Desde Abya Yala al Kurdistán: ¡los pueblos organizan la revolución!

El título de estas pequeñas palabras que siguen fue una de las consignas entonadas por los/las internacionalistas en la Gran Marcha por la Libertad de Abdullah Öcalan, realizada entre el 5 y el 10 de febrero de 2023. Provenientes de distintos territorios ocupados por los Estados coloniales –Bolivia, Ecuador, Uruguay, Brasil, Colombia, Argentina y México-, las delegaciones de Abya Yala han abierto sus manos recíprocamente, como el jopói de los pueblos Guarani, el Teko Joja (modo de ser basado en la reciprocidad) de los Kaiowá, el Ayni para los Aymara. Manos abiertas para izar la bandera del Partido de los/as Trabajadores de Kurdistán (PKK), de la Confederación de los Pueblos de Kurdistán (KCK) y por la libertad de RêberApo. Al mismo tiempo, por medio de vínculos dialógicos y dialécticos, manos abiertas para sembrar brotes de wiphala, de los Ayllus y los Tekoha, de los Lof Del Wallmapu al Cauca, de los Tajimat Awajún en la selva amazónica, donde, desde lo chiquito, los pueblos liberan territorios y vidas de la explotación capitalista y del extractivismo en Abya Yala.

La larga marcha de seis días también fue una movilización en contra del extractivismo. De cierta forma, la Revolución en Kurdistán es un faro para derrumbar definitivamente la modernidad capitalista, como nos enseñó Şehîd Legêrin, y luchar por la libertad de Rêber Apo,lo que hace posible mantener prendida la llama. Este encuentro de rebeldías y resistencias por la vida hizo posible reafirmar las convergencias y sentidos comunes de nuestra caminata. Literalmente, como en la marcha, donde recordamos al Şehîd Victor Jara: “Caminando, caminando / Voy buscando libertad / Ojalá encuentre caminos / Para seguir caminando”. Uno de los puntos clave, por consiguiente, fue el entendimiento de los lazos añadidos en el telar multicolor que atraviesa a los internacionalistas desde el sur, desde las periferias, geografías y calendarios que resisten y rasgan fisuras en el marco de la guerra –sea la tercera o la cuarta guerra mundial-, haciendo posible que caigan algunas cabezas de la hidra capitalista. Hablamos de las resistências Aymara y Quechua en los Andes, las recuperaciones territoriales Guarani y Kaiowá y sus mártires, la liberación nacional Mapuche, las luchas campesinas, las luchas y territorios autónomos zapatistas en Chiapas y nuestros presos políticos, como un espejo de las rebeldías en Kurdistán.

Además, la unión de las luchas anticoloniales –codo a codo con compañeros de África, en especial, internacionalistas de Kenia, sitio donde fue arrestado Öcalan por el complot internacional, en 1999– demuestra que la solidaridad entre los pueblos es, más allá de posible, necesaria para coordinar las insurgencias y combatir el olvido. Y hablar de olvido es hablar de memoria. Esta última parte es indisociable de la revolución kurda, materializada en cada imagen de los y las Şehîd que habitan las paredes, corazones y tierras donde hoy se construye y reconstruyen nuevos espacios-tiempos. Desde la conferencia en Ginebra, donde comenzó la marcha, hasta la ciudad de Freiburg, donde concluyó, después de alrededor de 300 kilómetros recorridos,no solamente sus nombres fueron entonados, sino que las insignias que defendieron con su vida fueron también conmemoradas por inmigrantes y compañeros diaspóricos en diferentes calles, comercios y ciudades, donde se escuchaba Cerxa Şoreşê [1] como um himno de todos los pueblos.

Particularmente, en esta edición la larga marcha no solamente se posicionó en defensa de la revolución y por la libertad de Öcalan, sino también por la memoria de los mártires caídos en el terremoto que sacudió el norte y oeste de Kurdistán el 6 de febrero, mismo día que se inició la jornada. En cada minuto de silencio que inauguraba las actividades y conferencias diarias, también recordamos con homenajes a las más de 41 mil víctimas que se contabilizan hasta este momento, cifra de personas sin vida que ha aumentado cada día.

Desde la primera komel hasta la última, las familias kurdas en la diáspora que se encontraban de luto, acompañaban los acontecimientos por distintos medios de prensa y sentían la catástrofe en cada una de sus historias, muchas de las cuales relataban familiares y amigos muertos o desaparecidos. En el último día, más de mil personas circularon en la komel de Freiburg para homenajear a las víctimas y vivir colectivamente el proceso de luto. Por esta razón, no se realizo una gran manifestación en Strasburgo, Francia. Nuestras danzas también devolvieron espacio para el dolor y el dolor también se convirtió en revuelta. En medio a la catástrofe, el Estado fascista turco intenta avanzar em su proyecto colonial de extermínio, en alianza con las fuerzas interimperialistas; ni siquiera el terremoto pudo detener este nefasto objetivo. Una más vez más, solamente el pueblo ayuda el pueblo, piedra por piedra retirada de los escombros por la población local. En los municipios autónomos revolucionarios kurdos, fueron los grupos de solidaridad de distintos pueblos y las comunas de mujeres –con la fuerza de Jineolojî que recuperó a los pueblos a lo largo de la guerra y las luchas de liberación de Rojava- que se movilizaron para juntar alimentos, agua, apoyar a las familias y reconstruir las ciudades. Mientras tanto, en medio del proceso electoral en Turquía, Erdogan y su dictadura pretende bloquear el acceso de ayuda humanitaria en la región, agudiza las amenazas de invasión contra Rojava y sigue con su papel como parte de la OTAN y de los conflictos ocasionados desde arriba para el control de fuerzas vitales y áreas de influencia, con el objetivo de la apropiación de tierras para la acumulación capitalista.

A pesar de esta condición, día tras día las familias kurdas nos recibieron en sus casas con gran entusiasmo, hospitalidad y afecto, compartiendo el té negro, el pan, el yogur y la miel. Así lo expresó un compañero de México en sus sensibles aportes en la larga marcha [2]: “Sostener estas prácticas culturales fuera de su territorio es una característica que las identifica como parte de una historia colectiva”. En esta misma historia, subrayamos que también hacemos parte como internacionalistas: aprendimos con su acogimiento, con la inagotable esperanza y confianza inquebrantables en la revolución, cuyas transformaciones reales desde las bases de la aplicación del paradigma del confederalismo democrático se hacen sentir alrededor de distintos océanos. Ni la prohibición de la exposición de las banderas del movimiento o exclamar el nombre mismo del PKK en las calles de Freiburg, fueron suficientes para impedir que se hermanen las luchas hasta Abya Yala, haciendo posible reconocernos como parte de la misma lucha, de una historia compartida por el hecho de desenmascarar los dioses y los reyes, por el hecho de no sucumbir a los imperios rapiñadores e insistir en seguir viviendo.

Nuestro maíz en las tierras bajas y las papas coloridas en los Andes son el primer brote de trigo en Rojava después de su liberación. Las olivas en sus campos, tierra de montañas, es el arborecer de un cedro sagrado en tierras Guarani. Después del temblor de la madre tierra en este terremoto, el próximo temblor será el sonido del mundo colonial hundiéndose, bajo la consigna de “Jin, Jîyan, Azadî” y las raíces inamovibles del apoyo mutuo. Después de la larga marcha internacionalista, regresamos a nuestros territorios con la fuerza de un pueblo que, aunque enlutado, no claudica y no se rinde, y nos invita a abrazar otros mundos posibles con la bandera roja, amarilla y verde con su estrella guía. “Berxwedan Jiyane”: La resistencia es vida.


[1]Noción que se puede traducir como: la rueda de la revolución.

[2]Colin, A. (2022). El movimento kurdo y la larga marcha por lalibertad de Abdullah Öcalan. Kurdistán América Latina. Disponibleen: https://www.kurdistanamericalatina.org/el-movimiento-kurdo-y-la-larga-marcha-por-la-libertad-de-abdullah-ocalan/

FUENTE: Felipe Mattos Johnson (Comité de Solidaridad entre los Pueblos) / Kurdistán América Latina

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