La mortal frontera oriental de Turquía

El domingo pasado, 13 refugiados quedaron atrapados en una tormenta de nieve y perdieron la vida en la provincia de Van, en el norte de Kurdistán (sudeste de Turquía). Sin embargo, estos no son casos aislados. Todos los días, cientos de personas que intentan escapar de las guerras y los regímenes dictatoriales en Oriente Medio y Asia Central tratan cruzar la frontera turco-iraní que separa el norte y el este de Kurdistán. Decenas de ellos mueren congelados, especialmente en los meses de invierno en la región fronteriza de alta montaña.

En los últimos doce meses, se ha registrado que 50 refugiados que murieron congelados. Es probable que el número de casos no denunciados sea mucho mayor, porque debido a la expansión de las fortificaciones fronterizas financiada por la Unión Europea (UE), los refugiados tienen que cambiar a rutas cada vez más peligrosas. Pero eso no es todo. En julio, 15 personas murieron en un accidente en Van en un minibús que transportaba refugiados.

Más de 30 refugiados abandonados en la orilla del lago en Van fueron encontrados casi congelados. Los refugiados debían ser llevados de Van a Bitlis, en bote, pero fueron abandonados en el campo de Gevaş, a orillas del lago. Fueron rescatados después de que los locales dieron la alarma diciendo que habían visto refugiados casi congelados en la orilla.

Murat Melet, de la Asociación de Derechos Humanos (IHD), describe la frontera cerca de Van como una de las más peligrosas. Esto se debe a las precauciones de seguridad masivas, por un lado, y a las condiciones climáticas y geográficas, por el otro.

Según Melet, cientos de personas que buscan protección en la región se han congelado hasta la muerte en los últimos tres años. “Sus cuerpos a menudo aparecen solo después de que la nieve se haya derretido. No es un crimen ser un refugiado. Pero ignorar a los refugiados y dejarlos morir es un crimen contra la humanidad. Invito a todos los estados a cumplir con sus deberes y respetar los derechos y los derechos humanos de los refugiados. El derecho a la vida es sagrado”, aseveró Melet.

FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina