No hay derechos humanos para los kurdos en Rojhilat

Es sobradamente conocido que los derechos humanos en la República Islámica de Irán sufren una situación desastrosa. Tanto organismos internacionales como organizaciones no gubernamentales, como Human Rights Watch o Amnistía Internacional, vienen denunciando las violaciones de los derechos civiles más básicos, como el derecho a la vida -constantes ejecuciones por ahorcamiento, lapidación, torturas-, la libertad de expresión, de orientación sexual, así como los derechos de los trabajadores y de la mujer.

El acoso que sufren las minorías étnicas y religiosas es constante, sufriendo detenciones y ejecuciones arbitrarias y careciendo de toda seguridad jurídica. La situación de los kurdos en Irán se enmarca en este contexto de persecución constante, de negación de su cultura y lengua, de relegación a la periferia social manteniéndolos en una precaria situación económica y de servicios en sus zonas tradicionales.

La situación de los kolbers -los hombres que atraviesan las montañas Zagros por caminos intransitables, buscando el sustento para sus familias por medio del contrabando- es especialmente difícil, no sólo por las durísimas condiciones físicas, sino también por la constante persecución y acoso de los pasdaranes, los Guardianes de la Revolución.

Encarcelada por enseñar la lengua kurda

Zara Mohamadi tiene 28 años y nació en el pueblo de Serawelle, cerca de Dewelan, provincia de Sine. Se graduó con una maestría en geopolítica. Luego se ofreció como voluntaria para dar clases de kurdo en Sine y en muchas otras aldeas, lo que ha venido realizando durante diez años.

Hace seis años, junto con otros activistas, fundó la ONG Nojin, siendo posteriormente elegida presidenta de la organización. Nojin trabaja por los derechos civiles, sociales y culturales de los kurdos en la provincia de Sine y es muy activa en muchas ciudades como Sine, Dewelan, Bane, Saqqez y Kamyaran.

Zara Mohamadi fue arrestada el jueves 23 de mayo de 2019 junto con otros dos miembros de la ONG.  Rebuar e Idris Menberi fueron puestos en libertad bajo fianza después de cuatro días, mientras que Zara continúa en prisión.

La familia de la activista kurda arrestada recibió permiso para visitar a la joven en la prisión de Sine el jueves 29 de mayo, tras ocho días de aislamiento. Un conocido de la familia informó a la ONG Hengaw que se le había permitido a la familia ver a la joven durante treinta minutos y comprobar su salud.

FUENTE: Hengaw / Rojava Azadi Madrid / Edición: Kurdistán América Latina