esas huellas no se callan, hablan sin cesar noche y día, sin miedo alguno… ¿las escucháis?

En realidad esta misiva debía ser una carta de agradecimiento a Kedistan, sus miembrxs y colaboradorxs, lectores y lectoras, por la solidaridad que han brindado a todos lxs presxs entre lxs que me incluyo…

Y ahora que menciono a Kedistan, sé que mis palabras pueden llegar mucho más lejos… No puedo omitir este hecho al dar las gracias. Creo que evidencia que la solidaridad se ha organizado de manera colectiva. Y soy feliz al comprobar que en la actualidad la solidaridad colectiva continua expresándose en torno a Leyla Güven, que sigue adelante con determinación, a las alcaldesas Gülten Kışanak y Nurhayat Altun, las diputadas Figen Yüksekdağ, Selma Irmak, Burcu Çelik, Sebahat Tuncel, Edibe Şahin, todas ellas presas.

Cuando estaba en la cárcel fueron numerosas las personas que me prestaron atención y me escucharon. Dieron sentido a mis palabras y me mostraron su apoyo. Gracias a ellas me he sentido mejor que nunca.

A pesar de los barrotes he podido seguir trabajando, haciéndome escuchar. Os los agradezco infinitamente.

Quisiera en primer lugar mostrar mi agradecimiento a toda la prensa kurda, junto a ellxs aprendí a expresarme. Quiero dar las gracias a Kedistan, sus lectoras y lectores, en particular a Naz Oke, Daniel Fleury, Sadık Çelik, Maite, Renée Lucie Bourges (que me van a regañar por nombrarles) y a todo el equipo y a lxs amigxs que les acompañan.

Gracias también a Aslı Erdoğan, Aynur Doğan, Titi Robin, Ai Weiwei, Banksy, cuyas palabras me han fortalecido y a organizaciones tales como Frei Denken, Deutscher Journalisten Verband, International Women’s Media Foundation por haberme honrado con sus galardones.

Gracias de todo corazón al Pen International, al conjunto de los Pen Club diseminados por el mundo, a Amnesty, Index Censorship, Free Muse, CPJ, Ifex, Artist at Risk, Voice project y a aquellxs que sin duda he olvidado mencionar.

Mi agradecimiento a mis abogados Deha Boduroğlu, Alp Tekin Ocak, Olguner Olgun y Gözde.

Mil gracias a lxs artistas que me han dedicado su hermosa música: Erik Marchand, Denis Péan, Coline Linder, Christophe Bell’oeil, Eléonore Fourniau, Nolwenn Korbell, Güler Hacer Toruk, Sylvain Barou, Neşet Kutaş, le Groupe Yıldız, Ruşan Filiztek, Mireille Mast, Yohann Villanua, Haydar İşcen y a todxs los musicxs… Doy las gracias a Niştiman Erdede, Gianluca Costantini, Elettra Stamboulis, a todxs lxs artistas. Gracias al equipo de Lucie Holm, a Jef Rabillon, que ha fotografiado toda mi obra, a Philippe Leduc por sus consejos y escenografías durante las exposiciones y la preparación del libro. Agradezco a las decenas de personas de gran corazón que han corrido el riesgo de hacer llegar mis obras a Europa y a todxs aquellxs que han participado en las tareas de enmarcación, de impresión, en la disposición de los cuadros durante las exposiciones…

Gracias a Michel Bernard, del colectivo Rallumeurs d’étoiles, por sus magníficos globos-estrella gigantescos que he podido descubrir gracias a las fotografías presentes en la red. Agradezco a Daniel Mesguich, Bernard Froutin, porteadores de la asociación Le dire et l’écrire y a todxs aquellxs que nos han dado voz a mis compañeras presas y a mí. Gracias a Jacques Tardi y Dominique Grange cuya ternura llegó hasta mí por medio de amigas. Gracias también a mis compañeras periodistas Marie Laverre, Valérie La Meslée, Güler Yıldız y Geneviève Bridel que ejercen su profesión con corazón… Gracias a Les Editions des femmes y a las revistas Les Arts Dessinés, Les Cahiers de la BD por la atención prestada. Me han tenido informada de vuestro interés a lo largo de estos dos largos años…

Agradezco a todas las organizaciones, festivales, salones del libro, asociaciones que han fortalecido ampliado la red solidaria con exposiciones e iniciativas de diversa índole, todas ellas de rabiosa creatividad. Las voy descubriendo cada día que pasa…

Gracias a las personas que han brindado generosamente su energía, organizado talleres e iniciativas, provocando un aluvión de cartas y postales en las cárceles.

Ellxs están en Francia, en Angers, Rennes, Bretagne, Martigues, Graulhet, París y también en Viena, Ginebra, Detmold, Londres, Donostia/San Sebastián, Quebec, Bélgica y en otros países, ciudades y pueblos, me resulta imposible citarlos a todxs.

Os doy las gracias a todxs, espero poder abrazaros calurosamente unx por unx muy pronto.

Zehra Doğan – 9 de Marzo de 2019

FUENTE: Kedistan / Traducido por Maite / Edición: Kurdistán América Latina