El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas originales) informó que un grupo de la milicia Al Sham Corps asaltó la población de Deir Baloot, en el campo del cantón kurdo de Afrin, y arrestó a un poblador árabe y a tres kurdos, todos civiles.
Estos ciudadanos fueron trasladados a las prisiones de esa facción armada, respaldada por Turquía, situada en el pueblo de Iska, en el distrito de Jindires.
Por otro lado, el SOHR declaró que los grupos armados irregulares financiados por Ankara continúan cometiendo todo tipo de violaciones de derechos humanos contra los kurdos. Desde el Observatorio, informaron que miembros de estas facciones están alquilando los olivares y las viñas pertenecientes a los agricultores kurdos en el pueblo de Midan Ekbis a los pastores árabes desplazados en la zona.
El SORH indicó que el 11 de mayo, el grupo terrorista División Al Hamzat detuvo a un jefe tribal en Ma’abatli, en la zona rural de Afrin, junto a otros tres civiles por “tratar” antes con la Autoadministración Autónoma del Norte y el Este de Siria (AANES). Los terroristas también asaltaron las casas de los residentes en busca de supuestos sospechosos.
En el marco de la invasión militar del Estado turco a zonas del norte de Siria, el ejército ocupante y sus mercenarios aliados lanzaron una ola de ataques en las aldeas de Afrin.
Según informes desde el terreno, difundidos por la agencia de noticias ANF, las incursiones apuntan a las aldeas de Maranaz y Malikiya, en el distrito de Shera, y las aldeas de Aqiba, Soxanaka y las tierras boscosas, en el distrito de Sherawa.
En medio de la pandemia de coronavirus, los ataques de Turquía y sus yihadistas no sólo no disminuyeron, sino que se dirigen principalmente a zonas residenciales e infraestructuras civiles. Al mismo tiempo, los ataques de artillería de Turquía destruyeron las infraestructuras para el suministro de energía y agua en gran parte del norte y este de Siria.
Como parte de las medidas mundiales para contener la propagación del coronavirus, el secretario general de la ONU, António Guterres, pidió un alto el fuego global el 23 de marzo y pidió a las partes en conflicto que cesaran las hostilidades. “Poner fin a la enfermedad de la guerra y luchar contra la enfermedad que está devastando nuestro mundo. Es hora de poner el conflicto armado en el encierro y enfocarnos juntos en la verdadera lucha de nuestras vidas. Silenciar las armas; detener la artillería; poner fin a los ataques aéreos. Esto es crucial”, aseveró Guterres.
Las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS) respondieron declarando que seguirían el llamado de la ONU en la región autónoma, y pidieron a todas las otras partes en conflicto que realicen inmediatamente un alto el fuego humanitario. Pero hasta ahora, Turquía y sus aliados han ignorado esto.
En las ciudades de Serêkaniyê (Ras Al Ain) y Girê Spî (Tal Abyad), que están en la zona ocupada ilegalmente por el Estado turco desde octubre de 2019, y en las áreas autónomas a lo largo de la frontera turco-siria , se están llevando a cabo importantes actividades militares del Ejército Nacional Sirio (ENS), integrado por fuerzas terroristas y respaldado por Ankara.
El año pasado, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU publicó un informe sobre la situación en Siria, en donde se describió la devastadora situación de los derechos humanos en Afrin. El Consejo documentó que las condiciones generales de seguridad en el cantón y los distritos adyacentes seguían siendo graves, porque las facciones armadas habían dividido la provincia en zonas geográficas de influencia.
“Como resultado, hay una ausencia general de estado de derecho y repetidos incidentes de secuestros, torturas, extorsiones y asesinatos. Las víctimas a menudo eran de origen kurdo, así como los civiles percibidos como prósperos, incluidos médicos, empresarios y comerciantes”, detalló el informe.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina