Remzi Kartal: “En Turquía existe riesgo de guerra civil”

Remzi Kartal es presidente del Congra-Gel (Congreso del Pueblo), organismo que aglutina a varias organizaciones kurdas y que es considerado próximo a las posiciones de la guerrilla del PKK. Odontólogo de 67 años, nacido en la turística ciudad de Van (Turquía), fue de los primeros parlamentarios kurdos elegidos por el Partido de la Democracia (DEP), ilegalizado en 1994 por las autoridades turcas. Entonces tuvo que exiliarse, mientras otros diputados eran encarcelados y condenados, como ocurrió con Leyla Zana, a 15 años de prisión. Remzi Kartal considera en sus declaraciones a Cuarto Poder que, debido a la escalada represiva que vive Turquía antes y después de la intentona golpista de julio, existe el riesgo de una guerra civil y que la actual invasión turca de Rojava, en el norte de Siria, puede convertir a esta región kurda en el Vietnam de Turquía.

– ¿Hacia dónde va la política de Erdogán? ¿Cuál es su objetivo con esta escalada represiva?

-Erdogán camina hacia la restauración del Imperio Otomano, a un sistema en el que todo esté en sus manos, pero también quiere eliminar cualquier cosa que tenga que ver con la palabra kurdo, equiparando la lucha del pueblo kurdo con el terrorismo, tanto en Bakur (Norte o Kurdistán de Turquía) como Rojava (Kurdistán occidental sirio).

-Sin embargo hasta febrero de 2015 quería un acuerdo con el PKK, ¿a qué se debe tal cambio?

-Durante el año 2012 la lucha de la guerrilla kurda experimento un notable incremento; también entonces había en las cárceles una huelga de hambre de miles de presos que duraba ya 68 días. Erdogán se encontraba bajo una gran presión. Los avances de la guerrilla, la huelga en las cárceles y los levantamientos populares tenían acorralado a Erdogán. Si en esos momentos muere alguno de los huelguistas, Erdogán se habría acabado. Fue entonces cuando pensó que un acuerdo, que negociar con Abdulá Ocalán le permitiría ganar tiempo, controlar el proceso de negociación y, de esta forma, frenar la lucha del pueblo kurdo. El problema es que ocurrió lo contrario porque el proceso de paz en vez de jugar a su favor lo hacía en contra suya. Es cierto que se sentó en la mesa de negociaciones, que envió a sus delegados, pero en realidad nunca prometió nada concreto. Solo quería ganar tiempo para neutralizar la lucha del pueblo kurdo. El 28 de febrero de 2015 hubo un acuerdo en el palacio de Dolmabahce entre representantes del HDP y del AKP; fue un paso importante. Pero cuando Erdogán lo estaba valorando, le pusieron sobre la mesa el estudio de un instituto de opinión pública según el cual el proceso de paz hacía que el AKP perdiera popularidad mientras el HDP la ganaba. Ahí se acabó todo. El 3 de marzo, Erdogán declaraba que el diálogo había concluido y que no había habido ningún proceso de paz.

-¿Y qué influencia tuvieron las elecciones de junio de 2015?

-Las elecciones de junio de 2015 supusieron una victoria para el HDP y un retroceso del AKP. Erdogán no acepó esos resultados y decidió repetir las elecciones acusando al HDP de estar vinculado al terrorismo, pero el 1 de noviembre el HDP volvió a superar la barrera del 10 por ciento pese a que no habían sido unas elecciones democráticas: muchos miembros del HDP habían sido encarcelados, otros habían sido asesinados y sus sedes incendiadas. El voto a Erdogán volvió a subir y se reanudó la guerra contra el pueblo kurdo.

-¿Existe posibilidad de volver a la mesa de negociaciones?

-Hoy en día no hay ninguna posibilidad de volver a la mesa de negociaciones. Solo si la nueva guerra le fuera desfavorable y el Ejército turco no alcanzara sus objetivos existiría alguna posibilidad de volver al diálogo. Pero es muy difícil. Erdogán ha dicho que fue un error permitir que se formara “el Norte de Irak” –eufemismo para no decir la región autónoma del Kurdistán iraquí- y que no permitirá que pase lo mismo en “el Norte de Siria”, donde los kurdos quieren implantar un sistema federal. “No nos vamos a volver a equivocar –ha dicho Erdogán-. Haremos todo lo que esté en nuestras manos para impedirlo”.

-¿Y lo van a conseguir? ¿No les pueden traicionar los norteamericanos de nuevo?

