Activista LGTB Hasan Atik se postula para diputado por el Partido Democrático de los Pueblos

El próximo 24 de junio Turquía elegirá la composición de la Asamblea Nacional para la siguiente legislatura, así como al nuevo presidente de la república que, tras el referéndum constitucional de 2017, también ejercerá de primer ministro. En este sentido, se ha confirmado que Hasan Atik, activista LGTB, aspira a obtener uno de los escaños de la provincia noroccidental de Edirne por el Partido Democrático de los Pueblos (HDP). No es la primera vez que la Asamblea Nacional de Turquía cuenta con diputados LGTBo. Sin embargo, dada la creciente LGTBfobia por parte del Estado turco, auspiciada por el propio Recep Tayyip Erdoğan, la posible elección de diputados activistas y combativos despierta esperanzas de cambio para el colectivo LGTB del país.

Atik, en referencia a las personas LGTB, dice que “el derecho a la vida es nuestra solicitud más urgente”, por lo que “lucharemos contra cuestiones como el estigma y la discriminación, que están desencadenándose fuertemente en Turquía”. El candidato alega que le preocupan conceptos como “ciudadanía, libertad, matrimonio, empleo” y “ser iguales en estos campos se encuentra entre nuestras demandas. Lucharé por la identificación e implementación de justica con los crímenes de odio. Expresaré nuestro más fuerte deseo de vivir una vida basada en la ciudadanía igualitaria, no en la discriminación positiva”.

El activista, que forma parte del HDP -que defiende la inclusión de la comunidad LGTB y que suele ser muy crítica con el erdoğanismo-, agrega que “lucharemos por el plan de estudios de educación sobre salud sexual en las escuelas. Entonces educaremos a la sociedad contra la fobia al VIH. Luchamos contra cuestiones como el estigma y la discriminación, que están teniendo lugar en gran medida en Turquía”.

En el principal partido de la oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), también pueden llegar a optar al escaño dos mujeres trans. En noviembre, precisamente, Erdoğan cargaba contra el CHP por establecer, supuestamente, una “cuota para homosexuales”. “El partido que se hace llamar el principal de la oposición se ha alejado tanto de la nación que ahora en las elecciones a comités locales del CHP están poniendo una cuota de homosexuales, en proporción de uno de cada cinco”, dijo entonces el presidente. El LGTBfóbico dirigente turco también añadió lo siguiente: “¡Que venga Dios y lo vea! No está claro cómo los distribuirán. Que sigan así. Nosotros somos los que defendemos la moral. ¡La moral es tan importante!”.

En todo caso, “en nuestros comités desde luego integramos a todos, mujeres, hombres, transexuales, y nuestras políticas se ocupan de los derechos de los homosexuales. Es algo natural para nosotros, pero no existe una cuota”, contestaron los socialdemócratas del CHP. Asimismo, denunciaron que “estas palabras del presidente reflejan un discurso de odio y discriminación”.

Erdoğan y la Turquía de la represión, el silencio y la LGTBfobia

En Dosmanzanas hemos informado de la involución de derechos y de visibilidad pública del colectivo LGTB en Turquía. En 2013 nos hacíamos eco de la histórica manifestación del Orgullo de Estambul, en la que participaron más de 15.000 personas (siendo la más multitudinaria hasta la fecha). Pero las ediciones de 2015 y 2016, en cambio, eran reprimidas violentamente por las autoridades. En 2015, según los organizadores del Orgullo, la marcha fue “prohibida de repente por la oficina del Gobernador de Estambul, a causa del mes de Ramadán, sin ningún aviso”.

Una circunstancia que, siendo exactamente igual, no impidió la manifestación en 2014 (un año en el que el Tribunal Constitucional de Turquía reconocía por primera vez que llamar “pervertidos” a las personas LGTB es lenguaje de odio). En 2016 la Policía turca disolvía violentamente la Marcha del Orgullo Trans de Estambul. Fue prohibida por el gobernador, que justificaba su decisión por “la seguridad de nuestros ciudadanos, en primer lugar, de los propios participantes”, pero desde el activismo LGTB se contempló como una claudicación ante las amenazas de grupos de extrema derecha nacionalista e islamistas. Una semana después, el Orgullo LGTB de Estambul correría la misma suerte. En agosto de 2016, la activista trans Hande Kader era brutalmente vejada y asesinada, después de haberse posicionado en primera fila durante el reprimido Orgullo Trans.

Una situación que se repetía en 2017, cuando tras las amenazas de un grupo ultranacionalista, y lejos de asegurar el ejercicio del derecho de manifestación del colectivo LGTB, el gobernador de Estambul prohibía la manifestación del Orgullo cediendo al chantaje de los extremistas. Cientos de valientes activistas desafiaron la prohibición y salieron a las calles, pero fueron duramente reprimidos.

En febrero de este mismo año publicábamos que los tribunales administrativos 4º y 13º de Ankara, respectivamente, rechazaban los recursos de apelación de las organizaciones igualitarias Kaos GL y Pink Life (o Pembe Hayat), que pretendían acabar con la prohibición de celebrar actos LGTB, impuesta por el gobernador de Ankara, Ercan Topaca. Para la justicia, que se posicionaba a favor de la oficina del gobernador, “la prohibición no causará resultados irrecuperables”, dictaminando que tal decisión “no es ilegal”.

Desde el fallido intento de golpe de estado en Turquía, en julio de 2016, el presidente del país, Recep Tayyip Erdoğan, ha utilizado la represión directa o indirecta para acallar cualquier voz crítica que le resulte molesta. Ha despedido a miles de funcionarios públicos, acusándolos de golpistas, ha perseguido a periodistas y medios de comunicación críticos con el Gobierno y a políticos de la oposición y se ha detenido a activistas LGTB como Levent Pişkin o Uğur Büber. Solo en 2016, se imputaron cargos por “terrorismo” a 47.000 personas.

Como culminación del proceso de concentración de poder, el pasado abril Turquía aprobaba en referéndum convertirse en un estado presidencialista por un 51,41% de los votos. Erdoğan concentraba así toda la capacidad ejecutiva, junto a la potestad de elegir jueces de los tribunales superiores y disolver el Parlamento.

Con los dos mandatos de cinco años, aprobados como el plazo máximo que un presidente tendrá posibilidad de ejercer el cargo bajo la nueva Constitución, Erdoğan podría mantener su poder casi absoluto hasta 2029. Una situación altamente preocupante para el respeto de los derechos humanos y del colectivo LGTB en Turquía.

FUENTE: Dosmanzanas (https://www.dosmanzanas.com)