La Academia Mártir S. Dr Mihemed Nuri Dersimi es el lugar principal en el que se comparten conocimientos en Makhmur. Se accede después de haber pasado por el instituto, pero no por ello se asume que sólo los jóvenes deban educarse: en ella podemos encontrar estudiantes desde los 18 a los 70 años. La realidad es que el aprendizaje no tiene edad límite. En la Academia hay aproximadamente unas 12 profesoras y unas 70 alumnas, pero cambian dependiendo del año. Hombres y mujeres comparten aulas y espacios.
Se fundó en el año 2012 para responder a la necesidad de formación colectiva que tenía la población de Makhmur. Todo el pueblo participó en la construcción de su sede, un edificio amplio, con varias aulas, espacios comunes y un jardín repleto de vegetación.
Un proyecto como la Academia no es en absoluto sorprendente ya que el movimiento kurdo da mucha importancia a la formación. Dentro de la Academia existen dos vías diferenciadas, una más cercana a una escuela de oficios y otra de carácter más ideológico.
Se espera que de estas Academias salgan los futuros cuadros sociales, aquellas personas que dinamizan las estructuras de autogobierno. Al día de hoy, cualquiera que quiera estudiar en la Academia puede escoger entre cuatro ramas: medicina, ideología, profesorado o lingüística. Algunas personas entran en la Academia como alternativa a la universidad, mientras que otras acuden tras finalizar sus estudios buscando darle a su especialidad un lado más social, comunitario e integral.
Se da también especial importancia a la lengua y gramática kurmanci (pronunciado kurmanji), que pese a ser la lengua materna de los habitantes de Makhmur no pudo ser aprendida por escrito hasta la fundación de esta ciudad debido a las prohibiciones en Turquía. De hecho, los primeros libros de texto en kurmanci se hicieron en Makhmur y se utilizan a día de hoy en Rojava.
La metodología principal de enseñanza está basada en el método socrático, con un profesor que se asemeja a un maestro y estudiantes que son discípulos. A partir de ahí, y por medio del diálogo continuado, se van discutiendo las distintas temáticas. Es decir, no se enseña de una forma unidireccional, sino que es el debate entre iguales el que establece las pautas del aprendizaje y las relaciones profesor-estudiante se difuminan. De hecho, todas las personas que conocimos nos comentaron que en esta Academia los límites entre las profesoras y las alumnas son, efectivamente, muy difusos. Todas se consideran alumnas y tienen muy claro que el aprendizaje es un proceso constante en la vida, que no puede limitarse al rol que una desempeñe dentro del aula. Las profesoras forman parte de la Academia voluntariamente, por lo que todas tienen una tremenda voluntad de aprender.
Mientras que la educación que da el Estado a través la universidad está orientada a servir a sus intereses, en la Academia enseñan a servirse a uno mismo y a la comunidad. Dentro de cada rama hay varias asignaturas, que, pese a tener una propuesta de programación de contenidos, se terminan de definir a partir del interés y por acuerdo de alumnas y profesoras. Es también la razón por la que no utilizan ningún método de evaluación reglado, no hay notas ni estructuras rígidas como exámenes para evaluar el conocimiento y cada estudiante hace trabajos de investigación para ampliar contenidos. Para terminar los estudios cada alumna realiza una tesis, con la que puede graduarse finalmente y obtener un certificado de finalización de estudios, aunque no por eso dejarán de formarse y aprender.
Internamente se organizan en comités y se reúnen semanalmente. Además, una vez al mes realizan un informe que se expone en la Asamblea General del campo. De esta manera, todo Makhmur está informado de lo que se hace en la Academia. Los estudiantes se reúnen en su propio comité, donde discuten sus posibles problemas mediante el método asambleario Tek-Mil. Éste está basado en valorar el trabajo y las experiencias mediante la autocrítica a una misma y la crítica a las demás, siempre desde el respeto y de manera respetuosa, ya que en la crítica está la base del aprendizaje.
Por último, nos han comentado que tienen problemas para tener acceso a algunos materiales de estudio, como ordenadores con internet o material médico para practicar. Son muchas las ONGs y organismos internacionales las que han prometido a la Academia ayuda material, que aseguran nunca ha llegado, lo que hace aún más admirable lo que han logrado construir. Además, tienen ganas de ampliar los temas y las ramas de conocimiento que ofrecen y de implementar el modelo de la Academia en otras ciudades y pueblos de Kurdistán.
Larga vida al aprendizaje, pero en especial a todo lo que tenemos que aprender nosotros de un lugar como este.
FUENTE: Brigada 19 de Julio (http://brigada19julio.org)