Sudáfrica defiende la causa del pueblo kurdo

La causa kurda de la autodeterminación se colocó firmemente en la agenda sudafricana en las últimas semanas, cuando tanto el ANC (Congreso Nacional Africano) como el SACP (Partido Comunista de Sudáfrica) adoptaron resoluciones sobre la cuestión kurda en sus respectivas conferencias.

La ANC respaldó la lucha de los pueblos kurdos por sus derechos políticos, la paz y la justicia en el Medio Oriente y exhortó a todos los actores a participar en un proceso político para solucionar el conflicto. El ANC también pidió la liberación del líder kurdo Abdullah Öcalan y de todos los presos políticos kurdos.

Mientras tanto, el XIV Congreso Nacional de la SACP se sumó a la demanda por la liberación de Öcalan, que no se prohíban las formaciones políticas kurdas y una resolución pacífica del conflicto.

Nilufer Koc, co-presidenta del Congreso Nacional del Kurdistán (KNK), asistió a ambas conferencias y se mostró satisfecha con el resultado. Koc viajó a Sudáfrica para obtener apoyo entre el gobierno y la sociedad civil para la lucha kurda.

El KNK es una coalición de cientos de partidos políticos, organizaciones civiles e individuos de todo el Kurdistán y la diáspora. Aboga por una resolución pacífica de la cuestión kurda en el Oriente Medio.

La causa kurda ha sido promovida en Sudáfrica por el Kurdish Human Rights Action Group (KHRAG), que se formó en 1997. Su ex presidente, el juez Essa Moosa, que murió a principios de este año, trabajó incansablemente para crear conciencia de la difícil situación en la que viven los kurdos. Moosa había cabildeado intensamente durante varios años para la adopción de resoluciones sobre los kurdos por el ANC y sus aliados. Los resultados de este mes son testimonio de su impulso y dedicación.

El secretario de KHRAG, Mahmoud Patel, dijo que la adopción de las resoluciones llevó mucho tiempo y es el resultado de la campaña continua de los grupos de derechos durante muchos años. Dijo que las resoluciones fueron moldeadas por la realidad de la condición kurda.

“La liberación de Abdullah Öcalan, y todos los presos políticos y la reanudación de un proceso político que pone a todos los jugadores en pie de igualdad son de suma importancia para un futuro democrático estable”, destacó Patel.

El pueblo kurdo, con 40 millones de habitantes, es el grupo étnico más grande del mundo sin un Estado. Su patria histórica, Kurdistán, entre los ríos Tigris y Eufrates, fue dividida por las potencias coloniales europeas después de la Primera Guerra Mundial, lo que resultó en que los kurdos se encontraran como minorías oprimidas en cuatro países. Hay 20 millones de kurdos en Turquía; 8 millones en Irak; 7 millones en Irán; 3 millones en Siria y 2 millones en el resto del mundo. Kurdistán solía ser parte del Imperio Otomano.

Con el colapso del imperio a principios del siglo pasado, Gran Bretaña y Francia dividieron la región. Desde entonces, el pueblo kurdo, al igual que los palestinos, ha estado luchando por su libertad, independencia y por los derechos humanos básicos.

En los cuatro países en los que se encuentran se les ha negado su identidad como kurdos, o el derecho a hablar en su idioma, practicar sus costumbres, cantar sus canciones, educarse en su lengua materna, pertenecer a sus propias organizaciones o tener su propios periódicos, estaciones de radio o televisión. Varios movimientos separatistas kurdos surgieron a lo largo de los años y fueron violentamente aplastados.

Los kurdos han sufrido una terrible violencia a lo largo del tiempo, siendo el más brutal el ataque con gas venenoso contra miles de kurdos por parte del régimen de Saddam Hussein y la destrucción de cientos de aldeas kurdas durante el gobierno militar en Turquía. Han soportado una larga historia de asimilación cultural y una negación general de sus derechos humanos.

El Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK), encabezado por Öcalan, inició una lucha armada contra el Estado turco en 1984, guerra que ha costado más de 40.000 vidas. Nelson Mandela había acordado proporcionar asilo a Öcalan en 1999. El líder kurdo viajaba a Sudáfrica cuando fue secuestrado en Nairobi, Kenia, por agencias de seguridad turcas y occidentales.

En Turquía fue sentenciado a muerte por traición a la patria, una sentencia que posteriormente fue conmutada a cadena perpetua. Ha estado cumpliendo su condena en duras condiciones en la isla Imrali, frente a la costa de Estambul. Un proceso de paz iniciado en Turquía en 2012 se derrumbó dos años después. En los últimos años, las fuerzas de liberación kurdas han desempeñado un papel destacado en las batallas contra el grupo Estado islámico.

Las fuerzas de defensa kurdas se preparan ahora para liberar la ciudad de Raqqa (norte de Siria), que es el bastión del Estado Islámico.

Inicialmente, las demandas kurdas incluyeron el restablecimiento del Kurdistán, pero en la última década han hablado más de autonomía regional o federalismo democrático.

Las demandas de los kurdos deben ser reconocidas como un grupo nacional por los estados democráticos, en el que puedan disfrutar de los derechos humanos básicos, la libertad, la dignidad y la igualdad, y el derecho a sus propias organizaciones políticas, cívicas y sociales.

Los kurdos en el norte de Siria han comenzado a construir estructuras democráticas de gobierno en los últimos años, pese a que el Estado Islámico los atacó. Las estructuras de gobierno en áreas como Kobani y alrededores han sido exclusivamente incluyentes, reuniendo a árabes, kurdos, yazidis, asirios, cristianos, musulmanes y una serie de otros grupos. Los kurdos esperan que este modelo pueda sobrevivir y expandirse, y desencadenar el desarrollo de vibrantes democracias locales en muchas partes de Oriente Medio.

FUENTE: Mansoor Jaffer (escritor, músico y activista que anteriormente fue miembro ejecutivo del Kurdish Human Rights Action Group) / http://www.iol.co.za/capeargus/opinion/sa-upholds-cause-of-kurdish-people-10386469 / Traducción y edición: Kurdistán América Latina