Estado de situación en Rojava y llamado a la comunidad internacional.

La realidad de Oriente Medio se vio marcada desde principios del siglo pasado por los conflictos  surgidos de la negación sistemática de las minorías étnicas y nacionales. Un claro ejemplo de ello, es la división del pueblo kurdo en cuatro partes, quedando sometidos a las políticas de asimilación, persecución y aniquilación de los Estados ocupantes (Turquía, Siria, Irán e Irak). Hoy estas políticas están llegando a niveles inimaginables, principalmente para aquellos pueblos que han comenzado un proceso de autodeterminación.

El pueblo kurdo es hoy vanguardia de un proyecto político basado en la liberación de las mujeres, una ecología industrial y una sociedad fundamentada en la ética y la política democráticas. Este proyecto se viene llevando a la práctica en el norte de Siria (Rojava) desde 2012, luego de asumir estratégicamente en el marco de la guerra civil allí provocada, la “tercera vía”, lo cual significa no apoyar al régimen sirio ni a la oposición.

Como respuesta, el gobierno turco temeroso de los profundos cambios que esto ha provocado en la región, reaccionó enérgicamente sosteniendo que nunca iban a permitir un proceso de autogobierno en sus fronteras, reconociendo con ello que la mayoría de los 25 millones de kurdos que viven dentro de Turquía, y gran parte de sectores de izquierda y de la oposición, se verían inspirados en esta autonomía que contrasta dramáticamente con sus políticas y el militarismo sin igual ejecutado en sus aldeas y ciudades.

El ejercicio de la autonomía democrática, sustentado coherentemente a través de la construcción del Confederalismo Democrático, pretende generar una sociedad donde todas las nacionalidades y lenguas puedan estar representadas. Comenzó en todos los poblados kurdos del norte de Siria, pero luego tuvo una expansión notable, sumándose a su desarrollo entre otras, las comunidades árabes, asirias, surianies, turcomanas, laz, yezidíes que allí habitan. Lo que expande este sistema confederal no son las campañas militares como algunos pretenden hacer creer, sino sus  prácticas de democracia directa que han permitido por primera vez en la historia de estos pueblos, no sólo que sus voces sean escuchadas, sino el fin de las políticas de persecución y exterminio ejecutadas en su contra.

Como respuesta a ello y especialmente luego de la fundación de la Federación del Norte de Siria,  los poderes que disputan la zona han promovido y sustentado de múltiples formas, la creación  de un gran número de grupos terroristas como Al- Nusra, Al-Sham, Daesh (ISIS) y decenas más, con el objetivo de acelerar el desgaste del régimen baazista por un lado y desarticular este proceso de autodeterminación por el otro. Occidente y Rusia generaron así, junto con el auge de las primaveras árabes, una situación de guerra permanente que ha implicado incluso la intervención militar directa e indirectamente.

Todos tienen sus planes para Siria, todos esperan una parte del botín. Pero quienes desde hace 5 años defienden la región, son las fuerzas locales kurdas. Esto es ya un hecho innegable.

Para comprender la situación del norte de Siria es necesario comprender la situación de la región, al mismo tiempo que para conocer el origen de  las políticas genocidas de Turquía es necesario entender el curso de los poderes hegemónicos que actúan en oriente medio.

Sabemos que los kurdos han sido utilizados  como elemento de conflicto entre los gobiernos de los países que viven pero su hora ha llegado y  ya no hay posibilidad de volver atrás. El líder del pueblo kurdo, Abdullah Öcalan, encarcelado hace 18 años en una prisión de Turquía, hace décadas que viene aportando sus  mayores esfuerzos para lograr una solución política al conflicto, que influirá positivamente en todo Oriente Medio. Pero existen claros planes de rediseño de esta región que precisan la guerra para poder modelarse.

Turquía es la segunda potencia de la OTAN y un histórico aliado de Estados Unidos. En lo que respecta al cumplimiento de los Derechos Humanos se encuentra en franca contradicción con los postulados de la Unión Europea; de allí la larga polémica en torno a la inclusión o no de este país en ella.

