La agencia de noticias ANF habló con seis internacionalistas que viajaron hasta Europa para participar en la Larga Marcha que se llevó a cabo la semana pasada por la liberación del líder del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), Abdullah Öcalan.
Con la finalidad de mostrar su solidaridad con el pueblo kurdo y aprender de distintas luchas populares, más de 100 activistas de más de 10 países distintos, marcharon desde Luxemburgo hasta Estrasburgo bajo el lema “Libertad para Öcalan y estatus político para Kurdistán. Hombro con hombro contra el fascismo”.
Peter Boyle llegó desde Sidney, Australia, y destacó que hay mucha gente interesada por una transformación social como la del confederalismo democrático puesto en práctica en Rojava, donde se priorizan las políticas populares de igualdad de género y de autonomía de las distintas comunidades.
“Ayudar a la comunidad kurda es ayudar a la comunidad australiana, sobre todo a la indígena”, explicó Boyle, señalando que se trata de una lucha contra la colonización y el racismo que no defiende una única nacionalidad, sino múltiples identidades.
Sara Díaz vino desde Ciudad de México, en Latinoamérica, y señaló que la lucha es una, que es la vida: “Lo que une a la lucha de Kurdistán con la de México y el mundo es la defensa del derecho ancestral y de los pueblos originarios a su tierra, a su soberanía alimentaria y a vivir como nosotras queremos”.
Para Díaz, participar en la Larga Marcha por la liberación de Öcalan era una responsabilidad política, en tanto que en su país están asesinando a sus hermanas y hermanos originarios, a los periodistas, y a todo aquel que atente contra el mal gobierno y sus secuaces.
Juan Guerra también llegó a la Larga Marcha desde Latinoamérica, en este caso desde Ecuador. Para él, la lucha internacionalista es muy importante por su relación con el sentido del anticolonialismo. “La cuarta guerra mundial es la del despojo de nuestros territorios”, denunció. “La lucha del pueblo kurdo es anticolonial como la que tenemos en Abya Yala, anticapitalista y antipatriarcal. La lucha del pueblo kurdo y especialmente las luchas de las mujeres son importantes para nosotros, para acabar con el patriarcado tanto en las esferas coloniales como en la izquierda”, aseguró.
Sidney Luckett viajó desde Sudáfrica para unir su voz a la de los kurdos y el resto de internacionalistas por la liberación de Öcalan. “Nelson Mandela fue acusado de terrorista como Abdullah Öcalan”, indicó. Para Luckett, los 27 años de encarcelamiento de Mandela supusieron una importante pérdida para el mundo entero, que se vio privado de su sabiduría. “Öcalan es una inspiración para los kurdos y para todo el mundo”, expresó, lamentando la misma situación de privación de conocimiento que ya se vivió con Mandela. “Su mensaje es para todos”, remarcó.
Yousra El Otmany, natural de Tánger, acudió a la marcha porque la considera una causa de justicia y de derechos humanos para un pueblo oprimido a lo largo de la historia. “La opresión al pueblo kurdo me recuerda a la opresión que ha sufrido el pueblo amazigh con la arabización de Marruecos y al movimiento de Hirak del Rif”, explicó salvando las diferencias. Para El Otmany, las divisiones que intentan imponerse entre kurdos y árabes rompen la riqueza de una diversidad cultural mucho más amplia y compleja: “Tenemos el mismo enemigo opresor y deberíamos unir fuerzas para luchar juntas”.
Alex Wilson llegó desde Canadá para solidarizarse con el pueblo kurdo, tantas veces traicionado y aprender de su revolución. “Veo un paralelismo con la lucha de las mujeres. En Canadá violan y matan a muchas mujeres indígenas también”, puntualizó, denunciando la represión de la policía canadiense. “Lo que hacen los turcos es mucho más obvio, pero en Canadá la policía también reprime. La violencia contra las mujeres es paralela a la colonización, en un caso es más manifiesto pero es lo mismo”, agregó, tratando de visibilizar una de las luchas más antiguas de su tierra.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina