El ciclo de Rojava en el “plan de descomposición” de Ankara contra los kurdos

El 30 de octubre de 2014, el gobierno fascista del AKP/MHP y la institución de guerra llamada Consejo de Seguridad Nacional se reunieron en Ankara para elaborar su “Plan de descomposición” contra el pueblo kurdo. Con el significado de “poner de rodillas”, el “plan de descomposición”, que se elaboró durante el proceso de diálogo con Abdullah Öcalan, es el preludio de un nuevo ciclo de caos y masacres contra los kurdos y las kurdas, que ahora ha superado varias veces la oscura década de 1990.

Entre 2013 y 2015, hubo conversaciones entre el PKK y el Estado turco destinadas a elaborar una solución democrática a la cuestión kurda. El 24 de julio de 2015, la fase de diálogo entre el Estado turco y el movimiento de liberación kurdo se declaró oficialmente terminada con el bombardeo de Qandil, en el Kurdistán iraquí (Kurdistán Sur o Bashur), por parte de la aviación turca. Con la terminación unilateral del proceso de paz, comenzó una guerra total de exterminio contra el pueblo kurdo, que costó la vida a innumerables personas.

Este concepto de guerra continúa hasta nuestros días, aunque en formas diferentes. Cuando el ISIS atacó Kobanê, en el norte de Siria, el gobierno de Ankara siguió una doble política. Mientras que, por un lado, se mantenían conversaciones con los responsables de la Revolución de Rojava, por otro, el gobierno turco suministraba logística y armas al ISIS, abría sus fronteras a los yihadistas y fomentaba las masacres de los kurdos y las kurdas. Después de que los kurdos y las kurdas infligieran una derrota histórica al terror en Kobanê, el Estado turco intervino finalmente de forma directa.

La primera tormenta en el ciclo del caos: ataque de venganza en Qereçox

Perturbado por el exitoso avance de las Fuerzas de Defensa de Rojava(YPG/YPJ/FDS) contra el ISIS, el Estado turco llevó a cabo su primer ataque de venganza en plena ofensiva de liberación de las Fuerzas Democráticas Sirias en Tabqa. El objetivo era el monte Qereçox, cerca de Dêrik, situado en la zona de la triple frontera entre Siria, Irak y Turquía, conectando así Rojava, Bashur y Bakur, el oeste, el sur y el norte del Kurdistán. En ese momento, el macizo albergaba el cuartel general de las Unidades de Defensa Popular y de Mujeres (YPG/YPJ) y otras instalaciones de las dos unidades de combate. En la madrugada del 25 de abril de 2017, más de dos docenas de cazas de la Fuerza Aérea turca entraron en el espacio aéreo sirio controlado por la Coalición Internacional contra el ISIS y bombardearon Qereçox. Catorce combatientes mujeres y seis combatientes hombres murieron; otros dieciocho resultaron heridos, algunos de gravedad. Entre las víctimas había tres miembros del centro de prensa de las YPG y las YPJ.

Guerras de agresión contra Afrin y Serêkaniyê

Para impedir que los kurdos y las kurdas se acercaran poco a poco, paso a paso, a un estatus internacional, Ankara recurrió entonces a la fase de “operaciones”. Cuando las YPG y las YPJ lanzaron un gran ataque contra el ISIS en Deir Ezzor, en el este de Siria, las primeras amenazas de Turquía se dirigieron contra la región de Afrin. No pasó mucho tiempo antes de que el país dirigido por Recep Tayyip Erdogan abriera un nuevo teatro de guerra, el 20 de enero de 2018, con ataques aéreos masivos y la entrada de tropas turcas, bombardeando Afrin desde tierra y desde el aire bajo el cínico nombre de “Operación Rama de Olivo”. Tras 58 días de terror de bombardeos turcos, el cantón de mayoría kurda fue ocupado.

Con el aplastamiento del dominio territorial del ISIS mediante la captura del último bastión yihadista de Baghouz, en la primavera de 2019, el gobierno turco intensificó su violencia militar contra los kurdos y las kurdas en Siria. El actual ministro de Asuntos Exteriores y entonces jefe del servicio de inteligencia interior turco MIT, Hakan Fidan, que ya había construido un pretexto para la intervención armada en Siria en varias ocasiones, como lo demuestra, entre otras cosas, una grabación filtrada en 2014, creó una vez más una razón para la guerra contra las fuerzas de defensa de Rojava, que habían capturado los corazones de personas de todo el mundo con su resistencia. Con el pretexto de “asegurar la frontera”, el gobierno de Ankara lanzó otra invasión en el norte y el este de Siria el 9 de octubre de 2019, esta vez bautizada como “Operación Primavera de Paz”. El foco de la ocupación fueron las ciudades de Serêkaniyê (Ras al-Ain) y Girê Spî (Tal Abyad).

Cambio demográfico y deskurdificación

Los regímenes del AKP y del MHP buscan las fronteras del Misak-ı Milli(el Pacto Nacional Otomano). Las zonas situadas dentro de las fronteras del Pacto Nacional Otomano deben reincorporarse al territorio de la República de Turquía. Este es el principal objetivo del plan de descomposición elaborado en 2014. En el curso de las guerras de agresión contra Rojava, muchas personas fueron asesinadas, heridas, desplazadas. Y en lugar de alrededor de un millón de mujeres, hombres y niños desplazados por la fuerza de los territorios ocupados bajo la dirección de Erdogan, se han asentado yihadistas y sus familias procedentes de países como Turkmenistán y Kirguistán. El Estado turco está llevando a cabo una política de limpieza étnica en Rojava y está aplicando un proyecto de deskurdificación planificado desde hace tiempo mediante el cambio de la estructura demográfica. La lengua kurda fue expulsada de la vida pública en la zona ocupada, los nombres de calles y lugares se cambiaron al turco o al árabe. Se introdujo la lira (turca) como moneda y la administración se transfirió a gobernadores turcos. El turco es hoy una asignatura obligatoria en las escuelas. 

Embargo y asedio

Otro punto álgido en la región autónoma del norte y el este de Siria es la política de embargo y asedio para desgastar a una población de unos cinco millones de personas. El paso fronterizo de Til Koçer (Al-Yarubiyah) con Irak, a través del cual llegaba ayuda humanitaria a la región autónoma, fue cerrado en 2018 por decisión del Consejo de Seguridad de la ONU ante la insistencia de Rusia. En 2020, se volvió a confirmar el cierre. Como resultado, las entregas de ayuda de la ONU desde Irak ya no son posibles y el régimen sirio está bloqueando las entregas de ayuda a través de Damasco. El paso fronterizo kurdo interior de Sêmalka, entre Bashur y Rojava, no está sujeto a un cierre permanente. El PDK (Partido Democrático del Kurdistán en Irak), que domina el gobierno de la región del Kurdistán iraquí y coopera con el MIT (servicio de inteligencia turco), cierra sin embargo la frontera una y otra vez. El mismo panorama se presenta a las puertas de Damasco. El régimen sirio impide sistemáticamente la entrega de alimentos, medicamentos y artículos de primera necesidad, especialmente vitales para la población del cantón de Shehba y de los barrios de Şêxmeqsud (Sheikh Maqsoud) y Eşrefiyê (Ashrafiyah) en Alepo.

Siria lleva más de doce años en guerra, la economía se ha hundido, hay sanciones internacionales. Y la política de embargo y asedio para sofocar la revolución de Rojava forma parte del plan de descomposición de Turquía contra el movimiento kurdo.

FUENTE: Mustafa Çoban/ ANF / Edición: Kurdistán América Latina

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