En Turquía, el conglomerado de sectores que representan a diferentes minorías nacionales, culturales y activistas diversos nucleados en el Partido Democrático del Pueblo (HDP), ha ganado una amplia representación en el parlamento. Por esta razón, su presidente Recep Tayyip Erdoğan,  ha instrumentado el pasado 16 de abril un referéndum – pese al Estado de Emergencia declarado desde el último intento de golpe en julio de 2016 que prácticamente anula todas las libertades constitucionales – para cambiar a un tipo de sistema presidencial que prescinde de  la acción del resto de los poderes.

En un contexto plagado de sólidas denuncias de fraude y con menos de un 2% a favor del SI, en Turquía se ha formalizado de hecho, un sistema dictatorial. Pero esto además puso en evidencia la profunda crisis política interna que atraviesa el país.

A  sólo días de este “supuesto” triunfo y en un nuevo aniversario del genocidio armenio, Turquía atacó con 26 aviones el norte de Siria y Shingal (la región yezidí que hace 3 años fue atacada despiadadamente por el ISIS raptando a más de 12 mil mujeres y niñas, miles de las cuales aun se desconoce su paradero). No es casual que estas sean dos de las principales regiones donde se lleva adelante el sistema confederal, la autonomía democrática.

Ya no es posible ocultar la complicidad de Turquía con el ISIS luego de quedar al descubierto los modos de apoyo logístico y financiero por parte del Estado turco a este grupo terrorista como tampoco es posible negar el silencio y la inacción de EEUU y Europa frente a los sistemáticos ataques al pueblo kurdo que violan abiertamente todas las normas y Tratados internacionales.

En definitiva, lo que está sucediendo en Siria de manera general y en el norte de Siria, defendida por las fuerzas kurdas en particular, es una disputa de los grandes poderes para rediseñar la región.

EEUU y Rusia no están defendiendo a los pueblos, no están asistiendo a los cientos de miles de refugiados de la guerra. Y es muy claro a quienes ataca el ISIS y para quién lo hace. Las directivas de Qatar, Turquía, Arabia Saudita e Israel están a la orden del día y pretenden cumplirse con eficacia. ¿Qué es esto sino la tercera guerra mundial?

Y mientras discutimos el papel de Estados Unidos, el juego de intrigas entre Trump y Putin, el apoyo de Irán a Turquía – el aliado malcriado del Norte – y las cruzadas de Rusia a favor de Al- Assad, como siempre son los pueblos que viven en la región quienes están sufriendo la devastación de una guerra montada. Una guerra que no se está llevando adelante en cualquier lugar, sino en un escenario que está definido por un proyecto político radical basado en el Confederalismo democrático, que ubica en la vanguardia a las mujeres, que representa en sí a todas las minorías étnicas y religiosas, y que está pagando el precio de atreverse a revolucionar la realidad de Oriente Medio.

Si nos acercamos un poco más,  esta situación con sus diferencias de contexto y realidades, no es tan lejana a la de muchos otros pueblos del mundo, minorías y sectores que no aceptan el sistema imperante para sus vidas y sus sociedades.

HACEMOS UN LLAMADO URGENTE A TODA LA COMUNIDAD INTERNACIONAL, ORGANIZACIONES SOCIALES, POLÍTICAS, ORGANISMOS DE DERECHOS HUMANOS Y DEMÁS ASOCIACIONES QUE LUCHAN POR UN MUNDO MÁS JUSTO E IGUALITARIO.

ES FUNDAMENTAL INICIAR UNA FUERTE CAMPAÑA DE SOLIDARIDAD ACTIVA, PRESIONANDO A LOS GOBIERNOS A TRAVÉS DE LA ELABORACIÓN Y DIFUSIÓN DE COMUNICADOS QUE DEN CUENTA DE ESTA SITUACIÓN Y MOVILIZANDO A TODOS LOS SECTORES QUE SE SIENTAN HERMANADOS CON AQUELLOS PUEBLOS QUE AHORA MISMO ESTÁN DEFENDIENDO LA VIDA Y LUCHANDO POR EXISTIR, FRENTE A UN PROYECTO QUE PRETENDE BORRARLOS DEFINITIVAMENTE DE LA HISTORIA.

28 de abril de 2017, Movimiento de Mujeres de Kurdistán