-No lo conseguirán. Igual que una gran potencia como Estados Unidos fue derrotada por un pequeño país como Vietnam, Turquía no podrá quedarse en Rojava; Rojava será el Vietnam de Turquía. El levantamiento del pueblo kurdo se extiende por Rojava, por Bakur, por la diáspora, por todos los lugares donde hay kurdos.

-¿No ha sido un error llevar la guerra a las ciudades? Han perdido la vida muchos jóvenes, ciudades históricas como Diyarbakir han sido destruidas…

-La guerrilla no tenía previsto entrar en las ciudades; ha sido la gente la que ha formado sus autodefensas frente a los ataques de los militares. A la destrucción de las ciudades y sus bombas, respondemos con el levantamiento popular. La lucha ya no se limita a las montañas, está en los pueblos, en las aldeas, se trata de una lucha final: o el Estado acaba con nosotros o desaparece. Lo que está ocurriendo en Turquía no pasa en ninguna parte del mundo; si continúa así, será el fin del Estado. Nos encontramos ante el final de la presencia del Estado en el Kurdistán. El actual Estado cada vez tiene más enemigos, tanto dentro como fuera de Turquía. Por el contrario, la lucha del pueblo kurdo contra el Daesh (Estado Islámico) le ha permitido granjearse muchos amigos. Erdogán está cada vez más aislado. En realidad, él es el padre del Daesh, se considera el nuevo califa del islam, es el califa del Daesh.

-Las purgas dentro del Ejército turco están debilitando al Ejército…

-Sí, claro, las purgas han debilitado al Ejército. Se ha producido un enfrentamiento entre los propios militares y esto les debilita. Los generales detenidos tras el golpe de Estado eran unos asesinos, unos criminales, pero también eran el mayor orgullo del Ejército por llevar el peso de la guerra en el Kurdistán. Ahora dentro del Ejército hay miedo y esto ha dado mayor fuerza a la guerrilla; cada día es más fuerte.

-¿Y no existe riesgo de guerra civil en Turquía?

-Sí, en Turquía existe el riesgo de guerra civil. El propio Erdogán la incita enfrentando a turcos y kurdos, pero nosotros no queremos eso; estamos trabajando también dentro del pueblo turco; hay muchos turcos entre nosotros. No se trata de un problema solo kurdo, la lucha contra el AKP, contra Erdogán, contra el fascismo de Erdogán también es un problema de los turcos. Nosotros, kurdos y turcos estamos por la paz, contra el Gobierno de Erdogán y el AKP.

-Usted dice que los kurdos están consiguiendo apoyo internacional, pero sin embargo en la mayor campaña de represión Europa y EEUU han permanecido en silencio…

-Sí, es una vergüenza que Europa y Estados Unidos guarden silencio ante la destrucción de las ciudades kurdas y la represión contra el pueblo. Estados Unidos, que de una forma u otra apoya a la YPG kurdas, sin embargo cierra los ojos a lo que hace Turquía en su propio territorio para que haya un equilibrio ante ese apoyo. Por su parte, la Alianza Atlántica intenta evitar que Turquía se acerque mucho a Rusia. Se trata de una sucia política que condenamos.

-¿No puede pasar lo mismo en Rojava, es decir que al final Estados Unidos termine apoyando a Turquía? Ya le han permitido entrar en Siria casi hasta la ciudad de Al Bab.

-A Turquía solo le interesa la franja que va desde Jarabulus hasta Azaz. Ni Rusia, ni Irán, ni Estados Unidos van a permitir que las tropas turcas ocupen Al Bab.

-¿Y no hay ya un plan entre Turquía, Siria, Rusia, Irán y Estados Unidos sobre la guerra siria?

-Turquía, Irán, Siria e Iraq solo están de acuerdo en cómo acabar con los kurdos, cómo acabar con Rojava, pero no pueden hacer desaparecer al pueblo kurdo porque ahora está jugando un papel importante. Es cierto que Turquía intenta acercarse a Damasco, a Irán y Rusia, pero, en el fondo, entre ellos hay muchos problemas. Además, la situación de los kurdos de ahora no es como antes. Hace cien años, cuando los acuerdos de Lausana, no tenían fuerza, tampoco cuando destruyeron la República de Mahabad tras la II Guerra Mundial, pero hoy los kurdos son una gran fuerza en Siria, en Tuquía, en Iraq, en Irán. Estados Unidos y Europa saben que, como está ocurriendo en Rojava, pueden en algún momento acabar también con el régimen iraní. Ni Europa ni Estados unidos pueden cerrar los ojos ante esta realidad; lo están comprobando sobre el terreno.

FUENTE: Manuel Martorell/Cuarto Poder